No nos acostumbremos a la novedad de Jesús

miércoles, 5 de febrero de 2014
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Jesús salió de allí y se dirigió a su pueblo, seguido de sus discípulos.Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba estaba asombrada y decía: "¿De dónde saca todo esto? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada y esos grandes milagros que se realizan por sus manos?


¿No es acaso el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?". Y Jesús era para ellos un motivo de tropiezo.


Por eso les dijo: "Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa".Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de curar a unos pocos enfermos, imponiéndoles las manos.Y él se asombraba de su falta de fe. Jesús recorría las poblaciones de los alrededores, enseñando a la gente.

                                                                                                  Marcos 6,1-6.

 

04/02/2014 – Seguimos reflexionando el evangelio de cada día junto al Padre Alejandro José Puiggari, sacerdote de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario.

El padre nos invitó a descubrir cómo hacer para evitar el gran peligro de transformar en nuestras vidas al Señor en algo que ya no tiene novedad. Qué cosas en lo de todos los días nos llevan a domesticar a Jesús.

En el evangelio del día podemos observar como los prejuicios de los nazarenos no les permitieron reconocer en Jesús al verdadero Hijo de Dios. Ellos no pudieron abrirse a la novedad que Cristo les había revelado.

La palabra de Dios es siempre nueva gracias a la acción del Espíritu Santo. Cuando ésta Palabra encuetra lugar en nuestro corazón el día es distinto. Dejemonos envolver cada día por ella para que seamos Buena Noticia para los demás.

 

Te comapartimos la consigna del día: ¿Cómo podemos hacer para no acostumbrarnos a la novedad que trae el Señor?