08/03/2022 – El padre Marcelo Amaya esta semana nos acompañó en Madre del pueblo, contándonos acerca de la devoción a Nuestra Señora de las lágrimas.
Esta advocación no alude a una aparición de la Virgen, sino a un fenómeno prodigioso que tuvo lugar el 29 de agosto de 1953 en la casa de un obrero en Siracusa (Sicilia). Durante cuatro días un cuadro de yeso con la imagen del Corazón Inmaculado de María derramó lágrimas tal y como pudo constatar una comisión de médicos. La “Madonna“ lloró durante 4 días, desde el 29 de agosto al 1º de septiembre y atrajo a miles de peregrinos a Siracusa.
El fenómeno fue declarado auténtico el 12 de diciembre del mismo año, por los obispos de Sicilia reunidos en conferencia episcopal. La Virgen de las Lágrimas fue aprobada por el Papa Pío XII el 17 de octubre de 1954.
Eugenia, del Movimiento Familiar Cristiano dialogó con el matrimonio de Susana y Pablo Zaya, acerca del amor amable desde el documento Amoris Laetitia y continuamos en el capítulo 4º de esta Exhortación.
Desde el marzo de 2021, en el que se celebraron 5 años de la publicación de la exhortación apostólica Amoris Laetitia sobre la belleza y la alegría del amor familiar, la Iglesia transita el Año “Familia Amoris Laetitia”, inaugurado por el papa y que terminará el 26 de junio de 2022 con el X Encuentro Mundial de las Familias. “El amor familiar: vocación y camino de santidad” es el tema elegido por para este Encuentro.
Otro de los espacios del programa está destinado a comprender mejor este camino del Sínodo que se ha propuesto para la Iglesia para este tiempo. Y en este sentido, el padre Marcelo nos acercó cuáles son las tentaciones que deben evitarse en un proceso sinodal:
-La tentación de querer dirigirnos a nosotros mismos en lugar de ser dirigidos por Dios.
-La tentación de concentrarnos en nosotros mismos y en nuestras preocupaciones inmediatas.
-La tentación de ver sólo “problemas”.
-La tentación de concentrarse sólo en las estructuras.
-La tentación de no mirar más allá de los confines visibles de la Iglesia.
-La tentación de perder de vista los objetivos del Proceso Sinodal. (tener cuidado que, si bien nuestras discusiones puedan ser amplias, el Proceso debe mantener el objetivo de discernir cómo nos llama Dios a caminar juntos).
-La tentación del conflicto y la división.
-La tentación de tratar el Sínodo como una especie de parlamento.
-La tentación de escuchar sólo a los que ya participan en las actividades de la Iglesia.
Te invitamos a escuchar el ciclo completo en el audio que acompaña esta nota