Mirar el Futuro con esperanza y entusiasmo

martes, 22 de julio de 2025

22/07/2025 – ¿Te suena a utopía en estos tiempos? ¿O creés, como dice la Hermana Marta, que es el signo más concreto de la esperanza que podemos encender en nuestro corazón? En el ciclo «Peregrinos de Esperanza», la Hermana Marta Irigoy, consagrada, nos invita a una profunda reflexión sobre la alegría como un signo vital de la esperanza, inspirada en el capítulo 9 de la convocatoria del Papa Francisco para el Jubileo 2025.

La Hermana Marta nos empuja a ir más allá de la desazón diaria y a mirar el futuro con esperanza y entusiasmo. Para ella, este «entusiasmo» no es una simple euforia, sino algo mucho más profundo: su raíz griega, nos cuenta, significa «soplo interior de Dios». Es esa presencia divina en nosotros la que nos impulsa a amanecer cada día con una esperanza renovada, dándonos una alegría serena, una paz del corazón que se mantiene incluso en el dolor. No es la alegría de la carcajada constante, sino una «consolación» que nos confirma que estamos en el camino que Dios nos propone.

El Papa Francisco, en el documento del Jubileo, nos llama a «recuperar la alegría de vivir«. La Hermana Marta lo subraya: no podemos conformarnos con sobrevivir o con una vida mediocre, atados a lo material. Si nos encerramos en el individualismo, la esperanza se corroe y una tristeza se anida en nuestro corazón, volviéndonos intolerantes. Por eso, es clave volver a lo profundo de nuestro ser y preguntarnos dónde estamos centrando nuestra esperanza.

Para reforzar esta idea, la Hermana Marta nos trae a la teóloga y economista uruguaya Elena Lasheras, quien afirma que «evangelizar es dar ganas de vivir». El Evangelio, la «buena noticia», nos da razones para amar la vida. Si perdemos ese sentido, dejamos de ser personas, convirtiéndonos en «cuerpos donde la sangre corre, pero donde la vida no circula». La clave está en encontrar el sentido a lo que hacemos y saborear cada momento presente, porque es en esos pequeños detalles donde reside la verdadera alegría.

La Hermana Marta nos anima a tener paciencia y acompañar a quienes luchan por encontrar ese sentido. Nos recuerda que la sabiduría se encuentra en el «aquí y ahora», en los gestos cotidianos y en las pequeñas cosas, no siempre en los grandes acontecimientos. Finalmente, nos comparte las palabras de la Madre Teresa de Calcuta sobre la «alegría de amar»: «Sonrían los unos a los otros», nos dice, porque «la alegría es oración, la alegría es fortaleza. La alegría es amor.» Una invitación a aceptar con alegría lo que nos llega, confiando en Jesús Resucitado y permitiendo que la serenidad surja en nuestro interior, incluso frente a las dificultades.