“Misionar en Argentina o en África me hace tomar conciencia de quién es el otro”

sábado, 1 de diciembre de 2018

01/12/2018 – Eduardo Del Cerro es médico, especialista en Medicina Interna y Bioética. Vive en la ciudad de Buenos Aires, pero tiene un gran corazón misionero. Eduardo realizó experiencias de ese tipo en República Democrática del Congo y en Angola, pero sobre todo en distintas provincias argentinas, especialmente en las del norte del país. Del Cerro trabaja en el Hospital Durand de la ciudad de Buenos Aires y es docente en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de La Matanza. Asimismo, forma parte de la Asociación Martín Cunz, presidida por el Padre Luis Coscia (sacerdote franciscano capuchino).

En la actualidad, con esta asociación trabajan en lo asistencial y social en la zona rural de Olta, en el sur riojano. “Yo nací en Rosario, pero desde los dos años vivo en Buenos Aires. Mi familia de origen es española. El tema de la fe en Jesús vino por mi madre que fue una santa en la tierra. Mi padre era creyente, pero no muy explícito (risas). Y en el secundario y después en el inicio de la facultad la figura de mi amigo de Acción Católica, Horacio Crea, que influyó mucho en mi fe, sobre todo desde le compromiso social. Y ese fue el comienzo de mi experiencia misionera. De esa forma me di cuenta que esto no es algo formal o cultual, sino que es algo concreto en relación con los que más lo necesitan”, relató.

Por otra parte, Del Cerro se quejó “de la cultura ciudadana que va desviando a los profesionales médicos de la nobleza que tiene nuestra profesión porque tiene otros valores. Es así que es más importante la plata, o la figuración social o las aspiraciones académicas que el núcleo de la medicina, que es cuidar al otro se va perdiendo. Destaco que para el médico, lo más importante es cuidar que curar a las personas. Esto hace que todo quede reducido a un tecnicismo biologista que no tiene contenido humano. Esto le quita el valor medular al servicio médico”.

“La primer experiencia de misión la realicé cuando estaba por recibirme de médico, en la zona rural del este salteño junto al padre Emilio Neyra. Después también misione en Formosa, Chaco, Córdoba, San Luis, Santiago del Estero y actualmente vamos a La Rioja. Estas experiencias me hacen tomar conciencia de quién es el otro”, reflexionó Eduardo.

Recordó una anécdota ocurrida hace cinco años atrás en la República Democrática del Congo, en África: “Estaba en un camino de tierra en medio de la selva cuando se me acercó un nutricionista africano que trabajaba en un hospital del este del Congo y me invitó a visitar una familia. Fuimos, ingresamos a una casa muy humilde y había dos mujeres sentadas, de unos 30 años, que eran hermanas entre sí y también hermanas del nutricionista. Estas mujeres nunca habían caminado en su vida. Ellas hablaban un buen francés, lo que indicaban que habían ido a la escuela. Y en ese momento tuve la sensación de que Jesús estaba en ellas y que eran el Señor mismo, Fue la vez en la vida que vi más fuerte eso. La verdad que me conmueve recordar ese momento. Y esto que viví en África me pasa cada vez que vamos al sur de La Rioja, con personas que están perdidas en medio del monte”.

Por último, el doctor Eduardo Del Cerro nos dejó esta breve y sentida oración misionera:

Señor, te pido que ilumines mi corazón

para verte en cada uno de mis hermanos que sufren.

Amén

Hombre de pocas palabras, pero de gran corazón, Eduardo nos enseñó que en el encuentro con el hermano más vulnerable está Jesús. Viene muy bien en este Adviento que estamos iniciando rumbo a la Navidad.