23/09/2022 – Esta semana compartimos una nueva edición del ciclo “Palabras jóvenes de grandes hombres” junto al padre Alejandro Nicola, Doctor en Teología especializado en Patrística, que este año toma el tema general de la “Oración de los primeros cristianos”, para aprender de ellos el fervor y la unción que tenían al orar.
Junto a Augusto Carranza, el padre Alejandro comenzó recordando el programa pasado donde se trató el tema de “Orar sin interrupción”, los distintos momentos del día y la santificación del tiempo.
En cuanto al tema de este día se destacó cómo en el Nuevo Testamento hay dos recomendaciones con respecto a la oración y que parecen contradecirse:
Los textos compartidos más arriba han generado diversas opiniones confrontativas. En esta oportunidad, desde el programa, pudimos comprender el sentido de estas palabras y para ello, compartimos el primer texto de la noche, que fue tomado del ‘Tratado de los Sacramentos‘ de San Ambrosio de Milán (S. IV):
“Tu habitación es tu espíritu, si estas en medio de la gente, con todo conservas tu lugar secreto y recóndito en el hombre interior. Que tu oración no salga solamente de tus labios, aplica todo tu espíritu, entra en el interior de tu pecho, entra en la totalidad de tu ser.”
En este sentido, San Ambrosio da un paso más sobre la conveniencia y utilidad de orar en secreto y no a los gritos:
“Aquel que ruega en silencio muestra y confiesa su fe en que Dios penetra el corazón y las entrañas, y que escucha tu oración antes de que las hayas pronunciado” (…) “la verdadera riqueza del corazón humano está oculto en la oración que brota de un corazón puro, donde esta oculto el hombre interior que esta en presencia de Dios con un corazón puro”.
San Ambrosio, en su comentario, nos dice cómo conviene empezar a orar para que no parezca uno ser arrogante, empezando a demandar con una petición. Conocimos el orden de la oración: alabanza, súplica, pedido y acción de gracias. Además, relacionamos esto con lo que nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica en su cuarta parte, acerca de la Oración.
Además de San Ambrosio, compartimos textos de San Juan Crisóstomo, donde nos señala que Dios quiere una oración invisible, pero que grita desde el corazón y nos lleva a entrar en el santuario celestial donde cantan los ángeles:
“Abel no rezaba callando, sino muriendo, y su sangre emitió un sonido mas fuerte que una trompeta. Llora también como aquel santo” y dice también: “Mezclate, rezando, con lo ángeles, que están cantando con toda reverencia aquel canto santo frente a Dios. No le estas rezando a los hombres sino a Dios que está presente en todas partes, que oye antes que se emita la voz, que conoce los secretos de la mente”
Finalmente el padre Alejandro rescató lo que significa “entrar en la habitación” del espíritu y levantar las manos (las actitudes o disposiciones).
Te invitamos a escuchar el programa completo en el audio que acompaña esta nota