Entrevista a Dolores Aleixandre, religiosa del Sagrado Corazón, teóloga, Licenciada en filología bíblica, profesora de sagrada escritura, autora de numerosas publicaciones. Vive en España.
De una lectura profunda, atenta, detallista, delicada, de los Evangelio, surgen nuevos nombres para invocar a María: “Nuestra Señora del No saber” “Nuestra señora de la buena mirada” “Nuestra señora del dejar hacer” “Nuestra Señora del buen adentro”…
Los nombres para invocar a María son frutos de una reflexión muy profunda de la Palabra de Dios, pero al alcance de todo el mundo. Leyendo los textos del Evangelio en que aparece María, debemos tratar de buscar no los modelos humanos de rendir homenaje. A veces nos han presentado los dogmas marianos, en un lenguaje como de segregación, de exclusión, como si María estuviera colmada de unos privilegios que la alejan de nuestra experiencia cotidiana. Creo que hay que acercarse al Evangelio con un modelo de equivalencia inclusiva: Poner el acento en todo lo que nos asocia y nos incluye en su camino. Tener devoción a María es exponernos a que nos pase también a nosotros lo que le pasó a ella: todo aquello que ella vivió, todo aquello con que el Señor la agració no es un jardín cerrado, sino que tiene las puertas abiertas para que entremos: ella nos toma de la mano para caminar con nosotros en la misma dirección que ella caminó.
“Nuestra Señora del no saber” puede ser no muy apetecible. ¿Quién va a querer entrar en el “Jardín del no saber” en un mundo en el que muchas veces del saber depende la vida, el futuro, depende el poder resguardarse? Lo primero que se dice de María en el Evangelio de Lucas cuando el ángel la saluda es: “ella se turbó y no sabía lo que significaba ese saludo”. María entra en la historia como Sujeto del Verbo “no saber”, “no conocer”.Cuando más adelante la encontramos con José encontrando al Niño en el Templo dice Lucas “Ellos no comprendieron lo que quería decir el Niño”. En el relato de la Anunciación se nos dice “la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra”. María pasa la vida entera a la sombra del Espíritu. Es una sombra que no le permite controlarlo todo, saberlo todo, conocer el resultado final del misterio de su Hijo: también al pie de la Cruz está como Señora del no saber. Claro: es Nuestra Señora del ‘fiarse’ –tener fe-. Tal vez por fiarse de su Hijo puede entrar en su camino. Cuando en el Evangelio Jesús narra la parábola de aquel sembrador que esparce la semilla y la semilla germina sin que el sembrador sepa cómo, creo que estaba pensando en su Madre: Yo –Jesús- he germinado y he crecido, y ella no ha sabido cómo. María no ha pretendido “dominar” los ¿cómo?. En general, Dios no nos deja dominar los cómos, nos pide que nos abandonemos a su presencia, a su voluntad, a su camino hacia nosotros. No tenemos que intentar siempre dominar los cómos. Eso es lo que significa ser devotos de
“Nuestra Señora del No Saber”: no pretender dominarlo todo, sino fiarse.Muchas vecen en la vida andamos a oscuras como aquel rebaño “cruzando por cañadas oscuras” (sal 22). El rebaño no sabe por donde va, pero escucha el cayado del pastor que le orienta en medio de la noche.Ella es peregrina con nosotros en la fe. No es ella subida mirando al cielo, sino caminante con nosotros, con sandalias, pasando por los mismos túneles que pasamos nosotros.
Ave maría, ave maría, gratia plena madre sanctaGratia plena oh, oh madre sanctaAve maría, ave maría, porque el milagro es la magia del amorQue nos une
A pesar de toda la violencia, la tristeza y el dolorDespués de que termina la tormenta ara todos brilla el sol,Para recordarnos que el amor, es capaz de lo imposible
Ave maría, ave maría, gratia plena madre sanctaGratia plena oh, oh madre sanctaAve maría, ave maría,Porque la esperanza sea la luz del corazónPara siempre
Ave maría, porque el milagro es la magia del amorGratia madreAve maríaFernando Lima
Un cuento: Un chino, -que no sabía nada de cristianismo-, ntra junto a un español en una iglesia. Ve a Cristo en la cruz y pregunta ¿quién es éste?. Le responde ‘Es el Hijo’. Luego mira la imagen de la Virgen dolorosa y pregunta: ‘¿y ésa?’. Le responde ‘Es la Madre’. Luego ve el símbolo del ‘ojo de Dios’, y pregunta ‘¿y eso?’. Le responden: ‘Ese es el Padre’. Entonces el chino exclama ‘¡qué familia tan desgraciada!”. Nosotros no somos una familia desgraciada. Todo lo contrario: tenemos la gracia de estar envueltos en la mirada amorosa de Dios, y María fue la primera.
ABEL PINTOS – OJOS DE CIELOSi yo miro el fondo de tus ojos negrosse me borra el mundo con todo su infierno.Se me borra el mundo y descubro el cielocuando me zambullo en tus ojos tiernos.
Ojos de cielo, ojos de cielo,no me abandones en pleno vuelo.Ojos de cielo, ojos de cielo,toda mi vida por este sueño.Ojos de cielo, ojos de cielo…
Si yo me olvidara de lo verdadero,si yo me alejara de lo más sincero,tus ojos de cielo me lo recordaran,si yo me alejara de lo verdadero.
Si el sol que me alumbra se apagara un díay una noche oscura ganara mi vida,tus ojos de cielo me iluminarían,tus ojos sinceros, mi camino y guía.
“Nuestra Señora del buen adentro” ¿dónde queda ese adentro? El Evangelio nos dice de María que ella “guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón”. “Meditar” , en castellano, suena a “algo que se hace con la mente”. Pero la palabra que usa Lucas, en griego, en realidad dice que María “reunía en el corazón lo que estaba disperso”. Ella, a lo largo de toda su vida, ha escuchado: en la anunciación “tu Hijo será grande”, y en Belén es un recién nacido, pequeño, ha escuchado “será Hijo del Altísimo”, pero de momento es hijo suyo, “Dios le dará el trono”, pero resulta que el trono es un pesebre, “y su reino no tendrá fin”, pero Belén es una cuadra. Oía en las sinagogas que “el Mesías huele a aloe y mirra en sus vestidos”, pero aquí huele a estiércol. ¿Cómo juntar la palabra del Evangelio con la vida? Es todo el trabajo de la vida cristiana. Como decía Mons. Angeleli, “hay que tener un oído puesto en el Evangelio y otro en el pueblo. Y eso es lo que hacía María: tenía por un lado la palabra en el corazón, y los ojos en lo que ocurría. Y muchas veces parece que las dos cosas van en dirección contraria. María, en el buen adentro de su corazón, en el laboratorio de su corazón, está trabajando para que palabra y vida se junten y se integren. Eso es todo lo que hacemos con la fe: cuando leemos o escuchamos noticias terribles, y luego participamos de la Eucaristía y rezamos “Padre nuestro que estas en el cielo…venga a nosotros tu Reino”, hacemos un esfuerzo de fe para unir el Padre en quien creo con los datos terribles que nos da la realidad. Tenemos que hacer ese trabajo de juntar, y no sabemos cómo. Por eso es a “Nuestra señora del no saber” a quien debemos acudir para que nos oriente, porque ella es maestra. Y debemos pedirle que no se nos rompa el corazón en el intento de unir dentro de él las cosas. Porque la tensión que genera ese esfuerzo hace que muchas veces nos fuguemos a las idealidades de la fe, o nos fuguemos hacia un realismo escéptico, que son los dos caminos equivocados. Ella está allí, en el centro, diciéndonos: “hijos, no os vayais para el lado del espiritualismo que no vais a ninguna parte, ni tampoco a la amargura de un realismo que pierde referencia a la Palabra”.“Nuestra Señora del Buen camino”: María pasó su vida caminando. Primero caminó a casa de Isabel, además caminó de prisa: era una muchacha ágil y animosa. Después va de Nazareth a Belén, con casi 9 meses de embarazo, en un viaje largo y penoso. Luego va a Caná a casa de los novios. La vamos a ver detrás de Jesús en su vida pública, y cuesta arriba del Calvario, y después a casa de San Juan, y después al Cenáculo a esperar al Espíritu. Ella es una caminante incansable. Este tema de caminar la vida entera tantas veces es cansador y sentimos ganas de sentarnos. Ella está ahí, animándonos, como esos guías que a veces van delante en el camino y en el caminar. La metáfora del camino es casi la metáfora de la vida cristiana: vamos unos con otros animándonos cuando estamos cansados, haciendo pausas, curando las heridas de otros, dejándonos curar.
Libros escritos por Dolores Aleixandre: “Las puertas de la tarde” , “Envejecer con esplendor” “Esta historia es mi historia: narraciones bíblicas vividas hoy”, “La fe de los grandes creyentes”, “Bautizados con fuego”, “Círculos en el agua” “Cantar a Jesús”,”Compañeros en el camino”, “Iniciar en la oración”, “Dame a conocer tu nombre”, “Palabras para la espera”, “Relatos desde la mesa compartida”, “Mujeres en la hora undécima”, “Dichosos vosotros. Memoria de dos discípulas”.