“Me gusta tomar contacto con personas que tienen miradas distintas a las mías desde la fe”, sostuvo el padre Fabián Báez

sábado, 8 de septiembre de 2018

08/09/2018 – El padre Fabián Báez es un cura nacido en Posadas (Misiones) que se fue a vivir a la ciudad de Buenos Aires cuando era joven y estudiaba derecho. Hoy es el párroco en el barrio porteño de Villa Urquiza, en la comunidad de María Reina ubicada en Ceretti 2622. Amigo del papa Francisco, el padre Fabián nos dejó su testimonio y una hermosa oración mariana.

“Entré al seminario de Villa Devoto antes de terminar la carrera de Derecho, me faltaban unos metros para la llegada. Es que yo quería ser sacerdote”, expresó en relación al inicio de su vocación. “En mi familia de origen, en Posadas, teníamos la tradición de hacer todo juntos. Sobre todo mi papá se esforzaba muchísimo en que estuviéramos siempre unidos”, relató además. El padre Báez indicó que “cuando éramos chicos vivíamos en un barrio con calle de tierra, camión regador en los veranos, comiendo mango y trepándonos a los árboles”.

El sacerdote recordó que cuando tenía 18 años “junto a otros jóvenes íbamos a las cárceles de menores a acompañarlos espiritualmente. Y el contacto con la marginalidad de esos chicos fue un llamado de Dios muy fuerte a poder darle sentido a sus vidas. Ahí nació mi vocación sacerdotal”. El padre Fabián también recordó con mucho cariño en este proceso a quien era su párroco y luego fue obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Raúl Rossi, ya fallecido.

En relación a su relación con el papa Francisco, dijo: “Lo conocía porque me confesaba con Jorge Bergoglio cuando estaba en la comunidad de El Salvador. Después le perdí el rastro cuando se fue a Córdoba y lo volví a reencontrar cuando fue nombrado auxiliar porteño, casualmente junto a monseñor Rossi”.

Además, el padre Báez indicó: “Me gusta tomar contacto también con personas que tienen miradas distintas a las mías desde la fe, o que tiene posturas hostiles contra la Iglesia. Soy amigo de Miss Bolivia, del periodista Daniel Molina, de Viviana Canosa o de Silvina Chediek. Creo que son personas que tienen mucho para dar, me gusta conocer esas dimensiones del alma de cada uno de ellos que a veces no están tan a la vista”.

Finalmente, nos dejó esta oración mariana, que redactó cuando llegó a la comunidad parroquia de María Reina:

Señora y Madre mía, Reina del Cielo y de la tierra,

Reina de la Paz y de todo lo creado.

Tu hijo Jesús me unió a ti al hacerte mi madre para siempre.

Hoy vengo a ti como hijo, a ponerme en tus manos de madre.

Contemplo el amor con que cuidas

y sostienes el mundo en tus manos

y animado con esa confianza quiero consagrarte todo mi ser

para que siempre reines en mi corazón, en mis pensamientos,

en mi cuerpo y en mi alma.

Señora y Madre mía, hoy te elijo como Reina de mi vida,

de mis acciones y de mis palabras.

Y a tu amor materno encomiendo todos mis asuntos,

mis proyectos, mis anhelos y mis problemas.

Soy tuyo, Madre, cuida y protege lo que te pertenece.

Te entrego todas mis intenciones, especialmente (pedir la gracia que se quiera recibir),

para que las dejes en el Corazón de tu Divino hijo Jesús.

Bendita seas María Madre y Reina de mi vida y de todo lo que existe.

Amén.