El peso de la palabra y de los silencios

martes, 26 de abril de 2016
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Amigos1

26/04/2016 – “Cuando en la palabra no hay silencio, esta se debilita. La disponibildad de escucha esta ligada estrechamente al silencio” contó el P. Angel Rossi en diálogo con Radio Maria. En el espacio “Hoy puede ser” habló sobre la importancia del silencio en la palabra.

“Hay que encontrar el lenguaje vehicular de los valores” contó haciendo referencia a estos tiempos donde la sociedad ha perdido el lenguaje por el cual llegarle a nuestros hijos, esposos/as, etc. y en donde se pierde la capacidad de diálogo. Tenemos que encontrar el lenguaje que esta escondido, parece imposible, pero no lo es.

“En nuestros diálogos todos se preocupan por hablar, pocos saben escuchar. La disponibilidad de escucha esta ligada estrechamente al silencio. En las discuciones siempre queremos tener la última palabra, pero nos cuesta tener el primer silencio, hay que descubrir la belleza del silencio que es la otra forma de la palabra” y agregó que “Cuando se pierde el sentido del silencio se pierde inevitablemente el sentido de la belleza, la capacidad de asombrarse. La vida interior resulta imposible si llega a faltar el silencio”.

 

La importancia de los silencios

El sacerdote jesuita haciendo referencia a la importancia del silencio en la comunicación a través de la palabra, citó un diálogo de la pelicula “La noche de la luna” que deja un mensaje hermoso sobre la importancia del silencio: “Yo sigo creyendo que si hubiese silencio, si todos hicieramos un poco de silencio seriamos capaces de entendernos en algunas cosas”.

Rossi comentó que la palabra se ha desacreditado, no escasea, hay lluvias de palabrerio, pero el uso desmedido de la palabra le ha hecho perder credibilidad. El exceso de palabra es el signo de pobreza en el mensaje: “la palabra verdadera no rompe el silencio si no que procede del silencio”.

“Hay que desvelar palabras dormidas” dice una frase de de san silva. Eso no es inventar palabras nuevas que luego envejecen muy de prisa, sino que hay que hacer salir del sepulcro las viejas palabras” dijo el P. Ángel. Además habló de la urgencia de diferenciar entre palabras habladas y palabras hablantes. Las palabras habladas son palabras viejas, incrédulas; las palabras hablantes son las que nos dicen algo, las que hablan por sí solas.