25/01/2023 – Una vez más nos acompañó el padre Héctor Espósito, misionero vicentino y párroco en Nuestra Señora Del Rosario. Estamos recorriendo las virtudes cristianas y hoy nos introdujo en la generosidad y en la austeridad.
Como siempre, partimos de la lectura de la Palabra de Dios, en este caso del texto de Filipenses 2, 1-11:
“Si la exhortación en nombre de Cristo tiene algún valor, si algo vale el consuelo que brota del amor o la comunión en el Espíritu, o la ternura y la compasión, les ruego que hagan perfecta mi alegría, permaneciendo buen unidos. Tengan un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento. No hagan nada por espíritu de discordia o de vanidad, y que la humildad los lleve a estimar a los otros como superiores a ustedes mismos. Que cada uno busque no solamente su propio interés, sino también el de los demás.Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús. El, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: «Jesucristo es el Señor».”
“Es un texto exquisito que llega al corazón -comenzó diciendo el padre Héctor-. Pablo, que sentía a Jesús y que palpitaba con Él, le expresa a los cristianos de Filipos esta realidad que es la de la humildad y generosidad de Jesús.”
“Jesús es exhaltado por hacerse ‘nada‘, se anonadó, y al hacerse ‘nada‘ se hizo ‘Todo’“
“La generosidad es la virtud que nos impulsa a actuar en favor de otras personas desinteresadamente y con alegría, teniendo en cuenta la utilidad y la necesidad de la aportación para esas personas aunque cueste un esfuerzo. La virtud de la generosidad nos hacen tener en cuenta más la necesidad del otro que nuestra conveniencia”.
“La causa de todo pecado es el deseo desordenado de sí mismo. Por eso la generosidad y luego, la austeridad, nos hacen volver a tomar conciencia de lo que somos, y por lo que Dios nos creó.
Pero la concupiscencia da origen a una actitud egoísta, a la codicia o la avaricia, lo contrario a la generosidad. Por eso también se habla de ambición”.
“La austeridad es la virtud que nos independiza de las cosas, que nos lleva a conformarnos con poco, que mortifica nuestras ansias de poseer cosas y darnos gustos desordenadamente y nos limita a lo esencial”.
“La austeridad nace y muere en el espíritu de la persona. El hombre austero se arregla con poco, tiene pocas necesidades y por lo tanto pocas cosas lo desestabilizan. El austero no se altera por la abundancia o ante la carencia”.
El p. Espósito nos acompaña cada semana en este ciclo de espiritualidad
Te invitamos a escuchar el programa completo en el audio que acompaña esta nota y a acceder a contenidos anteriores del padre Héctor haciendo click aquí