27/09/2021 – En “Testigos de la Alegría”, la hermana Juana Alegre, dominica contemplativa, relató de qué se trata la vida en el monasterio San Alberto Magno, ubicado en cercanías de la localidad correntina de Lavalle. “Este monasterio está dentro de la diócesis de Goya. Lavalle está situada a orillas del río Paraná, entre las ciudades de Goya y de Santa Lucía. Se encuentra a 200 kilómetros de la capital correntina”, sostuvo sor Juana, la madre superiora de la comunidad.
“El monasterio está a 2 kilómetros de Lavalle, que es un pueblo de 4 mil habitantes. La diócesis de Goya está cumpliendo 60 años de vida y nuestra casa nació durante el gobierno pastoral del primer obispo, monseñor Alberto Devoto, conocido como “el apóstol de los pobres”. Devoto quería que hubiera vida contemplativa en Goya, decía que si nosotras no estábamos le faltaría el pulmón a esta comunidad. Este gran pastor participó activamente del Concilio Vaticano II y allí conoció a las monjas francesas dominicas que iniciaron este monasterio que tiene 53 años de historia”, agregó la religiosa nacida en la zona rural de Lavalle.
“Las fundadoras fueron la madre Catalina quien era la priora, y la hermana Teresa, que procedían del monasterio francés de Blagnac, a las que se unieron otras hermanas francesas y colombianas. Estas mujeres tuvieron la valentía evangélica y escucharon la voz el Señor para ir a sembrar su vida en ese bello lugar del mundo. Actualmente somos cuatro religiosas en el monasterio”, dijo la hermana Juana.
“Nuestra vida está entregada a Dios, en el silencio, en la soledad y en la fraternidad. Llamamos clausura también a nuestro interior, tenemos internet y celular, pero es lo mínimo, no nos distraemos y rezamos. A la mañana nos levantamos a las 5 y media y a las 6 de la mañana estamos orando en la capilla. Trabajamos en pintura y restauración de imágenes. También limpiamos, cocinamos y planchamos. Tenemos una casa de retiros. Y solo nos ayudan con las tareas del campo, porque tenemos un predio de 16 hectáreas. Se nos puede visitar y muchos visitantes nos piden oración y los escuchamos en sus reflexiones vitales y sus necesidades”, agregó la madre superiora del monasterio San Alberto Magno.
Las hermanas Silvia, Nélida y Norma también viven en esta comunidad. “El papa nos dice que no seamos solteronas amargadas, tenemos que transmitir la alegría del Reino de Dios”, reflexionó sor Juana. Y finalmente la hermana Silvia Carballo relató: “Yo soy de Bella Vista, pertenece a la arquidiócesis de Corrientes. Soy profesora de matemáticas, trabajé más de 20 años como docente. Fui caminando hasta que me di cuenta que Dios me pedía más y más, con más renuncias pero con más alegrías, por cierto”.
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