Oración Del Padre Couturier Por La Unidad De Los Cristianos

miércoles, 3 de junio de 2009
image_pdfimage_print

Señor Jesús, que en la víspera de morir por nosotros,
oraste para que todos tus discípulos sean perfectamente uno,
como Tú en Tu Padre y Tu Padre en Ti,
haznos sufrir dolorosamente
la infidelidad de nuestra desunión.
Danos la lealtad de reconocer
y el valor de rechazar
lo que se oculta en nosotros de indiferencia,
de desconfianza e incluso de hostilidades mutuas.
Concédenos encontrarnos todos en Ti,
a fin de que de nuestras almas y de nuestros labios suba incesantemente
Tu oración por la Unidad de los Cristianos,
tal como Tú la quieres,
por los medios que Tú quieras.
En Ti, que eres la caridad perfecta, haznos encontrar el camino
que conduce a la Unidad en la obediencia a Tu Amor y a Tu Verdad,
a fin de que el mundo crea que Tú has sido enviado por el Padre. Amén.
 Padre Couturier

“Tu, el Dios de todo ser humano, demasiado resplandeciente para ser visto, te dejas ver como en una transparencia en el rostro de tu Cristo.
A nosotros, que tenemos prisa por discernir un reflejo de tu presencia en la oscuridad de las personas y de los acontecimientos, ábrenos las puertas de la nitidez del corazón.
En ese rincón de soledad que hay en cada uno de nosotros, ven a refrescar la tierra sedienta de nuestro cuerpo y de nuestro espíritu.
Ven a depositar la fuente de agua viva en las regiones muertas de nuestro ser. Ven a inundarnos con tu confianza para hacer florecer incluso nuestros desiertos interiores”
 Hno Roger de Taize
…………………………..

ORACIÓN DEL DIALOGO
 
Señor Dios, te alabamos y te glorificamos
por la hermosura de ese don que se llama diálogo.
Es un hijo predilecto de Dios,
porque es como aquella corriente alterna
que bulle incesantemente en el seno de la Santa Trinidad.
 
El diálogo desata los nudos, disipa las suspicacias,
abre las puertas,
soluciona los conflictos, engrandece las personas,
es vínculo de unidad y "madre" de la fraternidad.
 
Cristo Jesús, núcleo de la comunidad,
haznos comprender que nuestras desinteligencias
se deben, casi siempre, a la falta de diálogo.
Haznos comprender que mutuamente
nos necesitamos y nos complementamos,
porque tenemos para dar y necesitamos recibir,
ya que puedo ver lo que otros no ven,
y ellos pueden ver lo que yo no veo.
 
Señor Jesús, cuando aparezca la tensión,
dame la humildad para no querer imponer mi verdad,
atacando la verdad del hermano;
de saber callar en el momento oportuno;
de saber esperar a que el otro acabe
de expresar por completo su verdad.
 
Dame la sabiduría para comprender
que ningún ser humano es capaz
de captar enteramente la verdad,
y que no existe error o desatino
 que no tenga una parte de verdad.
 
Dame la sensatez para reconocer
que también yo puedo estar equivocado
en algún aspecto de la verdad
y para dejarme enriquecer con la verdad del otro.
 
Dame, en fin, la generosidad
para pensar que también el otro busca honestamente la verdad,
y para mirar sin prejuicios y con benevolencia las opiniones ajenas.
 
Señor Jesús, danos la gracia de dialogar.
Así sea.
 
Padre Ignacio Larrañaga