19/03/2022 – Como cada sábado en “Madre del pueblo” nos encontramos para conocer y gustar las virtudes de María y así, mirándola a ella crecer nosotros en humanidad para gloria de Dios y nuestra santificación. En esta ocasión Angélica Diez, misionera de la Inmaculada Padre Kolbe, nos invitó a contemplar a María como “Templo del Señor”.
Un templo cristiano es un lugar de culto a Dios; un lugar que por su especial dedicación o consagración se convierte para nosotros en un lugar de la presencia de Dios. El templo material en el que nos congregamos para celebrar la misa, hace presente a la iglesia, Una, Santa, Católica y Apostólica, esparcida a lo largo y a lo ancho del planeta.
La gloriosa Virgen María, es a la vez, Madre de la iglesia y Templo Viviente en que se dignó habitar Jesús, el Hijo eterno del Padre. Al decir: “María, Templo del Señor”, estamos evidenciando esta relación íntima entre Dios y María, la más perfecta de sus criaturas en la que Él se complace habitar.
Ella es Morada, de Dios, Templo de Dios, signo y lugar de la presencia de Dios. A través de ella quiso Dios venir a nosotros hecho hombre, porque en sus entrañas por obra del Espíritu Santo, se encarnó el Hijo de Dios para ser Emmanuel, Dios con nosotros.
Santa Clara de Asís escribiendo a sus hermanas les decía: “a la manera que la gloriosa Virgen de las vírgenes llevó a Cristo materialmente en su seno, así también tú, siguiendo sus huellas, especialmente las de su humildad y pobreza, puedes llevarlo siempre espiritualmente”.
Cada vez que meditamos la Palabra de Dios, que nos ilumina y da vida, cada vez que rezamos los misterios del Rosario, nos vamos adentrando en el conocimiento de las acciones de María e interiorizándonos de sus virtudes, aprendiendo a vivir nuestra realidad de gracia del Bautismo: ser también nosotros Templos de Dios.
Mirándola, entremos en nuestra interioridad para descubrir la imagen de lo que nosotros estamos llamados a ser, es decir, convertirnos también en signos de la presencia de Dios en medio del mundo para los demás.
María, la llena de gracia, Templo bendito del Señor, nos muestra el camino para vivir en la presencia de Cristo cada día. Que sea Ella quien nos enseñe a seguir sus huellas para amarlo en cada hermano que necesite de nuestro testimonio y servicio.
Decía Santa Teresa de Calcuta: “A María, nuestra Madre, le demostraremos nuestro amor trabajando por su Hijo Jesús, con Él y para Él”.
¿Lo intentamos juntos mirando a María, “Templo del Señor”?