Pier Giorgio Frassati, un testimonio de la fe puesta en acción

jueves, 4 de septiembre de 2025

03/09/2025 – El joven italiano será canonizado el próximo domingo 7 de Septiembre y su ejemplo sigue inspirando a generaciones de todo el mundo.

Pier Giorgio Frassati nació en Turín en 1901 y falleció en 1925. Fue un laico dominico, miembro de la Acción Católica, que en sus cortos 24 años vivió plenamente las bienaventuranzas del Evangelio, gastó su vida totalmente para Dios y los más pobres.

Para conocer más en profundidad su vida y legado, en «Nuestros santos, hoy», nos acompañaron la Dra. Silvia Correale, abogada, Doctora en Derecho Canónico, especialista en procedimientos de canonización y postuladora en el Vaticano de la Causa de Pier Giorgio. También contamos con la participación de Emanuela Gitto, vicepresidente de Jóvenes de Acción Católica Italiana y de Gissel Perez, responsable nacional de Jóvenes de Acción Católica Argentina.

Con ellas repasamos la biografía del próximo santo, el contexto histórico, social y político en el que vivió y cómo su vida fue un testimonio comprometido para los jóvenes de su tiempo y lo sigue siendo para muchos jóvenes de hoy.

Pier Giorgio vivió en un contexto social y político complejo. Después de la Primera Guerra Mundial, Italia -y el mundo- sufría grandes tensiones sociales, económicas y políticas. En ese ambiente de pobreza y de crisis, Pier Giorgio no se mantuvo al margen: desde su profunda fe, eligió comprometerse activamente en la sociedad de su tiempo.

Fue miembro del Partido Popular Italiano, desde donde promovió el bien común, la justicia social y la solidaridad. Su cercanía con los pobres y su búsqueda de soluciones concretas nacían directamente de su vida de fe, oración y amor por Cristo.

Uno de sus mensajes más fuertes, aún vigente hoy, lo expresó en una carta dirigida a estudiantes de Bonn: «No podemos cambiar esta triste situación, pero como estudiantes cristianos comprometidos, sí podemos trabajar para construir una fraternidad universal.»

A la vez, tenía muchos y buenos amigos, compartiendo su fe con ellos con naturalidad y franqueza. Sus amigos lo describieron como «una explosión de alegría». También amaba los deportes como cualquier otro muchacho de su edad.

Fue un modelo de virtud, un «hombre de las bienaventuranzas«, como lo llamó el papa Juan Pablo II en la ceremonia de beatificación en 1990.

Te invitamos a conocer más de su vida en el video que acompaña esta nota.