03/12/2025 – En “Nuestros santos hoy” conocimos la vida, obra y legado del Beato Cardenal Eduardo Francisco Pironio, un indudable referente de la Iglesia de nuestro país, pero sobre todo un pastor reconocido por su profunda espiritualidad y su compromiso con la justicia social. Su ministerio es ampliamente reconocido en América Latina y el Caribe.
A lo largo de su vida, vivió y promovió un mensaje de esperanza, por lo que fue conocido como el Obispo profeta de la esperanza, un sacerdote celoso, servidor de la Iglesia universal y defensor de los laicos y los jóvenes.
Para traernos una semblanza de su vida y sus propios testimonios, nos acompañaron la Dra. Silvia Correale, desde Roma, el Padre Ezequiel Kseim, postulador para Argentina de la causa del Cardenal Pironio y el Padre Sebastián Vercellone, quien formó parte de la Comisión Diocesana que difunde la vida del Cardenal Pironio en Mar del Plata.
“Cuántas veces fuimos a su casa, celebramos en la capilla privada, la Misa por su cumpleaños, por el aniversario de su ordenación sacerdotal -comenzó compartiendo la Dra. Correale- son tantos recuerdos vividos, sobre todo en el periodo en que yo era estudiante. Yo era joven, y él me fue enseñando y marcando la vida. Fue mi padre espiritual los últimos diez años de su vida, es como si hubiera sido mi formador en esos años y pienso que eso marca mucho”.
Por su parte, el el Padre Ezequiel contó que conoció desde muy chico al Cardenal «cuando venía de vacaciones ya estando en Italia. Tuve la gracia de que mi padre me lo presentara. Antes de entrar al Seminario, me dio su bendición y la Virgen de Luján bendecida por él y tuvimos un momento de charla. Uno salía de hablar con Pironio y veía que era una persona que tenía algo más, era distinto, te decía unas palabras que te llegaban al corazón, la mirada serena, todo lo que el Cardenal siempre tenía”.
Finalmente, el padre Sebastián comentó su alegría de poder comaprtir y conocer más de la vida del Cardenal Pironio: «Yo siempre me consideré dentro del gran grupo de amigos del Cardenal. Aunque por una cuestión generacional no tuve la gracia de conocerlo, lo fui haciendo a través de los que fueron sus hijos espirituales, sus amigos. Siempre me acuerdo que la primera vez que me encontré con una estampa de él, lo primero que me llamó la atención fue su sonrisa… un santo que sonríe, esa sencillez del Evangelio encarnada en lo cotidiano”.
Podés escuchar el programa completo en el audio que acompaña esta nota