Experiencia personal de John Yzaguirre, psicologo, director del Instituto Pro-Social en Irvine, California.
Un día, hace algunos años, estaba haciendo montañismo, solo, en los Pirineos, en España.
A un cierto momento, en un cruce peligroso de la montaña perdí el apoyo de los pies y me encontré colgando por las manos sobre una pendiente empinadísima, -a 60 grados, creo- al fondo de la cual había un precipicio de unos 300 metros de profundidad.
Sentía que la fuerza de los brazos no me iba sostener por mucho tiempo.
Horrorizado empecé a anticipar la caída en el precipicio sobre las rocas que estaban en el fondo.
Sabiendo que me estaba por morir, empecé a pensar sobre mi vida y aparecieron, como en un rápido flash de película, los acontecimientos principales, los éxitos académicos, profesionales y tambien deportivos que había tenido hasta ese momento en mi vida. Había llegado a “ser alguien”como se dice. Lo vi todo como en un flash….pero también oí clara la voz de Dios, que interrumpía, estos pensamientos mío diciéndome “John, estos éxitos académicos, profesionales, etc. NO son tu vida. Tu vida real –lo que queda para siempre- es lo que has vivido por amor a Mi y a tus prójimos; tu vida real es cuanto has vivido el amor, mi mensaje…el Evangelio que tu conoces.. El resto no me interesa” Me sentí muy mal. Había, se podría decir, malgastado mi breve existencia en la búsqueda del éxito,-por si mismo- insignificante y vacío.
Le pedí perdón a Dios por no haber hecho lo que solo contaba en la vida.
Minutos después, los brazos me cedieron y mientras caía sentí el abrazo de Dios y su compasión infinita.
Mi caída termino contra un arbusto –pocos metros antes del precipicio- arbusto que no había notado antes.
De algún modo pude salir y descender a la base d ela montaña donde algunos amigos me estaba esperando. Se quedaron shockados al verme sangrante pero mas aun sorprendidos al ver mi rostro radiante de alegría.
Cuando les expliqué lo que había pasado me dijeron medio escépticos: “estás contento porque te has escapado de la muerte por un pelo…” No pude más que responderles:
“Si, tal vez, pero mas contento estoy porque allí, sobre el monte, he descubierto el secreto, el significado de la vida…. El secreto para ser feliz es hacer todo por amor….todo por amor, ser Evangelio vivo.
Desde ese momento, cada día recuerdo que al final de mi vida no contaran los éxitos exteriores que haya logrado, pero cuanto he amado.
Vale más una papa pelada por amor, compartiendo los trabajos de la cocina con mi esposa, que una conferencia brillante que yo pueda dar ante 1000 personas, hecha sin amor, solo en busca de la fama,. Y vivir la Palabra, El Evangelio en sus múltiples facetas siempre, repito siempre, nos lleva a amar a Dios y el prójimo.
Pueden imaginar que aquí donde vivo, en California, todas las montañas que tenemos alrededor me ayudan a recordarlo…