Para servirte

martes, 23 de octubre de 2007
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Oh Cristo, para poder servirte mejor
dame un noble corazón.
Un corazón fuerte
para aspirar los altos ideales
y no por opciones mediocres.
 
Un corazón generoso en el trabajo,
viendo en él no una imposición
sino una misión que me confias.
 
Un corazón grande en el sufrimiento,
siendo valiente soldado ante mi propia cruz de los demás
y sensible cireneo para la cruz de los demás.
 
Un corazón grande  para con el mundo,
siendo comprensivo con sus fragilidades
pero inmune a sus máximas  y seducciones.
 
Un corazón grande con los hombres,
leal y atento para con todos
pero especialmente servicial y delicado
a los pequeños y humildes.
 
Un corazón nunca centrado sobre mí,
siempre apoyado en ti,
feliz de servirte y servir a mis hermanos,
¡Oh, mi Señor!
todos los días de mi vida. Amén.