El matrimonio un camino de conversión permanente

viernes, 6 de octubre de 2017

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5/10/2017- En el Ciclo de enseñanzas desde el Magisterio de la Iglesia, el Padre Javier Soteras habló sobre el matrimonio y el desafío de la familia en nuestro tiempo desde las enseñanzas del Papa Francisco en la Encíclica Amoris laetitia: Exhortación Apostólica sobre el amor en la familia. Matrimonio, fecundida, vínculo esponsal y desafíos de los novios fueron algunos de los grandes temas abordados.

“El matrimonio no es un contrato civil, es un vínculo de amor. No es como un contrato social, que también hay deberes y derechos, pero no siempre se encuentra contemplado el amor. El matrimonio es un vínculo que supone un misterio de alianza” comenzó diciendo el sacerdote director de Radio María Argentina.

“¿Qué es una alianza? Es Cristo en la unión, en la unidad de los dos. El matrimonio está llamado a expresar el amor que tiene Cristo por la Iglesia. Esta idea de uno en el otro y el otro en uno” comentó.

Bíblicamente aparecen dos imágenes:  una es una relación esponsal y la otra es el banquete. “Cuando Cristo habla de matrimonio lo hace uniendo estas dos imágenes en un banquete, el vínculo esponsal en las bodas de Caná en Galilea donde realiza su primer milagro lo que lo hace aún más especial”.

La riqueza y la belleza del amor compartido

Este misterio de amor en Cristo supone en lo vincular, en el matrimonio, “un proceso de conversión permanente” porque en  los contextos donde vivimos no siempre lo que prima es justamente una naturaleza favorecida para el vínculo como lo plantea Jesús. Es algo que en esta cultura narcisista, individualista, donde se desvirtúan las relaciones dentro de las familia, donde cada uno tiene su computadora, su televisor, sus horarios es muy difícil construir vínculos estables cuando el otro no es alguien que me complementa sino una amenaza a mis intereses.

“Existen dificultades que se deben asumir para seguir este camino hermoso que es el matrimonio, que supone abandonar lo propio. Pero que en el mundo que vivimos, a veces la familia genera dinámicas de intolerancia y agresividad. “Si no tenemos un proyecto común, si tu mundo no es el mío es muy difícil que podamos diseñar un proyecto en conjunto”.

Dice la Palabra, hablando del vínculo de los esposos, que “serán una sola carne, ya no dos sino uno”, esto acontece sacramentalmente, pero es un proceso. Dicen que “somos hijos de nuestro tiempo”, no nacemos de un repollo y crecemos con un modelo de mundo. Pero la belleza del matrimonio muchas veces viene de los conflictos, de la riqueza del amor y la belleza compartida. “Es un vínculo de amor, entre un varón y una mujer” agregó el P. Javier.

Además, habló sobre la fecundidad en el matrimonio que no solamente se expresa en los hijos. Un matrimonio fecundo en el amor que rebalsa y enriquece a otros, sólo es posible cuando la fuente es la unión en Cristo. “Cuando el amor es fecundo abre las alas y recibe a todos”. 

 

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