El Cardenal Eduardo Pironio era secretario General del Celam cuando se concretó la Conferencia de Medellín.
21/11/2018 – Entre el 26 de agosto y el 8 de septiembre de 1968 tuvo lugar en la ciudad colombiana de Medellín la segunda Conferencia del Episcopado Latinoamericano, convocada por el entonces papa Pablo VI. A 50 años de este evento eclesial que cimentó raíces hondas en la Iglesia Latinoamericana, cabe recordar que este encuentro de Medellín se propuso discenir los signos de los tiempos que significa descubrir en la historia de los pueblos los mensajes de Dios. Eduardo Pironio era el Secretario General del Celam y fue un actor importante en el desarrollo de esta conferencia, como también en su difusión y aplicación práctica. Es por eso que dialogamos con monseñor Carlos Malfa, obispo de Chascomús y secretario general de la Conferencia Episcopal Argentina, quien fuera secretario privado de Pironio en Mar del Plata cuando aún era un joven laico.
Monseñor Malfa destacó que “Medellín fue la encarnación en nuestro continente del espíritu del Concilio Vaticano II. Esta conferencia fue un acontecimiento de salvación, religioso y humano a la vez. Y no se puede hacer memoria de lo que ocurrió en Medellín sin dejar de recordar a monseñor Pironio. Él definía a este acontecimiento como ´el paso del Señor por Latinoamérica`”. El obispo de Chascomús indicó que la presencia de Pablo VI sirvió para “iniciar un camino de renovación espiritual, de una acentuada caridad pastoral y una notable sensibilidad social. Este paso del Señor por nuestras tierras hizo que la Iglesia latinoamericana se mostrara al mundo con exigencias de santidad, de amor y de servicio. Yo creo que la tercera exhortación apostólica del papa Francisco ´Gaudete et exsultate`nos vincula con el documento de Medellín, porque se renueva el llamado a la santidad. Tenemos que tener el coraje, la libertad y la alegría de renovarnos en este sentido”.
Por otra parte, el prelado bonaerense recordó que “Pironio es siervo de Dios porque el Episcopado argentino lleva adelante su causa de canonización. Gracias a Dios, esta causa avanza muy bien en Roma. Y aprovecho para pedirles a todos que recen por esto, para que podamos ver pronto a Pironio como un nuevo beato de nuestro país. Nadie se encontraba con este gran hombre sin llevarse consigo algo de Dios. Pironio es como el testigo fiel, de la abundancia de su corazón hablaba su boca”. Monseñor Malfa reseñó además que “para Pironio, la Iglesia fue su amor fundamental y único. Y esto supo contagiarlo. Y él siempre decía de Medellín salió una Iglesia centrada en Cristo y servidora de la humanidad. Estas dos realidades son inseparables”.
El miércoles de la semana próxima compartiremos una reflexión sobre la conferencia de Medellín junto al sacerdote cordobés Carlos Schickendantz. A su vez, el primer miércoles de diciembre escucharemos al jesuita y doctor en teología Juan Carlos Scannone sobre la actualidad de este acontecimiento eclesial de hace 50 años atrás y su vínculo con el pontificado de Francisco.
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