21/04/2017 – El sacerdote jesuita Ángel Rossi, en el espacio Palabras de vida, nos invitó a reflexionar, en este tiempo de Pascua, desde la imagen de las mujeres yendo al sepulcro.
San Marcos, a diferencia de los otros evangelistas, agrega un comentario al narrar el episodio de las mujeres, por lo cual el padre Rossi lo eligió para ésta ocasión.
Partiendo de la imagen de las mujeres saliendo temprano, llevando los elementos para tratar el cadáver según la costumbre judía, ellas “se dieron cuenta que era inútil seguir, porque a esa piedra no la iban a poder correr. Se tentaron, pero con algo real. Es muy lindo porque siguieron, lo lógico hubiera sido pegar la vuelta”, dijo Rossi y agregó: “Hay un dicho medieval que dice que ‘Los sabios caminan, los justos corren y solo los enamorados vuelan’. De alguna manera el amor es el que te hace seguir adelante, te hace volar. Ésta es la imagen de éstas mujeres, el amor hace que uno no vuelva para atrás aunque parezca ridículo seguir yendo”.
“Cuando estaban ya cerca, vieron que la piedra ya estaba corrida y Marcos agrega que era muy pesada”, aclaró el sacerdote, respecto al comentario que el evangelista agrega a diferencia del resto. “De alguna manera es así, es linda la imagen. Hay piedras que Jesús nos pide ayuda para correrla, por ejemplo con la muerte de Lázaro el Señor nos pide ‘quiten la piedra’, es decir Él nos la pide y quitamos nosotros. Hay otras piedras a las que a nosotros no nos da el cuero para correrla. Creo que ésta es la imagen de ésta piedra. El animarse a percibir la piedra corrida, el Señor viene con la fuerza y el consuelo para ayudarme a pasar a la vida”, dijo el padre Ángel.
“Hay un ejercicio que proponía hace años el padre Albisu. Era quedarme al lado de la piedra removida y contemplar y admirarme de lo que ya el Señor hizo por mí. Hay que ponerle nombre a las piedras que ya el Señor sacó por mí. Imaginar que me siento al lado de esa piedra y le pongo nombre: esquemas que removió, obstáculos que parecían insalvables, proyectos que renovó, confianzas que estaban por el piso y el Señor los puso de nuevo, culpas que nos encarcelaban, fragilidades que nos atormentaban, cada uno de nosotros puede ponerle nombre, significado a la piedra removida y renovar la confianza de que aunque parezca imposible el Señor puede correr aquello que nosotros no podemos”, comentó.
Continuó diciendo: “Animarnos a sentarnos al lado de nuestra propia piedra y sentir que el Señor es capaz de correrla, dejarme consolar por el Resucitado a las puertas de mi sepulcro junto a las piedras que Él ya removió. Es como revisar en ésta vida las piedras que Él ya ha removido y eso nos tiene que dar esperanza hacia adelante de que si confiamos en Él no hay por qué creer que no va a seguir haciendo. A veces nos resistimos al gozo y la esperanza, parece que nos sentimos cómodos en el dolor. Y esto es lo que el Señor va haciendo en este tiempo a través de éstas imágenes tan lindas de los signos de Cristo resucitado” “Tenemos que encontrar los signos de Cristo resucitado en nuestra vida”.
“El Señor resucitó también por mí, dice San Ignacio. Por mí Jesús va a la cruz, por mí el Señor resucita. Cuando encontramos esas dificultades que parece que no vale la pena seguir caminando, nos animemos a aprender de éstas mujeres que al amanecer siguieron adelante”, concluyó el padre Rossi.
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