Nuestros miedos

miércoles, 18 de agosto de 2010
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Es bueno ponerles nombre a nuestros miedos, reconocerlos, porque de esa manera también les podemos agradecer –entre otras cosas- a estos ‘servidores de la vida’, decirles que hemos tomado nota de sus consejos y de sus advertencias, y mandarlos a dormir.

            Si yo tuviera que decir, de la lectura de la Biblia, cuáles son los grandes ejes que me han quedado a mi (subjetivamente, no desde una perspectiva objetiva ni doctrinal), qué es lo que me queda del Dios de la Biblia: a mi me quedan tres grandes cosas: Una: su pasión por la justicia. Ninguna divinidad en otras religiones adquiere este rostro del Dios judeo cristiano. Otra: el primado del amor: el retorno al amor en primer lugar y por encima de todo, aún por encima de la justicia. Y tercero: su combate al miedo humano. Y esto se hace más fuerte aún en Jesús: no el combate al pecado sino al miedo. El mensaje reiterado de Jesús es ‘no tengan miedo’.

            Si ser discípulos de Jesús implica estas tres características: que prime el amor, que tengamos pasión por la justicia y que seamos valientes –valentía que tiene que ver no con la osadía, no solo con la valentía del guerrero, sino con la fe, con la actitud de confianza ciega en el Señor-, estamos en una dinámica que nos modela fuertemente algunas tendencias instintivas que tienen que ver con nuestro ego.

            En última instancia, el miedo es también una defensa que nuestro ego levanta fuertemente cuando sentimos nuestra seguridad y nuestros privilegios amenazados.

            Pero los miedos pueden ser servidores de la vida, porque hay miedos ‘útiles’, aquellos que nos advierten y nos preservan de los peligros –no solo los físicos, externos, sino también los que tienen que ver con nuestra subjetividad, con nuestra alma-. En este sentido son una alarma que nos advierte de ciertas amenazas. Pero está también el miedo que nos paraliza, que nos neurotiza, nos frustra, nos enoja.

            Por eso, hay que reconocerlos, hay que escuchar estas alarmas, hay que agradecerles su voz, pero una vez escuchados hay que decirles: ‘ahora el mando de la situación la tengo yo’: mi inteligencia, mi reflexión, mi discernimiento.

            El tema es cuando el miedo toma el timón y quedamos relegados a un costado, presos de su pánico.

 

            Si nos ponemos a comparar nuestro mundo actual con el de nuestros bisabuelos, podríamos decir que, desde el punto de vista objetivo, nunca hubo más seguridades de las que hay hoy en el sentido de no padecer las amenazas de muerte que padecían (las hambrunas eran una realidad objetiva y que afectaban a grandes poblaciones. No existían los antibióticos, por tanto eran frecuentes las muertes de algún miembro de la familia por enfermedades graves) La muerte convivía como una realidad mucho más cercana en el camino. Y sin embargo no había tanto miedo. O al menos, no había tantas enfermedades derivadas del miedo.-

            Hay pensadores que le llaman a nuestra generación ‘la generación del miedo’. Paradójico que cuanto más crecen las seguridades materiales –tecnológicamente hablando- que se le ofrecen a la humanidad y cuanto mayor cantidad de personas van accediendo a estas seguridades, crece más la sombra del miedo entre nosotros.

 

Dices que no puedes volar, que no tienes alas y que sin alas no se puede volar
dices que la noche cayó  y en la oscuridad no se puede volar
Dices que el invierno llegó y cuando cae la nieve es imposible, no se puede volar
dices que se acerca un ciclón y con tanto viento no puedes volar

Buscas un refugio y te vas lejos de la realidad , tienes una excusa para todo y todo se congela…

Sube a la cima de tus miedos, piensa fuerte en un deseo y lo vas a lograr
Solo imagina que se puede . Lo que quieres te sucede si lo crees de verdad
Dices que no puedes andar, que el camino es duro y que te cansas y que mañana podrás
Qué dirás mañana y después cuando de verdad ya no puedas volar

Deja ya de ser tu rival , entrégate a la libertad , abre bien las alas y aprovecha el viento . Es tu momento

Sube a la cima de tus miedos . Piensa fuerte en un deseo y lo vas a lograr
Solo imagina que se puede. Lo que quieres te sucede si lo crees de verdad
Rompe las cadenas del temor. Eres amo y señor del futuro que en tus manos está
Toma por vivido lo soñado, y por pasado lo pasado y comienza a volar. Alberto Plaza

 

            Siempre los miedos nos están advirtiendo de algo. Creo que hay que aprender a conversar con ellos. Primero, detectarlos, porque rápidamente se enmascaran por ciertos mecanismos complejos que nuestra psiquis y nuestro orgullo tienen. A veces se presentan como todo lo contrario, por ejemplo como ‘actos de arrojo’: es decir, el miedo lo pone ansioso y le hace precipitarse contra aquello que le tiene miedo. Por ejemplo: si yo le tengo miedo a la autoridad puedo adoptar dos actitudes: una, de sumisión, de parálisis, y otra muy desafiante a priori, contestataria, rebelde. Le tengo miedo a la autoridad y revisto ese miedo de una hiper valentía, que parece una virtud pero en realidad no es mas que un disfraz porque a mi ego le resultaría sumamente vergonzoso y humillante darme cuenta que tengo miedo.

            Los miedos no son fáciles de identificar.

            A veces se revisten de ideologías, y hay ideologías, formas de ver el mundo que son verdaderos clubes de miedosos, casi se diría de fóbicos. En general, los fundamentalismos, los fanatismos, son eso. Cuanto más miedo tenemos, más buscamos en el fanatismo de nuestras ideas, en la rigidez, en el énfasis que ponemos, en lo duros que somos con nosotros y con los demás, más buscamos la seguridad que no logramos alcanzar en nuestro interior ni en nuestra mente. Y por eso hoy crece ¡y vaya que crecen! Las propuestas fundamentalistas en el mundo. O las que son propuestas espirituales, adquieren muchas veces características fundamentalistas: se viven fanáticamente porque hoy hay mucho miedo.

            Hoy podríamos decir que tenemos una ‘pandemia’ de fobias. Se respira en el ambiente el miedo, por mucho que lo queramos tapar o distraer. Nos entra por la piel. Nunca las películas de terror han llegado a semejantes decibeles de morbosidad, de violencia y de estrategias para poder producir terror, puesto que ya las personas se han inmunizado, porque viven inmersos en el miedo.

            Estas son las preguntas: ¿por qué tanto miedo objetivamente, cuando podríamos decir que hemos avanzado en materia de seguridad? Hay muchas explicaciones. Simplemente a título de ilustración, algunos dicen que la Segunda Guerra Mundial (me parece una hipótesis interesante) podría dar una luz que ilumine algunos fracasos políticos de la Argentina: falta de compromiso, de responsabilidad; algunos intelectuales ven en esto secuelas de lo que ha sido un gran horror. Los sobrevivientes a esta tragedia en todo el mundo, han tenido que reprimir sus miedos para sobrevivir. Hay muchos relatos de sobrevivientes de campos de concentración, todavía vivos en argentina, de cómo ellos hicieron para sobrevivir en ese momento y cómo pueden aún vivir con esos ‘fantasmas’. Han sido muchas las personas que han tenido que echar mano a mucho coraje, a mucha fuerza de voluntad y para eso han reprimido los miedos. Y algunos dicen que éstos se van desgranando generación tras generación: los miedos quedan como una sombra que viene junto con el paquete de todas las virtudes que los sobrevivientes de la guerra tienen por haber vivido una situación tan limite y haber sabido victoriosos, Esos miedos son inconcientemente una forma de decirles a las generaciones futuras: Nunca más. Y esos nunca más nos vienen implícitos a las generaciones de hoy.

           

            Otros aducen esta ‘generación del miedo’ a la estrepitosa caída del bienestar, del Estado benefactor, que se caracterizó por su protección, por esa figura de ‘gran papá’ que cobija una sociedad y la protege a través de leyes y disposiciones que le hacían previsible la vida. Podríamos decir que nosotros conocimos ese estado, y que hoy no están esas condiciones, y que tenemos que acostumbrarnos a vivir con estas inseguridades laborales, económicas, que van y vienen y uno no sabe bien de dónde. Estas Sociedades Anónimas que provocan crisis financieras, económicas, vuelos golondrina de los capitales, y nos dejan a merced de fuerzas oscuras de las que se supone hay un poder enorme que nosotros no sabemos muy bien cuál es, y comenzamos entonces a fantasear los miedos.

Empezaron los problemas, se engancho a la pena, se aferro a la soledad

ya no mira las estrellas, mira sus ojeras cansada de pelear.

 

Olvidándose de todo busca algún modo de encontrar su libertad

el cerrojo que le aprieta le pone cadenas y nunca descansa en paz

y tu dignidad se a quedado esperando a que vuelvas

 

Que nadie calle tu verdad, que nadie te ahogue el corazón

que nadie te haga mas llorar hundiéndote en silencio

que nadie te obligue a morir cortando tu alas al volar

que vuelvan tus ganas de vivir

 

En el túnel del espanto todo se hace largo

cuando se iluminara amarrado a su destino

va sin ser testigo de tu lento caminar

 

Tienen hambre sus latidos pero son sumisos

y suenan a su compás la alegría traicionera

le cierra la puerta o se sienta en su sofá

y tu dignidad se ha quedado esperando a que vuelva

 

Que nadie calle tu verdad, que nadie te ahogue el corazón

que nadie te haga mas llorar mintiéndote en silencio

que nadie te obligue a morir cortando tus alas al volar

que vuelvan tus ganas de vivir

 

            Hay miedo a muchas cosas. Hay uno que tiene que ver con el miedo a la novedad o el miedo al cambio. Creo que uno de los motivos por los cuales nos entusiasman lo que tiene que ver con el recuerdo –sea de la infancia, sea de personajes que nos han hecho reír, sean cosas no tan antiguas de las que se venden como los long play que no tienen mas de 25 años, etc- (tenemos el canal televisivo “Volver” para recordar estas películas como si fueran reliquias), es porque son ‘pedacitos de historia’ que tienen que ver con momentos de seguridad, nos traen la evocación de una vida más tranquila, más segura de alguna manera, más contenida.

Y esto también nos está mostrando la cantidad enorme de cambios que se han producido en menos de 50 años. Y tan profundos, y tan marcados, y tan vertiginosos, que si nosotros comparamos el ritmo de la historia hace 100 o 1000 años atrás nos damos cuenta de cuánto más rápido han sido. Es decir: una sola generación, la de hoy, está soportando los cambios que antes estaban distribuidos entre muchas generaciones. Y la mente humana tiene un ritmo para procesar cambios. Y este ritmo está dado también por la enseñanza que vamos haciendo de generación en generación. En este caso hemos tenido que hacer tantos cambios en una sola generación que se ha cortado el hilo en la transmisión de saberes para la vida (no estoy hablando de saberes vinculados a saberes tecnológicos ni científicos ni nada por el estilo) Por eso nuestros padres nos hablan en un lenguaje que –entre comillas- “no nos sirve”. Porque hay cosas que son perennes. Es común que los jóvenes sientan que lo que los padres le dicen está desactualizado, no tiene nada que ver con lo que está ocurriendo hoy.

            De manera que las experiencias que generaron conocimiento y aprendizaje en una generación, esos aprendizajes ya no están sirviendo para la generación siguiente, y esto produce mucho miedo, orfandad, porque la humanidad no ha crecido así. Y produce mucho miedo también en la generación mayor, porque sentimos que hay un legado que no podemos transmitir, una antorcha que no podemos pasar.

Y de aquí deviene también un gran miedo a lo novedoso, al cambio, totalmente justificado, pero vamos: estamos en esta y no nos podemos bajar. A la historia no la puedo frenar ni yo ni vos ni todos juntos. Y hasta te diría tengo miedo que a la historia la termine frenando los cataclismos ambientales.

 

Tres actitudes frente a los temores en tres figuras del Evangelio

 

            Los Evangelios de Mateo y de Lucas, que comienzan con la infancia de Jesús, describen distintas circunstancias donde irrumpe lo nuevo y provoca incertidumbres, la novedad provoca rupturas de las estructuras de lo conocido y de lo sabido.

            En verdad , Jesús es lo nuevo. Y es un verdadero terremoto su palabra, sus actitudes y sus gestos en las estructuras seguras que por aquel entonces se tenían como saberes contenedores de la vida. Saberes de Dios, de la vida, de la ley, de la organización social, de la política, de la economía. Jesús alteró fuertemente los cimientos de todas esas estructuras con sus gestos, su vida o con su palabra. Y ni hablar, con su muerte.

            Mateo y Lucas toman distintos pasajes de la vida, del nacimiento de Jesús, y si hay algo que caracteriza la primera infancia de Jesús es el terror y el miedo. Es un Niño que nace en circunstancias muy adversas: no se encuentra cobijo seguro para este parto (nada más estresante que eso para una madre y un niño). Es un Niño que inmediatamente se ve amenazado por el poder, y necesita huir. Es un Niño, una familia, que vive el exilio y la persecución, y a laque le cuesta mucho encontrar un lugar donde hacer un nido sin que se le sacuda. El entorno que rodea a Jesús es de terror, de terrorismo. Es la irrupción de ‘lo nuevo’, que genera miedo y las consecuentes actitudes de esos miedos.

           

            Uno de los que primeramente debe haber sentido miedo es José, cuando advierte que María está embarazada. En esa época, María hubiera tenido que morir lapidada a pedradas (aún hoy se matan mujeres en el Islam por adulterio). Ese era el destino que legalmente le correspondía. Pero José, con la imagen que tenía de María, y aún pensando que María le había sido infiel, decide dejarla en secreto, sin sanciones legales. Entonces aparece el ángel que le explica cuál es la situación. Este hombre, frente a un hecho ‘novedoso’, fuertemente movilizante, alterante, desestructurante, algo que no estaba en su mundo que estaba tejido con determinados códigos y leyes, algo que no estaba en su paradigma, en su imagen de las cosas (es importante saber que no habíaun pronóstico de que iba a nacer un Mesías de una virgen: esto es un arreglo, un enganche que hace Mateo para explicar después a la comunidad) ¿cuál es la salida que él elige ante lo nuevo?: la fuerza de Dios, la confianza en Dios. Confiar en Dios, en su mensaje, en su promesa es para José la posibilidad de una puerta. Confiar a veces en lo que está más allá de la razón. Y no por eso pierde su cabeza y su sentido común, porque después también tiene que obrar desde el temor, porque el hijo de Herodes, que continuaba con la política terrorista de su padre, hace que tenga que dirigirse a otro territorio: Galilea, donde logra hacer un hogar seguro para que lo nuevo crezca bien.

            José es este personaje que logra dar un salto muy grande, inédito, y al mismo tiempo poseedor de un sentido común que sabe que PARA QUE LO NUEVO, PEQUEÑO, VULNERABLE, PUEDA CRECER, NECESITA UN ÁMBITO DE SEGURIDAD. Y en ese momento también sabe buscar ese ámbito de seguridad. No es un corajudo, un imprudente, un temerario, sino que sabe ‘rumiar’ la vida, discernir, cosa que a nosotros nos vendría muy bien, porque en la mayoría de los casos vivimos muy aceleradamente.

            Enseñanza de José: hay momentos para dar pasos audaces en la confianza en Dios. Y hay momentos para la prudencia, para escuchar la voz del miedo, para la seguridad, especialmente cuando está en juego algo débil: tu niño, mi niño, un proyecto nuevo, algo que ha nacido. Hay que ponerlo a resguardo hasta que adquiera fuerza, hasta que sepa ‘discernir entre lo bueno y lo malo’ No hay que exponer sino proteger, poner a salvo las cosas nuevas, lindas, pequeñas. Hay que construir para ellas un ámbito de seguridad y de protección.

 

¿DONDE NACERÁ?

¿Dónde vas José? ¿Dónde vas María? ¿Dónde habrá un lugar para entregar la luz?
¿Dónde vas José? ¿Dónde vas María? ¿Dónde nacerá tu hijo Dios?
¿Dónde hacer la Navidad? No hay ningún lugar, sólo algún pesebre en Belén
¿Dónde hacer la Navidad?¿dónde habrá un lugar? en el corazón de cada hombre

¿Dónde vas José? ¿Dónde vas María? ¿Dónde hará la paz fuera de ti Jesús?
¿Dónde vas José? ¿Dónde vas María? ¿Dónde nacerá tu hijo amor?
¿Dónde hacer la Navidad? ¿quién esperará?, Dios está queriendo renacer
¿Dónde hacer la Navidad?¿dónde alumbrarás? danos ese Dios que hay en tu vientre.

 

            Esa imagen de la Familia de Nazaret caminando, es a veces buena para ahuyentar nuestros miedos. ¡Con cuánta prontitud apelamos al miedo frente a amenazas que realmente no son significativas! Cuando comparamos nuestra vida con las seguridades que ellos tienen, (de pronto a veces solo tenemos la seguridad de ‘el pan nuestro de cada día’), con la incertidumbre de esta familia exiliada, desprotegida, perseguida por poderes realmente grandes, frente a sus posibilidades y recursos, muchas veces nos vamos calmando. Y nos preguntamos: ¿por qué estoy alimentando mis miedos con preocupaciones?

            Así como José frente a lo nuevo, a lo movilizante, a lo que seguramente debe haberle dado mucho miedo, encuentra la puerta de la confianza en esto que Dios le comunica, de su jugarse por la misión que dios le adjudica, esto fortalece nuestro músculo interior.

 

            Tenemos otro personaje: el Rey Herodes. El también tiene una actitud ante lo nuevo: “al enterarse del nacimiento de Jesús, quedó desconcertado, y con él toda Jerusalén”. El poderoso tiene miedo de que lo nuevo pueda quitarle el poder. Entonces, aplica la fuerza. Carente de fuerza interior para sostenerse en ese poder, aplica la fuerza exterior para aniquilar aquello que amenaza su poder, y por eso asesina cruelmente a sus rivales.

            Si nos vamos a la mitología griega vamos a encontrar varios ejemplos de padres que matan a sus hijos por temor a que cuando crezcan les arrebaten en poder, y así por sucesivas generaciones.

            Es algo así como ‘matar lo nuevo’ porque lo nuevo amenaza con quitarme el poder.

            Esto que se plasma en muchos mitos, muchas leyendas, también es una actitud frente al miedo, una de las formas hoy podríamos decir ‘privilegiadas’ en que el miedo se reviste: de poder, de prepotencia, de represión, de delito, de violencia. En el fondo, aunque nos cueste verlo, en todo eso hay mucho miedo. Y a partir de esta actitud, podríamos investigar en nuestra sociedad cuanto de violencia tiene en su núcleo un gran miedo.

            Herodes está atrapado en su miedo: por temor, hace matar a miles de niños menores de 2 años. Y la política que él ejerce es una política del miedo, como ejercen hoy muchas empresas, organizaciones, porque es gatillo fácil, porque impacta fuertemente, porque creemos que tiene la posibilidad de ahogar hoy toda novedad, todo cambio. En el fondo, toda amenaza que mi inspira temor , porque temo que me quite el poder, que me acoraza el miedo.

            Son seres ‘moluscos’: tienen una interioridad blanda, viscosa, incapaz de sostenerse por sí misma, y por eso tienen caparazón. Es una de las formas que adopta el miedo: este caparazón que protege la vulnerabilidad de la vida interior, la debilidad. Porque en el fondo, es miedo todo lo que nos recuerda que tenemos límites, que tenemos fin, que caducamos. Que el brillo o la fama que alguna vez alcanzamos no es para siempre. Que el dinero o el poder que alguna vez tuvimos no es para siempre.

            Así como nos exhortan a la cumbre y a la cima ¿por qué no nos preparan para el descenso? ¿Quién nos ha hecho creer que somos inmortales? De esta falta de adecuación a nuestra realidad, brotan ingentes cantidades de miedos. Forman parte del entramado de la vida: la muerte, el límite, el fin, la vejez, el ocaso. Hasta las estrellas, en su aparente e infinita luminosidad, se apagan- ¿Quién nos ha hecho pensar que podemos escapar a estas leyes de la vida, si hasta el mismo Dios ha muerto, y la muerte ha tenido un lugar en la divinidad?

 

Si te arrancan al niño, que llevamos por dentro, Si te quitan la teta y te cambian de cuento
No te tragues la pena, porque no estamos muertos. Llegaremos a tiempo, llegaremos a tiempo.

Si te anclaran las alas, en el muelle del viento yo te espero un segundo en la orilla del tiempo
Llegarás cuando vayas más allá del intento. Llegaremos a tiempo, llegaremos a tiempo

Si te abrazan las paredes desabrocha el corazón. No permitas que te anuden la respiración
No te quedes aguardando a que pinte la ocasión que la vida son dos trazos y un borrón.

Tengo miedo que se rompa la esperanza, que la libertad se quede sin alas
Tengo miedo que haya un día sin mañana. Tengo miedo de que el miedo, te eche un pulso y pueda más
No te rindas no te sientes a esperar.

Si robaran el mapa del país de los sueños siempre queda el camino que te late por dentro
Si te caes te levantas, si te arrimas te espero. Llegaremos a tiempo, llegaremos a tiempo.

Mejor lento que parado, desabrocha el corazón. No permitas que te anuden la imaginación
No te quedes aguardando a que pinte la ocasión que la vida son dos trazos y un borrón.

SÓLO PUEDEN CONTIGO, SI TE ACABAS RINDIENDO, SI DISPARAN POR FUERA Y TE MATAN POR DENTRO
LLEGARÁS CUANDO VAYAS, MÁS ALLÁ DEL INTENTO. Llegaremos a tiempo, llegaremos a tiempo.
 Rosana

 
LA FUERZA DE LA VIDA (La Razón Para Luchar)
 
Cuando cae la noche en pleno día, y te envuelve la agonía te abandonas al desanimo,
Ya no tienes ni el consuelo de una lágrima, lloras mares sin poder llorar.
 
Cuando, piensa que es la vida una condena, cuando mas grande es la pena,
El dolor amargo y trágico, que le arrebato el color a un mundo mágico,
Te robo la poesía y las ganas de volar 
 
Siente en el dolor que brota de tu herida, latiendo con furor la fuerza de la vida,
Déjala crecer, déjate creer. Es el soplo de energía que ha de ayudarte a renacer.
Siente palpitar la sangre de tu herida, y de ella brotará la fuerza de la vida.
La fuerza que ha de consolar, el aliento para andar, la razón para luchar.
 
En el sitio mas oscuro, en la mas negra tormenta, en la pena inconsolable, en las noches mas vacía,
Una fuerza te levanta tu la reconocerás, una fuerza que te impulsa a caminar,
Empuja y no se rendirá
 
Siente palpitar la sangre de tu herida, y de ella brotará la fuerza de la vida.
Que no se rendirá, que desafiará, a la muerte y al olvido vencerá. Porque es eternidad
Siente en el dolor que brota de tu herida, latiendo con furor la fuerza de la vida,
La fuerza de la vida que resucitará en tu ser. Poderosamente viva sentirás lo que la vida.
Es la fuerza de la vida (es la fuerza de la vida)
Ainhoa

 

José de un lado. Herodes del otro. Dos modelos para enfrentar el miedo. En otro momento podríamos volver a María. Y a Los Magos: una figura entrañable: frente a lo novedoso, se ponen en camino dejando sus reinos, sus mundos, sus territorios, sus seguridades. ¡Miremos de lo que somos capaces! ¡Esa es la magia: caminar!

 

A veces pasa que la razón  corta el hilo y se va volando
con los vientos de una pasión  que a otros cielos se van soplando.
Se te escapa de las manos y te deja solo en la vía
abrazado a una confusión que no te lleva a una salida.
Y todo es culpa del corazón, que no toma una decisión.

Soñar puede cambiarnos la vida , soñar suele curar las heridas
Amar, para cambiarnos la vida Y amar, para curar las heridas

Se te escapa de las manos y te deja sólo en la vía
abrazado a una confusión,  que no te lleva a una salida.
Y todo es culpa del corazón, que no toma una decisión.

Soñar puede cambiarnos la vida, soñar suele curar las heridas,
Amar para cambiarnos la vida . Y amar, para curar las heridas
Y abrir las puertas del corazón  Y tomar una decisión.

 

                Si hay algo fascinante que tiene el Siglo XX –entre otras tantas cosas- es la exploración en la psiquis humana y todos los datos que ha arrojado esta ciencia tan nueva que es la psicología, que crece a pasos agigantados. El concepto de persona es muy nuevo: qué es una persona, cuales son sus derechos, cómo es su aparato psíquico, todo esto es nuevo. De manera que tenemos que tomarlo con seriedad pero prenderlo con alfileres, porque al ser una disciplina nueva las cosas pueden cambiar mañana. Pero mientras tanto, hay que darle la bienvenida.

                Ha habido mucha gente muy seria, yo diría guiada por el Espíritu, en esta nueva aventura, donde conjuntamente, mientras exploramos el cosmos externos, dios ha querido que exploremos el cosmos interno. Y el beneficio que esto tiene –todas las hipótesis de la constitución del aparato psíquico, y de lo que nos pasa, de donde provienen nuestros miedos y otros sentimientos- es que se ha abierto esta mente racionalista que venía trayendo el hombre especialmente desde el siglo XVII y XVIII, se ha abierto como un misterio. Entonces, la creación de las teorías sobre el inconciente es como que le dicen al hombre: “oye, tú ERES UN MISTERIO PARA TI MISMO”.

                Bajemos un poco el nivel de certezas que podemos alcanzar desde nuestra mente, porque somos un misterio para nosotros mismos. Creo que las catástrofes y las guerras que hemos creado, nos han demostrado hasta qué punto hay en los hombres verdaderos abismos desde los cuales pueden salir monstruos muy peligrosos.

                A la luz de esto, muchos neurocientíficos afirman que en nuestro cerebro hay ‘un reptil’ vigente de manera tal que reaccionamos a veces desde la razón, otras veces desde el mamífero, otras veces desde la colectividad, otras veces desde el reptil. Es decir, la parte instintiva, la mas primaria, todavía es la más idéntica a la del reptil: pura instintividad de sobrevivencia: un reptil nunca va a ir a un lugar donde haya tenido una experiencia cercana a la muerte. En este sentido, tenemos que ser mas humildes y hacerle mas lugar a nuestra instintividad. Muchas de nuestras cosas, son reacciones instintivas con las cuales tenemos que dialogar. Y preguntarle en todo caso a nuestro ‘reptil’: ¿qué señal de alarma me estás dando? ¿qué es lo que necesitás? ¿qué seguridad?. Escuchar nuestros miedos. No darles el control, pero tampoco ignorarlos.

                A veces es bueno usar una dinámica de disociativa, porque ‘somos muchas personas adentro, muchas voces’, y es bueno disociarlas un poquito y conversar con nuestro miedo como si tomáramos un café con nosotros mismos. Tomemos nota de lo que nos dicen nuestros miedos, agradezcámosles lo que nos dicen. No vayamos rápidamente a querer controlarlos. Es muy probable que si queremos controlarlo, el miedo se agrande más. Si el miedo no tiene la certeza de haber sido realmente escuchado va a apelar a toda la fantasmagoría habida y por haber para llamar mi atención, y que la mente conciente le escuche y lo tome seriamente en cuenta.

 

A veces, lo peor que se le puede decir a una persona que tiene fobia o que tiene mucho miedo es “no tengas miedo”, porque es justamente lo que esa persona no puede dar. El mensaje que da Mt 10, 26-33 es bueno entonces dosificarlo, compartimentarlo, y decirle “te voy a acompañar en el próximo pasito”. No tengas miedo es un mandato imposible. Es como decirle a un paralítico “caminá”! A veces se creía que a alguien que le tenía miedo al agua, se lo debía tirar al agua y decirle “nadá”. Y así, las personas se ahogan

 

Jesús nunca escondió a sus discípulos las durezas de la vida, los riesgos que corrían. Nunca les prometió un jardín de rosas. Hay capítulos en los cuales hasta parece cruel con las advertencias que les hace acerca de los peligros que van a correr.