25/04/2022 – Esta semana, Angélica Diez nos invitó a reflexionar en torno a María como “estirpe escogida”:
“¿Quién es María? La Santísima Virgen María, que con su inocencia reparó la culpa de Eva, es «hija de Adán por su condición humana» ella, que acogiendo con fe el anuncio del ángel, concibió en su seno virginal al Hijo de Dios es «descendiente de Abrahán por la fe» (Prefacio); por su estirpe es «la vara de Jesé» (Prefacio) de la cual brotó la flor, Jesucristo, nuestro Señor.
Con este título de María “Estirpe escogida” nos queremos detener hoy recreándonos en Ella como estirpe escogida de Israel y, desde aquí, recordar y celebrar este misterio de la Divina Misericordia y de la salvación.
Ella, Hija de Adán por su condición humana, reparó con su inocencia la culpa de la madre Eva. Ella, descendiente de Abrahán por la fe, concibió en su seno creyendo. En Ella, la Hija bendita de Joaquín y Ana, que porta en sus entrañas al Mesías prometido, son bendecidos todos los pueblos de la tierra. Ella es la vara de Jesé que ha florecido en Jesucristo, Señor nuestro.
Sería bueno preguntarnos:
Mirando a María… ¿podemos decir que somos parte de “su noble estirpe”?, ¿somos miembros semejantes a Ella en el seguimiento discipular de su Hijo Jesús, en la escucha , en la intimidad de relación orante, en las obras en favor de nuestro prójimo?
En el número 357 del Catecismo leemos: “Por haber sido hecho a imagen de Dios, el ser humano tiene la dignidad de persona; no es solamente algo, sino alguien. Es capaz de conocerse, de poseerse y de darse libremente y entrar en comunión con otras personas; y es llamado, por la gracia, a una alianza con su Creador, a ofrecerle una respuesta de fe y de amor que ningún otro ser puede dar en su lugar”.
¡Ese es el signo concreto de nuestra estirpe! ¡Ésta es nuestra verdadera imagen para “lucir” en lo cotidiano, el verdadero reflejo de hijos en el Hijo! Mirándola a Ella nos damos cuenta de que hay que seguir trabajando para alcanzar “el brillo justo”, haciendo los “retoques” necesarios para recuperar -en caso que se haya desdibujado- la luminosidad propia, el “sello de la estirpe” y alcanzar la felicidad en lo simple, en lo que está al alcance, en lo que está delante nuestro y en lo que muchas veces está oculto en el interior.
¿A qué me invita María hoy?
A permitirle a Dios que nos ayude a recuperar la imagen de la verdadera estirpe: ser hijos amados. A que nos conduzca cada día a alcanzar con toda la humanidad aquellas promesas hechas a nuestros Padres, cuando la eligió como excelsa Hija de Sión y, con Ella, seguir sus ejemplos de humildad y obediencia.
¿Lo intentamos juntos mirando a María “Estirpe escogida”?
Angélica Diez pertenece al Instituto Secular “Misioneras de la Inmaculada Padre Kolbe”