Don Antonio Solari: El santo de saco y corbata 

jueves, 27 de noviembre de 2025

26/11/2025 – En esta emisión de «Nuestros Santos Hoy», conocimos la vida y obra del Siervo de Dios Don Antonio Solari, laico nacido en Italia que vivió y desarrolló su labor apostólica en nuestro país. Nos acompañó el Padre Roberto Etcheverry (CSsR), sacerdote misionero redentorista y vicepostulador de la causa del Siervo de Dios.

Don Antonio Solari dedicó su vida a servir a Dios y fue un entusiasta apóstol de los necesitados. Buscó a Dios en los pobres, obreros, estudiantes, profesionales, encarcelados y a su vez, al reconocerlo y escucharlo, en todos los que lo buscaban.

Antonio Solari, conocido como el «santo de saco y corbata», nació en Chiávari, Génova, Italia, en 1861, y emigró a Argentina con su familia cuando tenía solo cinco años. A pesar de su vocación inicial al sacerdocio, las dificultades familiares lo llevaron a hacerse cargo de su hogar tras la muerte de su padre y la enfermedad de su hermano mayor. Renunció a su sueño de ingresar al seminario, pero encontró su verdadera vocación en el servicio a los demás.

A lo largo de su vida, fue un apóstol incansable, llevando el mensaje de Dios a los más necesitados: pobres, obreros, presos, estudiantes y profesionales. Desde 1883, cuando los primeros misioneros redentoristas llegaron a Buenos Aires, Solari colaboró estrechamente con ellos en la parroquia de Nuestra Señora de Las Victorias, donde trabajó durante 64 años. Allí fundó la Conferencia Vicentina, un grupo que organizaba visitas semanales a los hogares de los pobres, y promovió la devoción a la Virgen María con la creación de la Archicofradía de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.

Su amor por la educación también se manifestó en su dedicación a enseñar a obreros y presos, y a organizar la Misa del Estudiante, que desde 1919 convocó a miles de jóvenes cada 11 de noviembre. Además, trabajó en tribunales y en la administración de la curia eclesiástica, siempre con un enfoque en la atención de las vocaciones sacerdotales y religiosas.

Aunque nunca pudo cumplir su sueño de ser sacerdote, Don Antonio Solari dedicó su vida a la Iglesia y a las personas más necesitadas, dejando un legado de amor, fe y servicio.

Falleció en Buenos Aires en 1945, y hoy su tumba en la parroquia de Las Victorias sigue siendo un testimonio de su vida dedicada a hacer el bien.

Padre Roberto Etcheverry (CSsR)