Misioneros desde la caridad

lunes, 4 de octubre de 2010
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Evangelio según San Lucas 10,25-37

 Y entonces, un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?».
Jesús le preguntó a su vez: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?».
El le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo».
«Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida».
Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: «¿Y quién es mi prójimo?».
Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto.
Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo.
También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino.
Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió.
Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo.
Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: "Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver" ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?». «El que tuvo compasión de él», le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: «Ve, y procede tú de la misma manera».

1-Creados por amor y para el amor

El tema central del evangelio de hoy con la conocida parábola del buen samaritano es el amor al prójimo, tema que viene introducido por dos preguntas de un letrado a Jesús. La primera es ¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?
Podríamos decir nosotros que lo que este maestro de la ley le preguntaba a Jesús es ¿Qué tengo que hacer Señor para ser feliz? ¿Qué es lo que tengo que hacer para encontrar en mi vida el camino que me conduzca a ser una  persona plena?.
Y Jesús le contesta con otra pregunta: ¿Qué está escrito en la ley, qué lees en ella? El mismo escriba le contesta al Señor: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tus fuerzas, con toda tu mente y al prójimo como a ti mismo”.
En el fondo la gran enseñanza que nos deja este evangelio  es que solamente amando podemos ser plenamente felices, solamente en el amor, podemos encontrar la senda que nos conduzca a desplegarnos auténticamente.
Quizás te preguntes porqué el amor. Porque  fuimos creados a imagen y semejanza de Dios y Dios es amor, entonces el ser humano no solamente ha sido creado por el amor de Dios, si no que ha sido creado para amar.
Ahí está la verdad más profunda de la persona, “fuimos creados por amor y creados para el amor“. La vocación de cada uno desde el momento mismo de su creación es el amor, solamente en el  la persona humana podrá encontrarse a sí mismo, y solamente amando, podrá desplegarse plena y totalmente para ser feliz y alcanzar la vida eterna.
Pero el maestro de la ley, le da su respuesta a Jesús, y Jesús agrega a esta respuesta, “Haz dicho bien, haz esto y vivirás”. Con esto nos esta señalando que el amor que tenemos que vivir es en una triple relación, el amor a Dios: de Él venimos y hacia Él nos dirigimos.
Si la persona humana ha sido creada por Dios y para Dios, solamente amando al Señor podrá encontrar en su vida la plenitud y la felicidad.
Es eso lo que nos quería indicar  San Agustín cuando  decía: “Me hiciste Señor para ti y mi corazón siempre estará inquieto hasta que llegue ese momento en que descanse en ti”.
Tenemos que comprender  que solamente amando a Jesús vamos  a encontrar el sentido de nuestra vida y la senda que nos conduce a realizarnos plenamente como personas.
Además del amor a Dios, hay otros dos amores que son complementarios, dos sendas y caminos para desplegarnos y ser felices, para encontrar la vida eterna, y ese, es el amor hacia uno mismo y hacia los demás.

2.Un amor sin fronteras

Prójimo significa próximo ¿Quién es el más próximo a uno mismo sino uno mismo? Por lo tanto ese amor al prójimo significa en primer lugar que yo debo quererme bien a mi mismo. Dios me pide que me ame, obviamente, en un sentido correcto de la palabra.
Y ¿Qué significa amarse correctamente uno mismo? significa rechazar el pecado, es decir, todo aquello que nos separa del amor, significa procurar siempre lo que es bueno, vivir en la verdad, practicar la justicia, practicar la caridad, buscar el bien. Cuando la persona humana pone todo su esfuerzo en vivir en la verdad y en el amor se esta haciendo bien a sí misma, como cuando busca el pecado se hace un daño a sí mismo.
Por lo tanto el mandamiento del amor al prójimo supone en el fondo este esfuerzo por hacerse bien así mismo, y como decíamos este bien así mismo uno se lo procura cuando vive en la verdad y en el amor.
Pero el mandamiento es también hacia aquel prójimo que es el que tengo al costado, y por eso el Señor lo que nos pide es que todos sean objeto de nuestro amor, de nuestro cariño, de nuestra solidaridad, de nuestra justicia, de nuestra caridad, sin distinción de raza, de lengua, de cultura o de credo.
Amar a todos como El, que no hizo acepción de personas, que no privilegió a unos en desmedro de otros, sino que a todos amó y para que no quedara duda de ello desplegó sus brazos en la cruz para que así pudiera simbolizarse de manera hermosa y maravillosa que a todo su amor quería abrazar y que a nadie quería dejar de amar.
El evangelio de hoy concluye con una parábola muy conocida por todos nosotros la del buen samaritano y es que el maestro de la ley, nos dice el evangelio, para no caer en ridículo le pregunta al Señor ¿Quién es mi prójimo?

3.Mi prójimo: uno que me pertenece

Y así Jesús cuenta esa parábola del Buen samaritano, de aquel hombre que cuando ve a una persona mortalmente herida en el camino por que había sido asaltada por bandidos y criminales, no tiene reparo en pararse, en auxiliarla, en prestarle los primeros auxilios, en llevarla a una posada y en darle todos lo medios necesarios para que se sane y se cure.
A diferencia de ese escriba y ese levita que cuando lo vieron medio muerto en el camino no quisieron asumir la tarea de auxiliarlo sino que hicieron un rodeo y se fueron por otro lado.
¿Qué es lo que nos quiere decir el Señor con esta parábola tan hermosa? -No seamos indiferentes frente al dolor de los demás. Cuando veamos a alguien en necesidad como Él hizo con nosotros, salgamos al encuentro, hagamos del pobre, del enfermo, del necesitado, objeto de nuestro amor.
Jesús al vernos a nosotros heridos por el pecado, sale a nuestro encuentro, nos auxilia por que El es en el fondo el buen samaritano.
Cada día vemos con dolor con qué facilidad  cuando vemos a alguien en necesidad, cuando vemos a alguien en sufrimiento, hacemos como  el levita o el sacerdote, un rodeo.
Cuántos veces pasamos frente al sufrimiento de los demás con indiferencia e ignorándolos. Se ve viene a la memoria las personas que viven en la calle, cuántas veces nos acostumbramos a verlas como parte de nuestro paisaje. Qué distinto es cuando nos animamos como hacemos en Hombre Nuevo a deternernos en el camino y descubrir que detrás de esos rosotros hay un hermano en el que habita Jesús, alguién que tiene nombre, una historia, alguien que cuando me animo a deterneme y acerme parte de su dolor comienza a ser alguien que me pertenece afectiva y efectivamente.
Quizás hoy sea la opotunidad para descubrir detrás del que sufre alguien en quien Jesús te espera, alguien que te pertenece.

Funte bibliográfica:

“Quince motivaciones para ser misioneros“ P. Víctor Manuel Fernandez