María, testigo del tiempo en plenitud

domingo, 6 de mayo de 2012
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Buen día para todos los que se suman a este Despertar con María en la catequesis. Buen comienzo de jornada a todos los que escuchando la Radio entienden que no todo está perdido sino que hay mucho por todavía para hacer. Así queremos comenzar la jornada con ustedes. El viernes para mucho es la antesala del descanso mientras tanto descubrimos que vale la pena poner el hombro y seguir trabajando para hacer de esta realidad una realidad distinta, Te invitamos a sumarte en ese esfuerzo desde este lugar donde María y su Radio nos despiertan en el creer a la esperanza.

Por qué cantas esta mañana, si hay tanta realidad que te invita a callarte? y si no tenés razones anda inventando alguna. Queremos despertarte a la esperanza y a la alegría. Una de las formas de enfrentar al mal espíritu es elevar un canto y lo hagamos con mucha alegría.

Nosotros queremos cantar con María. Queremos cantar el Magníficat en esta mañana, queremos cantar el gozo y la alegría de su maternidad bendecida por Dios que la eligió como la que desde siempre fue pensada por el Padre para que llevara adelante la misión de ser madre del Redentor. Cantamos y celebramos el hecho de que el Dios que se encarnó fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nació de Santa María la Virgen.

En la anunciación se inaugura la plenitud del tiempo, el cumplimiento de las promesas y de los preparativos. María es invitada a concebir a aquél en quien habita corporalmente la plenitud de la divinidad, por eso ella es testigo en su propio seno. La respuesta divina a su ¿cómo será esto, yo no conozco varón? se dio mediante el poder del Espíritu Santo que vendrá sobre ti y te cubrirá con su manto, el tiempo pleno es María y el Espíritu. De allí que pensar de tiempo en plenitud en medio de tiempo en crisis es otra invitación que nos hace el mismo misterio de Dios hecho hombre para que se adelanten los tiempos de la fe que vienen a llevar a fin la humanidad, el espíritu y la esposa -dice el libro del Apocalipsis- claman "Ven Señor Jesús" y piden oración que se adelante el tiempo. 

En esa corriente de gracia nosotros nos sumamos en el espíritu orante para pedirle a Dios que nos haga más hermanos en el alma y el espíritu de María. El alma de María y el Espíritu Santo son los que adelantan los tiempos de la plenitud. Miramos la realidad y la observamos con dolor, con preocupación, nos duele en el alma la desproporción injusta de la distribución de los bienes y las riquezas en el mundo, nos duele el sin sentido de la situación en la que el mundo no termina de encontrar su propia razón de ser y nos duele la confusión y la mentira detrás del materialismo, del hedonismo, de un consumismo exagerado, de creer que todo se resuelve en el tener y no terminamos de descubrir cuánto se nos pierde del ser por el hecho de solo posee. Nos duele pero miramos hacia adelante con esperanza y creemos que es posible el cambio y la transformación, no hay un cambio sostenible que no venga de la mano de aquel que vino a hacer nuevas todas las cosas. María es la testigo del tiempo en plenitud, del tiempo que cambia, nosotros queremos de ese tiempo y por eso pedimos que todo venga a hacer nuevo y distinto.

Miren la realidad y cuéntenos, de la mano de María, ¿cómo quisieras que sea distinto lo que hoy te duele y te pesa?

La presencia del Espíritu es música que llena el corazón y el alma de María. Por eso lo primero que le brota del alma a la Virgen en el encuentro con su prima Isabel es una canción, le regala un canto lleno de gozo, de paz, de alegría, de esperanza, un canto profético que anuncia el tiempo nuevo, que termina con lo que fue y avisa lo que vendrá, que pone alto a los que están bajos y baja a los que están alto, un canto que ordena, un canto que revela la presencia transformante de Dios en la historia, que vela y mira particularmente a los más pequeños y los más humildes, como lo hizo con su humilde esclava.

El Espíritu Santo y María están asociados en un proyecto que Dios el Padre ha pensado para la nueva humanidad. Este dios – como dice Ignacio de Loyola – que en las tres personas contemplaron los desvaríos en el que el mundo se encontraba. Como lo estamos haciendo ahora nosotros en nuestra catequesis y decidieron juntos que vinieran a este pueblo de Nazaret a tomar carne de esta inmaculada virgen María para que la tercera persona se obrara el milagro de la presencia del Verbo para que se hiciera carne en ella y toda la humanidad quedara absolutamente afectada a partir de esta presencia de Dios formando parte de nuestra raza. Es uno de los nuestros, y esto ha cambiado la historia, antes y después de Él. el rumbo de la historia se ha modificado por la vida del Espíritu en el corazón y en el seno de María. El camino hacia donde nos lleva el cambio de la historia nueva que queremos construir, tiene que tenernos asociados al Espíritu, a María y al Verbo que se hace carne.

Por eso nosotros hoy queremos invitarte a compartir tu súplica por aquello que necesitas que sea cambiado, así juntos con María elevamos una oración al Padre para que el cielo derrame la gracia de la transformación. Esta es la consigna de hoy.

El que anuncia un nuevo día a cada paso que va dando es el Señor, que viene a nosotros en cada acontecimiento de gozo, también sosteniéndonos en la esperanza cuando el dolor nos visita. Quien ha generado ese espacio de la llegada de Dios a nosotros es ella a quien Dios predestinó desde siempre por los meritos de Jesús para que sea el lugar donde venga a instalarse y a poner su morada en medio de nosotros. María es el lugar de la morada de Dios en medio nuestro, es el arca de la nueva alianza. El que puede cambiarlo todo es el Señor desde ese ámbito mariano, y en este puntos es donde nosotros queremos asociarnos como familia mariana para que la palabra se haga gesto y los gestos sean capaces de hablar en elocuencia mas que las palabras. En todo caso que las palabras expliquen los gestos de amor con los que creemos que el mundo puede cambiar de color y de sentido, y es allí donde nos asociamos al acontecimiento de predestinación de Dios sobre María a quien Él la creo inmaculada y nosotros también entendemos que es un lugar único el corazón mariano donde todo pueda sonar de una manera nueva y distinta.

Verdaderamente si el cielo se hace en la tierra es gracias a esta presencia mariana que le da la bienvenida al Dios que da pasos sobre nosotros.

Sería un modo de decir de la inmaculada concepción, María. En el espectro celestial Cristo es el sol y ella es la luna, la que no tiene luz por sí misma pero que al mismo tiempo en la noche ilumina por los reflejos que recibe del astro sol. María es intachable, es sin pecado concebida, es toda pureza, Dios la preparó para que tuviera una muy bienvenida, el Padre la creo así para que su hijo fuera bienvenido, para que el cielo no fuera extraño en su corazón. María es un pedazo de cielo que dios nos regala para que encontremos en la tierra, el cielo.

Cuando Dios decide venir en el seno de María ve la necesidad, el dolor, la búsqueda, el sin sentido, ve la oscuridad, y todo lo hace nuevo. Dios lo intentó con Moisés, con Noé, con Abraham, con los profetas y no le alcanzó, buscó los caminos por donde volver a los hombres al encuentro con lo que habíamos perdido cuando nos olvidamos de Él, sigue buscando caminos pero ahora dice, ya hay un camino y ese camino es su propio Hijo. El misterio de la alianza viene dado en el corazón de aquella que es el arca de la alianza, María. 

Ya no le alcanzó a Dios con todos los intentos y el mismo decidió hacerse uno de nosotros para que no confundiéramos el camino y para que no tuviéramos escusas para buscar otros caminos.

Él es el camino que Dios nos abrió a través del corazón inmaculado de María.

Nos despedimos de la catequesis de hoy, nos encontramos el lunes, buen fin de semana para todos y que Dios los bendiga.