19/06/2018 – El evangelio del día nos desafía a amar a los enemigos. ¿Es posible amar a quienes nos hacen daño?
Frente a la realidad de nuestra Argentina, dividida y enfrentada, el evangelio resulta casi una provocación. Y esta es la invitación de Jesús, a su camino que empieza a ponerse estrecho y a sus seguidores, nos pide un plus de amor.
El Papa Francisco, en una homilía del 18 de junio del 2013 sobre este evangelio, dejó esta reflexión que puede ayudarnos.
” ¿Cómo se puede amar, se preguntó, a aquellos que “toman la decisión de bombardear y asesinar a tantas personas”? ¿Cómo se “puede amar a aquellos que por amor al dinero no dejan que las medicinas lleguen a los ancianos y los dejan morir”? ¿O a aquellos que sólo buscan “el propio interés, el propio poder y hacen tanto mal”? “Amar al enemigo parece una cosa difícil”, observó, pero Jesús nos lo pide. La liturgia de estos días, continuó, nos propone justamente esta “actualización de las leyes que hace Jesús”, desde la ley del Monte Sinaí a la Ley del Monte de las Bienaventuranzas. Y subrayó que todos nosotros tenemos enemigos, pero en el fondo nosotros mismos podemos convertirnos en enemigos de los otros: “Tantas veces también nosotros nos convertimos en enemigos de otros: no los queremos. Y Jesús nos dice que debemos ¡amar a los enemigos! ¡Y esto no es fácil! No es fácil… pensamos que Jesús ¡nos pide demasiado! Dejamos esto para las monjas de clausura, que son santas; dejamos esto para alguna alma santa, pero en la vida común esto no se puede. Y esto ¡tiene que poderse!. Jesús dice: ‘No, ¡deben hacer esto! Porque de lo contrario ustedes son como los publicanos, como los paganos. No son cristianos’”.
” ¿Cómo se puede amar, se preguntó, a aquellos que “toman la decisión de bombardear y asesinar a tantas personas”? ¿Cómo se “puede amar a aquellos que por amor al dinero no dejan que las medicinas lleguen a los ancianos y los dejan morir”? ¿O a aquellos que sólo buscan “el propio interés, el propio poder y hacen tanto mal”?
“Amar al enemigo parece una cosa difícil”, observó, pero Jesús nos lo pide. La liturgia de estos días, continuó, nos propone justamente esta “actualización de las leyes que hace Jesús”, desde la ley del Monte Sinaí a la Ley del Monte de las Bienaventuranzas. Y subrayó que todos nosotros tenemos enemigos, pero en el fondo nosotros mismos podemos convertirnos en enemigos de los otros:
“Tantas veces también nosotros nos convertimos en enemigos de otros: no los queremos. Y Jesús nos dice que debemos ¡amar a los enemigos! ¡Y esto no es fácil! No es fácil… pensamos que Jesús ¡nos pide demasiado! Dejamos esto para las monjas de clausura, que son santas; dejamos esto para alguna alma santa, pero en la vida común esto no se puede. Y esto ¡tiene que poderse!. Jesús dice: ‘No, ¡deben hacer esto! Porque de lo contrario ustedes son como los publicanos, como los paganos. No son cristianos’”.
Jesús, explicó el Papa, “nos dice dos cosas”: ante todo mirar al Padre que “hace surgir el sol sobre malos y buenos” y “hace llover sobre justos e injustos”. Dios “tiene amor para todos”. Y luego, continuó, Jesús nos pide ser “perfectos como es perfecto el Padre Celeste”, “imitar al Padre con aquella perfección del amor”. Jesús, agregó, “perdona a sus enemigos”, “hace de todo para perdonarlos”. Vengarse en cambio, advirtió Francisco, no es cristiano. Pero ¿cómo podemos llegar a amar a nuestros enemigos? Rezando. “Cuando uno reza por aquello que nos hace sufrir –afirmó el Papa– es como que el Señor viene con el óleo y prepara nuestros corazones a la paz”. “¡Rezar! Es lo que nos aconseja Jesús: ‘¡Recen por sus enemigos! ¡Recen por aquellos que los persiguen! ¡Recen!’. y decirle a Dios: ‘Cámbiale el corazón. Tiene un corazón de piedra, pero cámbialo, dale un corazón de carne, que sienta y que ame’. Les dejo sólo esta pregunta y cada uno responda en su corazón: ‘¿Rezo por mis enemigos? ¿rezo por aquellos que no me quieren?’
Jesús, explicó el Papa, “nos dice dos cosas”: ante todo mirar al Padre que “hace surgir el sol sobre malos y buenos” y “hace llover sobre justos e injustos”. Dios “tiene amor para todos”. Y luego, continuó, Jesús nos pide ser “perfectos como es perfecto el Padre Celeste”, “imitar al Padre con aquella perfección del amor”. Jesús, agregó, “perdona a sus enemigos”, “hace de todo para perdonarlos”. Vengarse en cambio, advirtió Francisco, no es cristiano. Pero ¿cómo podemos llegar a amar a nuestros enemigos? Rezando. “Cuando uno reza por aquello que nos hace sufrir –afirmó el Papa– es como que el Señor viene con el óleo y prepara nuestros corazones a la paz”.
“¡Rezar! Es lo que nos aconseja Jesús: ‘¡Recen por sus enemigos! ¡Recen por aquellos que los persiguen! ¡Recen!’. y decirle a Dios: ‘Cámbiale el corazón. Tiene un corazón de piedra, pero cámbialo, dale un corazón de carne, que sienta y que ame’. Les dejo sólo esta pregunta y cada uno responda en su corazón: ‘¿Rezo por mis enemigos? ¿rezo por aquellos que no me quieren?’