María es la alegre nueva hija de Sión

miércoles, 15 de agosto de 2018
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15/08/2018 – Esta martes, la profesora en ciencias sagradas María Gloria Ladislao tomó el simbolismo de la montaña en “Destellos Cotidianos”, por “su solidez que evoca lo estable y porque con su altura inspira a la elevación espiritual”. También destacó que “los lugares altos en la Tierra Santa fueron elegidos para erigir santuarios”, justificando la elección del tema. Ladislao agregó que “la presencia de una montaña inspira la imagen de firmeza, de lo inconmovible y al mismo tiempo de lo majestuoso. Desde el punto de vista de la anatomía, se identifica con la columna vertebral”.

La especialista sostuvo que “subir una montaña o cerro implica un esfuerzo: quien lo realiza, desafía sus propias capacidades; es un modo de vencer lo arduo, y por eso es símbolo de superación personal. Es ser capaz de seguir adelante aunque las cosas se nos hagan cuesta arriba. Por eso en muchas culturas y religiones existe algún monte que es el lugar donde habitan los dioses, o el lugar desde el cual los humanos pueden dirigirse hacia ellos. Los cananeos y otros pueblos de la medialuna fértil realizaban sus sacrificios a los dioses en los lugares altos. Para los griegos, los dioses residían en la cumbre del Olimpo, a la cual no llegaban los seres humanos. El cerro Copacabana, a orillas del lago Titicaca, era un santuario cuyo nombre significa ´camino por las estrellas hacia el Padre`. También en la Biblia, los montes son lugar de teofanía, es decir, de manifestación de Dios. Así ocurrió a lo largo de la historia de la salvación, y así ocurrirá también al final de la historia”.

Ladislao expresó que “en el Nuevo Testamento, el concepto de Sión, al igual que la Jerusalén celestial, representa el lugar del encuentro definitivo con Dios. Ejemplo de esto es la transfiguración de Jesús. Si bien en los evangelios no se especifica el lugar, la tradición la ubica en el monte Tabor, un cerro de 588 metros de altura en la zona de Galilea”.

La biblista añadió que “en las sagradas escrituras se usa con frecuencia la expresión ´hija de Sión` para referirse a los habitantes de la ciudad de Jerusalén, cuya parte histórica y religiosamente más significativa es el monte Sión. Esta personalización en femenino hace más fácil la interpretación esponsal de las relaciones de amor entre Dios e Israel, señalado a menudo con los términos novia o esposa. Y también en el momento de la Anunciación, María es destacada como excelsa Hija de Sión, cuando recibe el saludo del ángel como representante de la humanidad, llamada a dar su consentimiento a la encarnación del Hijo de Dios. El relato de la Anunciación nos permite reconocer en María como a la nueva hija de Sión, invitada por Dios a una gran alegría. Expresa su papel extraordinario de madre del Mesías; más aún, de madre del Hijo de Dios.

La Virgen acoge el mensaje en nombre del pueblo de David pero podemos decir que lo acoge en nombre de la humanidad entera porque el Antiguo Testamento extendía a todas las naciones el papel del Mesías davídico. En la intención de Dios, el anuncio dirigido a ella se orienta a la salvación universal. En efecto, como nueva hija de Sión, María es particularmente idónea para entrar en la alianza esponsal con Dios. Ella puede ofrecer al Señor, más y mejor que cualquier miembro del pueblo elegido, un verdadero corazón de Esposa”.