María, Madre de la Iglesia, mujer de comunión

miércoles, 3 de agosto de 2022
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03/08/2022 – En el ciclo sobre las virtudes de la Virgen María continuamos dialogando con el padre Juan Ignacio Liébana, párroco en Campo Gallo y rector del Santuario de Huachana. El sacerdote porteño presentó a la Virgen María como Madre de la Iglesia y mujer de comunión. “María es madre del cristianismo, es signo de la unión que necesitamos como argentinos para estar más hermanados, menos conflictuados. La comunión es caer en la cuenta de que somos uno, uno con Dios, con lo creado, con nosotros mismos”, comenzó diciendo Juani.

“Nuestro Padre Dios nos creó a su imagen y semejanza. Su gran sueño es que podamos vivir la comunión con Él y entre nosotros. Esa fue la gran súplica de Jesús al Padre, que todos sean uno. “Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”, dice el Señor en el evangelio de san Marcos en el capítulo 10. El pecado introduce la división y rompe la comunión. El diablo, cuyo nombre literalmente significa: el que divide, ha venido a separarnos. Lo que era uno, ahora se encuentra dividido y fragmentado. El hombre se separa, se esconde y huye de Dios. Las personas no se entienden entre sí, compiten, se violentan, se dañan. La naturaleza resulta algo hostil y es sometida a nuestra ambición desmedida. En nuestro interior experimentamos una lucha de fuerzas, que nos hace sentir divididos, inquietos, dispersos”, sostuvo el padre Liébana.

“Comunión o aislamiento, esa es la cuestión. El desarrollo de la historia de salvación nos indicará el criterio fundamental para distinguir lo que viene de Dios de lo que viene del mundo. El estilo de Dios será esencialmente comunitario. Formará un pueblo, le confiará una ley, una Tierra, le dará su Palabra, lo corregirá y perdonará, lo cuidará y guiará, sellará una Alianza, cumplirá su Promesa. Jesús seguirá el mismo rumbo, formando una comunidad de discípulos, enviándolos de dos en dos, para continuar su misma misión. No habrá lugar para protagonismos o figuras deslumbrantes. El único agente principal será el Espíritu Santo, entregado a la comunidad reunida. Su aliento corregirá los personalismos, evidenciando que nada podemos sin la gracia divina”, añadió.