Mi amigo esta deprimido y no se que hacer

sábado, 28 de agosto de 2010

Nos pasa en lo cotidiano que enfrentarnos a situaciones en donde alguno de nuestros amigos se siente mal, esta bajoneado, triste… ¿cómo ayudarlo? ¿cómo estar sin invadirlo? Conversamos con el licenciado en psicología Diego Cmet.

 

 

Un amigo está deprimido

Mili: Nos pasa en lo cotidiano, que enfrentamos a situaciones en donde alguno de nuestros amigos se siente mal, están bajoneados, se sienten tristes. ¿Cómo ayudarlos?

 
Estamos en comunicación con el Licenciado, Diego Met, con quien vamos a estar compartiendo esta noche sobre ésta temática. A él vamos a estar preguntando ¿qué podemos hacer en estos momentos?

Bienvenido, Diego!

Lic Diego: ¿qué tal, cómo va chicos? ¡Buenas noches!

Mil: bien: muy bien ¿y vos?

 
Lic. Diego: muy bien, muy bien. La verdad que escuchando la temática me parecía interesante para tratarla justamente al empezar la primavera. Ustedes habían señalado paisajes como atardeceres y el sol que se puede ver en la carretera. Frente a estas cuestiones que suelen venir con la depresión, la primera definición que yo me atrevo a dar es: que la depresión no es una mala palabra. Tratarlos más como momentos necesarios de cada uno. Y que muchas veces (las amigas de Coty, como estaba en el ejemplo) que los amigos estén al lado está muy bien. Es muy necesario en estos momentos o estados de depresión contar de buenas compañías para poder salir adelante.

Yo una vez había escuchado una definición de depresión: es como que uno viene caminando y de repente hay una depresión. Entonces, hay una caída en el camino, pero también hay una salida. Hay que tratar de continuar caminando, siempre y cuando escuchando lo que está pasando. Porque una de las cuestiones que tiene que ver con las depresiones es que uno se va. Se va por las ramas, trata de esquívale a la tristeza. Y hoy por hoy en la sociedad, parece ser que es mala palabra la tristeza. Estamos en una sociedad que por ahí descarta lo que molesta. Descarta todo lo que no vaya dentro del modelo. Y vuelve a remarcar, muchas veces hay que hacer duelos, hay que estar tristes.

 

Mili: quizá no nos permitimos esto de estar tristes.
 

Lic. Diego: no, porque no está bien visto el estado depresivo. Ahora el estado depresivo tiene su lado negativo, pues si esto se agrava requiere tratamiento. Pero está bueno esto de la compañía, como un primer paso. Puede ser un grupo o amigos., (como recién en el ejemplo de Coty) necesitamos de ese deshago que te puede dar un poco de energía. Hay mucho abatimiento. Hay un golpe a la autoestima. Esto ya son definiciones más profundas, pero son cosas que él que ha sufrido en algún momento tristeza, lo sabe.

Para mí el mejor camino es, en el momento, no esquivarla, sino hacerle frente oportunamente, a la tristeza. Tratar de estar con la tristeza.

Yo por todos lados veo, modelos o cánones, que no me permiten estar con la tristeza. Hoy no está de moda ni es una tendencia la tristeza. Pero creo que uno de los caminos para empezar, es mirara a los costados, para ver este bache en el cual caí. Ver de que se trata, por qué estoy acá, que más puede estar pasando.

Leo: Diego, por ahí, la reacción común de los amigos de una persona que está mal, es buscara toda costa que esa persona esté bien. O darle consejos, para que cambie su postura de depresión.

Lic. Diego: a mí me pasó muchas veces que me he encontrado con unos amigos, yo estando triste y me decía para salir. Yo estaba triste y me decían: “ah, estas triste”  y se quedaban callados o me decían, que salga.

Mili: Diego, mientras producíamos el tema, pensábamos que hay dos grandes polos, ante la situación (que a su vez lo veíamos un poco reflejados acá, en los personajes). Está el que no quiere permitir que el amigo esté triste, sea por la razón que sea y esta cuestión del tiempo, cuando le dicen: “bueno… salgamos. Venía a casa… Anda a hacer algo – a la peluquería -…” y lo llama a cada rato, todo el tiempo. Está encima de la persona, se preocupa de más. Se preocupa bien, pero es demasiado, sin darle quizá un espacio al que se siente mal.

Y por otro lado vemos el otro polo, que es el que no le da valor al asunto, entonces le dicen: “bueno, ya está, ya se te va a pasar”

Lic. Diego: ambos lados, Mili, son formas de esquivarle al bulto, de no agarrar el toro por las astas

Está bueno, por un lado, no darle mucha importancia, como también hacer alguna actividad que me despeje, pero hay que ver que me está pasando.

La depresión no me imagino como una tristeza, sino como el hecho de dejarme un poco, o tener una sintomatología en el cuerpo, o que me cueste estudiar o trabaja o que me cueste las relaciones sociales. Hoy otras aristas, no sólo tiene que ver con el hecho de estar tristes o llorando. Por ahí un buen ejercicio tiene que ver con salir un poquito de lo cotidiano, como así también preguntarme ¿qué me está pasando?, ¿cómo estoy?, ¿qué estoy sintiendo? Tener un poquito más de conciencia en esos momentos, aunque duela.

Vuelvo a decir, la única forma de tratar la depresión es tener en claro la definición de que: no es algo malo, sino que son momentos, estados. Etapas necesarias para cada uno.
 

Mili: y uno como amigo, entonces también tiene que permitir que el otro tenga estos espacios de soledad, quizás.

Lic. Diego: claro! Yo siempre me imagino esta expresión: un camino. Uno va caminando y por ahí el que tengo al lado mío se cansa, entonces ¿qué hago? ¿ lo

acarreo o lo dejo descansar? Y bueno! Hay momentos en que uno debe descansar, mirar su paisaje. Hay momentos que debe sentir cómo esta, que son cosas íntimas, personales y hay que dejarlos. Pero así mismo, por varios análisis que hice, está bueno aprender a escuchar al otro cuando te dice: “bueno, vamos para adelante”.

A mí normalmente no me gusta hacer de “recetario”, pero sí fijar algunas pautas o patrones para pensar.

Mili: Diego, si te parece podemos conversar, desde algunos tips, que como bien vos lo decís, no son recetas, pero nos pueden ayudar en estas circunstancias.

Seguimos en “La Oleada” compartiendo sobre esta realidad: “Cuando mi amigo está deprimido y no sé que hacer”.
 

Te preguntamos Diego, desde tu experiencia, acompañando a las chicas en un colegio secundario, donde pasan situaciones típicas, que una se va llorando porque le pasa algo…

¿ cómo podemos hacer para acompañar a nuestro amigo que se encuentra en esta situación, pero sin invadirlo?

Lic. Diego: yo vuelvo a partir de esto: de verlo como algo más natural. Yo creo que una conclusión, en sentido amplio, sería aprender a amar a aquella persona que está pasando por un estado depresivo. Con la fragilidad que esa persona tiene y con la de cada uno. ¿ A que me refiere con esto? Cuando un amigo ayuda a otro, cuando una pareja ayuda al otro, cuando hay un encuentro de esas dos personas, tiene que entender ésta depresión, este estado, como algo natural, como un proceso, como un momento. Una vez que yo entienda eso, que hoy puede estar en ese momento y que mañana va a estar en otro estado diferente, yo voy a poder soportar eso que le está pasando al otro y no lo voy a invadir en sobre exigirle que esté contento ni tampoco le voy a dejar de lado, como que no me importa.

Estaría bueno, más allá del estado en que se encuentre uno, de hacer un mea-culpa y decir: “a mi con los estados me pasa esto, me la banco, no me la banco, me molesta mucho, quiero escapar todo el tiempo”. Y a partir de allí poder ayudar al otro.

Leo: también, me imagino, debe ser, entender la situación y la perspectiva personal de cada uno. Porque charlábamos con milagros como es esa tendencia de dar consejos, de decir:“ bueno… a mí me paso una cosa ye hice tal”…. y muchas veces las situaciones son diferentes entre las personas y uno está cajoneado por cosas que quizá a otro no lo bajonean.

Lic. Diego: sí, por ahí una de las cosas que yo asesoro es, el hablar en primera persona. Muchas veces se habla del “uno”: “porque viste que cuando uno”… … es increíble pero se está despersonalizando lo que se habla. En cambio si hablo de “yo”: “yo siento, yo creo a mi me parece”, es un tips, referente de decir, cada experiencia que yo estoy señalando, es con otro y a partir de ahí me comprometo. Soy responsable de lo que me está pasando.

Cada uno es responsable de las herramientas. Hay amigos que con un abrazo o una sonrisa ya se arreglan. O acompañarlos con un buen mate, una buena charla ya es suficiente. Cada uno se arregla con la estrategia. Pero vuelvo a las cuestiones de fondo ¿desde dónde se hace lo que se hace? Un poco reflexionar eso.

Mili: Diego, y a su vez esto de acompañar al otro, está bien insistirle todo el tiempo: “¿Qué te pasa?” o es preferible no insistir.

Lic. Diego: no te podría dar una generalidad. Vuelvo, Mili, a la base de decir, la insistencia o no, tiene que ver con saber mancarse. Es decir en algún momento le diré: “arriba el ánimo” y en otro momento, le dejaré estar triste. Me parece que el estereotipo de decir: “a mí me pasó lo mismo”, no está bien.

Resulta que también amigos, compañeros, que me sirven para salir a divertirse, hay amigos que sirven para charlar profundamente. Hay amigos que me conocen más, otros que me conocen menos. Uno mismo puede articular un poco con estos amigos. Pero está bueno preguntarse en ese momento que tipo de amigos tengo a lado, que me pueden acompañar en esta circunstancia, porque la depresión se relaciona con la baja autoestima, y puede haber relaciones de personas que no suman. La verdad que situaciones como estas sirven para rever con que amigos contamos. Cada uno sirve para determinados momentos, todos en su justa medida. No hay ni malos ni buenos, sino más o menos adecuados, depende de que circunstancias.

Leo: sería el momento más adecuado para los que están más cerca le den la importancia que merece.
 

Lic. Diego: sí. También saber que si uno va a ir a una fiesta, ese es un lugar para divertirse y no voy a ir para estar triste. Que en un lugar así, le van a reclamar: “arriba el ánimo” y uno se pone un poco arisco. Y bueno, uno de a poquito va a ir encontrando un estado un poco más armónico. Para mí lo contrario de la depresión no tiene que ver con la felicidad, tiene que ver con el volver a caminar, salir de ese pequeño hoyo que se hizo en el camino, pequeño hundimiento. Porque no es que se esté en un pozo, del que no se puede salir. Es un bajón. Los caminos siguen, entonces hay que aprender seguir caminando.

Mili: Y me imagino, Diego, que si la situación toma otro curso y empieza a ser de mayor gravedad, como ser un caso de depresión patológica, hay que consultar con un profesional.

Lic. Diego: sí, siempre va a ser conveniente consultar con algún profesional. Siempre, siempre, en cualquier estado que uno se encuentre de depresión. También vale a clara que hay depresiones enmascaradas, que surgen con otras sintomatologías y resultan ser una depresión; entonces en algún momento de ese proceso hay que consultar. Hay veces en que uno está más dispuesto a abrirse al otro. Hay ver. Un buen sacerdote también puede hacer un buen seguimiento.

Son cosas que cuando se agravan, es recomendable, incluso, el acompañamiento con tratamiento farmacológico. Yo veo mucha veces que uno se toma sin problema, un medicamento para el resfrío, pero cuando tiene que tomar un medicamento para la cabeza, se niega diciendo: “ah, no! Esas cosas a mí no me tocan”. Por eso insisto que hay cosas que hay que replantearse y no ver a la depresión, como si fuera una mala palabra. Respecto a los medicamentos, podría decir que muchas veces se toman otras medicaciones, que podría llamarlas, “más sociales” como: el alcohol, el cigarrillo, la sobre actividad, encerrarse en el trabajo, meterse en la televisión. Esquivan el asunto, que a la larga me pueden traer muchas más complicaciones, que las soluciones que recomiendan los profesionales.

Leo: en este sentido lo dijiste bien clarito. Por ejemplo, Alejandra nos decía: “ no se deprime quien quiere, sino quien puede, porque la depresión es una enfermedad”. Dice también que existe una tendencia a ese estado y como tal debe ser tratada por un profesional. Diferente es el caso de la tristeza, decía ella. No hay que confundirse.

Y acá estamos dividiendo las aguas, en ese sentido. No estamos diciendo que un caso grave, sólo el diálogo de tus amigos puede ayudarte, pero obviamente ayuda mucho la cercanía de los amigos o del amigo.
 

Lic. Diego: Claro que sí. Y yo voy a la pregunta inicial que tiene que ver con el acompañamiento de los amigos, y como hacer en esa situación, Hoy es la depresión, mañana puede ser el tema de la sobre – excitación: una persona que nunca para. Son cosas que alguna puede estar mejor vista socialmente que otras pero siguen siendo enfermedades. Por eso lo que puede aportar una amigo, siempre va a ser válido.

Al ser yo psicólogo, no Quero sobredimensionar el aporte que pueda dar un profesional de este índole, pero que ayuda estoy totalmente seguro.

Sé que hay gente que no está animada a comprometerse con esto, incuso a no poder económicamente. Siempre recomiendo que recurran a la cantidad de recursos que existen, porque también hay que revaluar la cantidad de medios que uno tiene.

En la depresión la gente puede acompañar, pero también uno va a tener que aprender a convivir con eso, caminar y salir de eso, también.

Mili: y en estos casos no muy graves, también el papel de los amigos es muy valioso. De poder ponerle palabras a lo que me pasa y poder tener otro, que me quiere y me acompaña. Es muy valioso!

 

Lic. Diego: exactamente. Por eso vuelvo a insistir, en cualquier situación que uno esté, ya sea el amigo depresivo o el que acompaña, tenemos que volver a esto: el amarnos, el aceptarnos con nuestras tristezas, nuestros bajones. No es algo malo estar triste.

Es una enfermedad, la depresión. Ya si hablamos de melancolía, es otra cosa. Algo mucho más fuerte. Pero son algunas palabras que es bueno pensarlas. Y sobre todo, saber acompañarnos y aceptar al otro, así como está

Mili: bueno, Diego, muchísimas gracias por acompañarnos en esta noche.

Lic. Diego: bueno, saludos a los dos y también a la audiencia.

 
Leo: ¡gracias!