15/11/2023 – La hermana Mariana Zossi, religiosa dominica, dedicó el espacio a María e Isabel, un encuentro de dos verdaderas amigas, que se da en Lucas 1, 39-56. “El texto de este miércoles nos invita a ponerle atención al acontecimiento histórico del nacimiento de Jesús, cuya preparación próxima se contempla con la ayuda del Evangelio de la Visitación. Como detalle particular, nuestro texto coloca en lugar destacado el rostro de María, modelo de la acogida del Señor, y nos invita alegrarnos con ella. ¿Qué mueve a María? María parte de las palabras del Ángel, “Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez” (1,36), y las interpreta como una invitación para ir a estar con ella. María va al encuentro del “signo” que Dios le dio de que “ninguna palabra es imposible para Dios” (1,37). Pues bien, así como lo harán más tarde los pastores, después del anuncio del Ángel en la noche de la navidad, también María, después de haber escuchado el anuncio del Ángel, va a contemplar en la fe el signo que le fue dado. Y esta fe es elogiada por Isabel”, dijo.
“En el encuentro, las dos mujeres favorecidas por Dios expresan lo que progresivamente ha venido ardiendo en sus corazones. Hoy vemos cómo Isabel, invadida por el Espíritu Santo, dice lo que ha podido comprender de María. Luego se verá cómo María confiesa lo que, por su parte y ayudada también por las palabras de Isabel, ha podido comprender de la acción de Dios en ella misma. Y no sólo son las dos madres las que se encuentran. Este es también el primer encuentro de los dos hijos que traen en el vientre: Juan y Jesús. Si bien la escena está dominada por las dos madres, su centro está en la percepción que Juan tiene de Jesús. De esa forma discreta, con una danza de alegría por el encuentro con el Señor, comienza la misión del precursor del Mesías. Cuando uno lee con atención el relato de la visitación con un poco más de atención nota una bella dinámica que desarrolla en él. Detengámonos en los movimientos, externo (el viaje), interno (de la soledad a la exclamación) y confesional (el reconocimiento del misterio del otro), de esta narración rica de enseñanzas para nuestro Adviento que está próximo a llegar dentro de dos semanas. Luego de estas etapas, quiero detenerme en un solo versículo para subrayar la última actitud de este encuentro de mujeres: permanecer el tiempo necesario para poder continuar caminando”, agregó la religiosa.
“María no es de esas amigas que están un rato y se van. Son de esas amistades que se quedan hasta que se nos serene la vida, el alma… hasta que respiremos tranquilas. María dice el texto del evangelio de Lucas, que se quedó con su prima unos tres meses. Luego regresó a su casa. Lucas emplea deliberadamente la partícula hós. Como la indicación de los “tres meses” está relacionada con “el sexto mes” de la gestación de Isabel (Lc 1,36), podría deducirse que María se quedó en casa de sus parientes hasta el nacimiento del niño. Pero el versículo siguiente (Lc 1,57) corrige esa impresión. A primera vista podría parecer extraño que María no permaneciera con Isabel precisamente cuando más falta le hacía, es decir, durante los días del parto. Pero la narración hay que interpretarla desde la perspectiva de la composición literaria de Lucas. Por otra parte, no hay la más mínima razón para suponer que Lucas esté pensando en una gestación de diez meses lunares. El evangelista quiere destacar siempre que el acontecimiento de la salvación “acontece” en la historia, pero siempre deja un margen de flexibilidad para que podamos encarnar el acontecimiento en nuestro hoy… cuando estemos necesitados de esa presencia que acompaña, está y redime nuestra vida”, cerró Zossi.