No se movió. Tan sólo me miraba como si nadie más me conociera.Volvió a insistir. Su voz, no sé cómo era pero una paz sin nombre me habitaba.
No se movió . Y me fui. Casi corríaaunque todo mi ser se resistíay algo mío quedaba en el lugar.
Quise volver. Y nadie. En la veredasolo un trozo de pan, como una rueda,que pisé sin querer al caminar.