14/09/2019 – La hermana Mayra Monsalve, de la congregación de las Misioneras Terciarias Franciscanas, vive en Villa Nueva (Córdoba), pero su tierra natal es la localidad de General Daniel Cerri, a 10 kilómetros al oeste de la ciudad de Bahía Blanca. Allí formuló sus votos perpetuos de castidad, pobreza y obediencia, en la iglesia San Miguel Arcángel de Cerri, la misma donde fue bautizada y recibió su primera comunión. “No tengo miedo. Siento una felicidad muy grande. Los votos perpetuos son una promesa, un auténtico desposorio con el amado. Dios es lo más sólido y a Él me confío”, indicó Mayra ese día.
“Soy la mayor de cuatro hermanos: Gisella, Vanessa y Facundo. Mis Padres son Carlos y Cristina. Siempre tuve una adoración y un vínculo muy fuerte con mis papás y con mis hermanos. ES que somos muy cercanos y muy de acompañarnos, he sido muy compinche con mis papás. Cuando era pequeña íobamos a la iglesia en familia, rezábanos el rosario juntos y participaba de los scout”, dijo la religiosa.
“En mi familia no éramos tanto de los santos, a la beata Tránsito de Cabanilla la conocí muchos años después cuando me estaba preguntando por mi verdadera vocación. Dios me fue llevando por un camino donde con los años la conocí y la reconoci. Mi vocación se fue gestando de a poco. Ingresé a la congregación a los 26 años pero antes realicé un camino de servicio a la comunidad de Cerri, fui bombera. De pequeña mis padres me consagrando a la Virgen. Siempre estuvo ahí y el Señor también”, agregó.
“A los 15 años sentía el deseo de ingresar a una congregación, pero me dijeron que era muy chica. Luego surgió mucho más fuerte en un retiro espiritual. Yo pertenecía a los scouts, a la Legion de Maria, fui bombera voluntaria hasta que descubrí mi verdadera vocación. Cada uno tiene sus tiempos”, afirmó Mayra.
La hermana Monsalve también manifestó: “Cuando ingrese a la comunidad votos perpetuos en mi congregación nos dan la posibilidad de hacer los votos perpetuos de la consagración en nuestro lugar de origen. Yo elegí hacerlo en mi pueblo, era todo un desafío porque allí no hay comunidad de hermanas, así que los amigos las hospedaron a las hermanas en sus casas. Miguel Ángel García fue el sacerdote que me acompañó, y mi familia de sangre y la familia nueva que me acogió y recibió,. Y era tanta la alegría que sus compañeros del cuartel de bomberos invitaron a nuestras hermanas a subir en la autobomba para pasear por Cerri, yo también fui. Es un recuerdo emocionante”. “Vi la nueva gracia de trabajar dando clases de catequesis con jóvenes, eso me pone muy feliz. Yo descubro en los pobres el rostro de Cristo, colaboro trabajando con los jóvenes de Villa Nueva que caen en adicciones. Tratamos de construir hombres y mujeres nuevos desde Jesús” .
Para finalizar, la hermana Mayra compartió la bendición de san Francisco de Asís:
Que el Señor te bendiga y te guarde,
te muestre su rostro y otorgue su gracia,
te mire benignamente y conceda la paz.
Que el Señor te bendiga.
Amén.
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