02/10/2025 – «Padres estresados, niños abandonados.» Con esta frase contundente, la psicóloga Patricia Farías (M.P. 13.012) nos invita a reflexionar en el ciclo “Buscadores de Sentido” sobre un tema clave en la vida familiar: el delicado equilibrio entre la libertad de los hijos y la responsabilidad de los padres.
En un clima primaveral y lleno de cercanía, Patricia compartió en Radio María Argentina una mirada fresca y profunda: los chicos necesitan crecer con autonomía, pero también con el acompañamiento presente y amoroso de sus padres.
La vida cotidiana, con su vértigo de horarios, trabajos y exigencias, suele dejarnos poco tiempo para estar en familia. Pero como recuerda Patricia, la calidad de los momentos compartidos es tan importante como la cantidad. No se trata solo de dar órdenes o cumplir rutinas, sino de crear un ambiente donde los hijos se sientan escuchados, valorados y guiados.
En palabras de la especialista:
La psicóloga subrayó que la libertad verdadera siempre va de la mano de la responsabilidad. Un ejemplo sencillo lo ilustra: si un hijo decide no hacer una tarea, debe aprender que la consecuencia es que no podrá aprobar o tendrá que esforzarse más. Lo mismo ocurre con una discusión familiar, un error en la escuela o incluso con un gesto tan cotidiano como comer lo que no le corresponde: toda acción tiene un efecto que hay que asumir y reparar.
Patricia propone un ejercicio sencillo y pastoral:
Son aprendizajes que trascienden la infancia y acompañan toda la vida.
En la entrevista, Farías recordó algo fundamental: “La palabra cura o enferma”. Un “te quiero”, un “te felicito” o un “confío en vos” pueden marcar para siempre la autoestima de un hijo.
Los padres no solo transmiten valores con lo que dicen, sino también con lo que callan. El hábito del diálogo familiar —preguntar cómo fue el día, escuchar sin interrumpir, compartir alegrías y preocupaciones— es la base de una vida en común sana y fecunda.
En este día de los Ángeles Custodios, la psicóloga recordó que los padres están llamados a ser custodios del crecimiento de sus hijos. Custodiar no es controlar ni sofocar, sino acompañar con amor, estar presentes, dar aliento y sostener la esperanza cuando llegan los fracasos o los miedos.
Como dijo el Papa Francisco, “la familia es el lugar donde se aprende a amar, a perdonar, a sostener y a confiar”. Ese es el gran desafío de padres y madres: ser testigos del amor que educa y transforma, motivados siempre “desde el amor y para el amor”.
Patricia cerró con una anécdota simple pero reveladora: una niña que, cansada de ver a sus padres correr de una tarea a otra, les pidió algo muy sencillo: “Yo lo único que quiero es un picnic con ustedes”.
Ese pedido resume todo el mensaje: los hijos no esperan perfección, esperan presencia, cariño y tiempo compartido.