Paz en las decisiones

miércoles, 15 de octubre de 2014

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15/10/2014- El día miércoles vivimos la catequesis junto al Padre Javier Soteras en el Santuario de la Virgen del Carmen, en Nogoyá, Diócesis de Paraná.

En el día de Santa Teresa de Jesús el padre Javier comenzó la catequesis con el siguiente poema de la santa:

¿Que mandáis hacer de mi?

Vuestra soy, para vos nací :
¿Qué mandáis hacer de mí?…
Vuestra soy, pues me creasteis;
vuestra, pues me redimisteis;
vuestra, pues que me sufristeis;
vuestra, pues que me llamasteis;
vuestra, pues, porque me esperasteis;
vuestra, pues no me perdí:
¿Que mandáis hacer de mí?
Veis aquí mi corazón,
yo lo pongo en vuestra palma:
Mi cuerpo, mi vida y mi alma,
mis entrañas y afición.
Dulce Esposo y Redentor,
pues por vuestra me ofrecí:
¿Qué mandáis hacer de mí?
Dadme muerte, dadme vida,
dad salud o enfermedad,
honra o deshonra me dad,
dadme guerra o paz crecida,
flaqueza o fuerza cumplida,
que a todo digo que sí:
¿Qué queréis hacer de mí?…
Si queréis que esté holgando,
quiero por amor holgar;
si me mandáis trabajar,
morir quiero trabajando:
decid dónde, cómo y cuándo,
decid, dulce amor, decid:
¿Qué mandáis hacer de mí?
Amén.

La palabra que abre este encuentro es 1 Ts 5,21-24:

“Examínenlo todo y quédense con lo bueno.Cuídense del mal en todas sus formas.Que el Dios de la paz los santifique plenamente, para que ustedes se conserven irreprochables en todo su ser –espíritu, alma y cuerpo– hasta la Venida de nuestro Señor Jesucristo. El que los llama es fiel, y así lo hará.

 

La inquietud cuando debemos tomar decisiones

Ayer insistíamos sobre la disposición al abandono, ésta oración de Teresa es sin duda una bisagra que nos dispone a vivir la catequesis del día de hoy abriéndonos a la gracia de la santa indiferencia con la que ella ora.

Apartarse del mal quedándonos con lo bueno después de haberlo probado todo, supone una actitud de decisión. Pero ¿Cómo crecer en el ejercicio de la libertad para quedarnos con lo bueno apartándonos de lo malo habiendo, primero, probado todo?

Cuando estamos viviendo momentos de la vida en donde tenemos que tomar una decisión, esto nos supone experimentar en nuestro interior la incertidumbre; no vemos muy claro hacia adelante. Muchas veces porque la decisión marca la vida, cambia el rumbo.

En el comienzo de su vida Teresa se había escapado con su Rodrigo. Cuando los regresan su casa, ante la pregunta de hacia dónde iban, ella respondió que se iban a “tierra de moros” para ser martirizados, es decir morir martires. 7 años tenía Santa Teresa ¿Por qué quería morir así? Porque había escuchado que quien muere martír “va para siempre al cielo”; y ese “Para siempre a ella le fascinaba. Con las decisiones importantes, esas que son opciones fundamentales en la vida, pasa lo mismo. Son “para siempre”. Marcan el rumbo en la vida en un sentido definitivo. Como por ejemplo en la elección de una profesión, la vocación, el compromiso con una comunidad, etc. son elecciones que se sostienen aun en medio de las luchas.

Cuando uno tiene que tomar esas decisiones y luego sostenerlas pareciera que todo, los momentos, las cisrcunstancias que debemos sortear se vuelven difíciles, incluso dolorosoas. A veces nos sumen en una angustia profunda. Es como si se sintiera más el peso de lo que significa ser libre.

Acompañar1

¿Cómo conservar la paz mientras tomamos decisiones importantes en la vida? Frente a una decisión importante debemos evitar la prisa excesiva, el querer apurarnos. Hay que ir despacio, que no es frenar la decisión sino ponderarla; darle la importancia que se merece. La prisa nos hace precipitar aun cuando la opción este bien hecha, haciéndonos perder la oportunidad de vivir en plenitud eso que estamos viviendo, decidiendo.

Las rodillas son un lugar primordial donde tomar las decisiones. Es decir la oración es el lugar en donde preguntando claramente al Señor podremos tomar las decisiones correctamente. A la hora de tomar decisiones debemos ser decididos, determinados.

Suele sucedernos que empiezan a surgir desde el interior preguntas como: ¿No será que estoy confundido? ¿Me habré vuelto loco? ¿Qué será que me llevó a esto?. Es por esto que lo mejor es pedir ayuda, conversar con alguein que tenga más experiencia, que haya pasado por algo semejante. Uno va descubriendo qué es y qué no es de Dios.

Santa Teresa respecto de los acompañantes dice “Lo importante es que la persona tenga letras y piedad.” No tiene que ir uno a buscar consejos en cualquiera. San Ignacio dice que el mal espíritu suele ponernos malos consejeros ¿quienes son? Los que no han hecho recorrido ni se han formado en este sentido. Es muy importante en tiempo de decisiones abrirse a alguien que nos acompañe. La apertura del corazón es muy importante. Abrir el corazón, “desembuchar”. Necesitamos ir desenrredandonos, hablando. El mutismo es una herramienta que usa el mal espíritu para dejarnos empantanados, para que no podamos dar ese paso que Dios nos invita. Aunque te parezca una barbaridad lo que vas a contar tenés que hablar. En el mismo ejercicio uno va entendiendo qué es lo que está pasando y se da cuenta que los fantasmas empiezan como a borrarse.

Entonces, a la hora de tomar decisiones importantes, fundamentales, tres cosas tenemos que tener en cuenta: serenidad, encontrar con quien compartir, y saber ponerle palabras; esto último es un aprendizaje.

Buscar la voluntad de Dios en las decisiones

San Juan de la Cruz cayó preso, mientras permanecía en su calabozo experimentó lo que él llamó, la noche oscura de la fe. En ésta situación de cruz escribe las mejores poesías. Logra escaparse de la cárcel tirándose de un altillo. Cuando llega abajo se pregunta “a donde voy”. No encontraba una salida, un camino claro hacia donde emprender un nuevo rumbo. Aparece un perro que va avanzando y ladrando. Al seguirlo con la vista ve que el animal sale por un huequito. Por ahí, San Juan, encuentra la salida.

En la vida muchas veces nos pasa así, estamos a oscuras y no sabemos como encontrar el camino. Cuando estamos en situaciones muy angustiosas no sabemos mucho por donde ir, no podemos reconocer la voluntad de Dios. Es ahí cuando tenemos que estar a tentos a los signos que Dios nos pone en el camino, como a San Juan con el perro.

El Señor a menudo nos habla de maneras sorprendentes y nos ahce comprender cómo y por donde. Para eso hay que liberar el alma para que Dios actue y muestre. Cuando hacemos asi vamos aprendiendo a tomar deciones en paz. A veces las señales son chiquitas y luego de a poco van creciendo.

Hay que estar atentos.Por ahi, en el escenario social en nuestro país y en el mundo nos preguntamos “¿Cómo salimos de ésta?” “¿Por donde se sale”? A veces con una palabra Dios nos muestra la salida. Ayer visitamos la Mariapolis, un lugar bello en donde la Madre de Dios ha hecho de esos lugares pqueñas ciudades. Si recorresmos la hstoria de cómo nació el movimiento focolarino, al que pertenecen éstas ciudadelas vemos a su findadora, Chiara Lubich en Trento, en medio de la guerra, rezando juntos a un grupo de amigas universitarias. Ella cuenta la experiencia fundante de oración en medio de un mundo destruido por la guerra, Jesús les habla a través de Su palabra y les dice “Que sean uno”. Palabras que tuvieron un eco inmenso en ellas y entendieron que la voluntad de Dios era ésta: La unidad.

Fue suficiente una palabra en la boca de Dios para mostrar Su voluntad, sí, medio de semejante dolor, una palabra marca un nuevo rumbo. Por eso a veces en nuestra búsqueda no tenemos que ir por mucho, sino por lo que sea fundante en nuestra vida ¿Que es lo que le da fundamento a mi vida que hace que construya sobre roca? Ahi tenemos que apuntar en el ejercio de nuestra libertad. Sobre aquello que sea cimiente.

Puede pasar que yo no encuentre un respuesta, que Dios no responda. ¿Que tengo que hace? Hacer bien el bien. A veces nos deja enteramente libres; a veces, por razones propias, no se manifiesta. Es bueno saberlo, porque ocurre a menudo que, por temor a equivocarnos, no hacemos la voluntad de Dios, buscando a cualquier precio tener una respuesta: multiplicamos las reflexiones, las oraciones, abrimos diez veces la Biblia para obtener un texto y tener la luz deseada. Y todo esto turba e inquieta más que otra cosa; no se ve con más claridad. Cuando el Señor nos deja así en la incertidumbre, debemos aceptarlo con tranquilidad. Más que querer “forzar la situación” y atormentarnos inútilmente porque no tenemos una respuesta evidente.

Puede que Dios no diga nada y el que calla otorga. Si no esponde ante el menú, como dice Ignacio, que le presento al Señor es porque vamos bien. Solo queda afianzar el camino, la decisión. A veces solo se trata de sostener el rumbo. Avanzar por donde estamos yendo según nos dicta la conciencia.

No tengamos una idea falsa de lo que Dios exige de nosotros: Dios es Padre bueno y compasivo que conoce las debilidades de sus hijos, los límites de nuestro juicio. Nos pide una buena voluntad y una intención recta.

Debemos tener un deseo profundo y constante de obedecer a Dios . Pero este deseo estará verdaderamente de acuerdo con el Espíritu Santo si está acompañado de paz, de libertad interior, de confianza y de abandono, y no si es fuente de una confusión que paraliza la conciencia e impide decidir libremente.

Cuando la voluntad de Dios es abrazar cruz

En la vida lo que más nos cuenta entender la voluntad de Dios cuando somos puestos a prueba, cuando atravesamos por momentos de cruz, de dolor, de falta de salud, de injusticia ¿Cómo es esto?¿Acaso Dios no nos llama la felicidad? Por qué permite esto? ¿Será que Dios quiere este sufrimiento para mi vida?

El único lugar de respuesta es en la cruz, es el único lugar en donde, de alguna manera, se explica el dolor de los inocentes ¿Por que Dios lo permite? Es muy complicado. Pasado el tiempo uno puede llegar a descubrir cómo esos momentos fueron de creciemiento de madurez. Dicen que cuando la cruz es grande es el preludio de una gracia grande. Eso ayuda a soportar en paciencia el tiempo del sufrimiento, de la desolaciones.

El que está desolado, dice San Igancio, piense que pronto será consolado. A uno le cuesta y chilla pero detenido frente a la presencia del dolor uno sabe que también se puede elegir en paz lo no buscado.

El mundo

La cruz y asociarnos al misterio de la misma es la respuesta. Pablo ,lo dice “Completo en mi carne lo que le falta a los sufriemteso de Jesús.” El Padre Pío tenía mucha conciencia de lo que era estar crucificado con Jesús, elegida porque Dios lo permitía. Alli la conciencia de estos grandes de la Iglesia de estar produciendo muchos frutos. Haciéndose en ellos carne el Evangelio, “Si el grano de trigo muere produce mucho fruto.” Condición casi inevitable del floreciemeinto apostólico que depende del ascociarse al misterio de Jesús.

Te has decidido a Jesú, entonces preparate para la prueba dice la palabra. Jesés sabe que allí está la sabiduría escondida. Pablo lo va a decir en 1 Cortintios que la Cruz es sabiduria y la fuerza de Dios para nosotros y una locura para otros. No solo que no nos debilitamos sino que nos fortalecemos cuando estamos viviendo el tiempo de cruz. Para esto hay que hacer camino pidiendo la gracia de poder estar a la altura, para no escaparle, no correrse de allí, poder agarrarla fuerte a la cruz.

A la cruz se la puede abrazar o arrastrar. Cuando uno la abraza se transforma. La cruz en un árbol de vida no de muerte. Sabemos que viviéndola con Él la vivimos en plenitud, si la vivimos solos la padecemos.