Misericordia: “ve y actúa de la misma manera”

jueves, 7 de noviembre de 2019
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8/10/19 – En esta nueva edición del ciclo “misericordiosos como el Padre”, el P. Luis Albóniga nos comparte sobre “un corazón que ve y actúa en consecuencia”.

Desde el texto de Lc 10, 25-37 reflexionamos sobre esta dimensión. Allí Jesús se encuentra con el doctor de la ley, quien busca ponerlo a prueba. Jesús le enseña que no solo hay que conocer el mandamiento, sino que hay que vivirlo, porque allí se juega la misericordia. ¿Quién es mi prójimo? Jesús no responde directamente, sino con una parábola para que el mismo doctor de la ley pueda responder a la pregunta que le hizo.

En esta parábola, nuevamente surgen estas palabras: “lo vio y se conmovió”, hablando del samaritano. La compasión, es algo diferente de la lastima, solo la compasión, ese puente que te une al sentimiento del otro, da lugar a la verdadera misericordia. Ver con misericordia se traduce en un compromiso concreto. Lo vio y se conmovió y a partir de allí de desencadenó la misericordia en acción. Ese primer verbo, ver y conmoverse, desata una cadena de acciones.

Jesús le pregunta ¿cual de los 3 te parece que se porto como prójimo? El doctor responde: – El que tuvo compasión, el que fue misericordioso. Jesús le dijo: Ve y procede tu de la misma manera. Jesús lo llama a la coherencia, al amor al prójimo. Le enseño de manera sencilla y concreta que significa ser misericordioso.

De trasfondo, el doctor de la ley quería saber hasta donde llega mi deber, para desentenderse de lo que no le corresponde. Pero Jesús le cambió la pregunta, le propone una perspectiva diferente. La pregunta ya no es ¿quién es mi prójimo? sino ¿a quien vos tenes que tratar como prójimo y llevar a cabo todas esas acciones de la misericordia?

Un corazón que ve y actúa en consecuencia. Poniendo en movimiento todo lo que sea necesario para hacerse realmente prójimo del otro.

Jesús es el buen samaritano. Pues es Él quien vino a sanarnos y recuperarnos, compasivo y misericordioso hoy también se acerca en el alma y en el cuerpo para ungirnos con el aceite del consuelo y con el vino de la alegría. Jesús nos llama a nosotros a caminar por la vida con la mirada atenta, con el corazón abierto. Para que las necesidades y los dolores de nuestros hermanos no nos sean indiferentes.

Poner atención a ese obrar en consecuencia que viene de Dios pero pasa a través nuestro, ojalá quien nos vea pueda decir reconozco en esta persona alguien coherente, un verdadero cristiano porque veo en sus acciones la misericordia de Dios. ¿Ante quien nos pide el Señor hoy que seamos misericordiosos y actuemos en consecuencia? Porque no nos toca a nosotros buscar buenos samaritanos, sino serlo.