24/09/2018 – María Cecilia Jaurrieta, miembro de la Orden Franciscana Seglar, comenzó diciendo que a través de la Eucaristía y de la contemplación, Francisco descubrió su lugar dentro de la iglesia, la de ser hermano universal y menor.
En este sentido, señaló que “Francisco era un enamorado de la Navidad y de la Eucaristía, donde Dios, el más grande de todos los grandes, que es Dios mismo, se había hecho pequeño”. “Por eso -dijo- él y Santa Clara tuvieron una devoción extrema por la Eucaristía, a tal punto que se restaura a través de ellos dos, el culto eucarístico de la época”.
De hecho, recordó María Cecilia, él dice: “Tiemble el hombre entero, que se estremezca el mundo entero y que el cielo exulte cuando sobre el altar en las manos del sacerdote, está Cristo, el hijo del Dios vivo. ¡Oh humildad sublime! ¡Oh sublimidad humilde, pues el Señor del universo, Dios e Hijo de Dios, de tal manera se humilla, que por nuestra salvación se esconde bajo una pequeña forma de pan!”.
Finalmente, dijo que “Ser menor es estar al servicio de los demás y recordó la frase: El que no vive para servir, no sirve para vivir. Y ser menor -explicó- es consecuencia de adorar y de tenerlo a Jesús en la Eucaristía que se hizo menor, que está en una pequeña porción de pan para engrandecernos, Él se hizo pequeño para hacernos grandes a nosotros”, concluyó.
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