29/03/2022 – En “Pensar la fe en el cambio de época”, el teólogo y sacerdote betharramita Gerardo Ramos compartió su experiencia del camino de Santiago de Compostela como experiencia de transformación personal, eclesial y social. “Hice esta travesía junto a otro sacerdote en el año 2013 y la verdad que han sido maravillosos esos 35 días de caminata. Cada uno hace este recorrido de una forma diferente aunque haya algunas paradas propuestas oficialmente. Este camino es una muy buena forma de descubrir que, en cada camino, vamos siendo transformados por Dios. El camino te va a abriendo a la geografía y también a las otras personas con las que compartís la peregrinación. Cuando nos ponemos en movimiento se activan otro tipo de dinamismos, que implican desafíos y posibilidades de aprendizaje. En mi caso he disfrutado mucho del caminar que de llegar a Santiago de Compostela”, matizó Ramos.
“Es esta una reflexión sapiencial acerca de las principales experiencias que vamos haciendo a lo largo de la vida, y de las cuales tomamos mayor conciencia en algunos momentos que en otros, con la convicción de que todas ellas nos pueden conducir, de algún modo, al encuentro con Dios, de que todas ellas constituyen, en cierto modo, una incipiente “epifanía”. Francisco nos dice que Dios nos habla en la vida. En este sentido comparto este texto llamado “Poema de la Vida”, de mi autoría”:
Si escucháramos sabiamente
El meduloso y elocuente silencio
De las variadas horas de la vida
Ofrecidas generosamente por el tiempo,
Percibiríamos que el sentido más profundo
Madura y surge siempre desde adentro,
Augurando una abundante, variada y rica
Multiforme gama de encuentros.
Vínculos de amor entrañables y queridos
Que como puro don divino afloran y se ofrecen,
Proponiendo una diversificada comunión se mecen
Sabiamente ésta entretejida y pacientemente amalgamada,
Por los padres en los hijos fecundamente proyectada,
Mediante esa intimidad creadora, misteriosa y delicada
Que como inédita expresión de bondad divina se nos vierte
Y en su más concreta epifanía se convierte.
Vamos alternando el duro trabajo cotidiano
Con la exuberante y animada fiesta que expansiva,
Propicia que el pesado tedio y la rutina
Puedan tornarse una vez más restauradora algarabía.
Pero esa agraciada y profunda alegría
De una vida digna, dichosa y realizada
Suele tornarse malhadada en un triste y amargo momento,
Al sorprendernos un tormento, dolor, fracaso o sufrimiento.
Así, cuando en el ocaso del camino,
La muerte hostil nos amenace fría
Con querer cortar inexorablemente
El tenue y sutil hilo de la vida,
Dios nos invitará a consignar
Confiadamente en Él la partida,
Cuando al concluir la trajinada jornada
Afiance la esperanza su compasiva mirada.
“Memoria agradecida, partida y promesa son claves vitales. Y el camino de Santiago y los ejercicios ignacianos nos ayudan a mirar la totalidad de la vida. En el amor, en el trabajo o en la economía personal y familia hay que perseverar, la vivencia subjetiva de esto es algo artesanal y aparece la creatividad como elemento fundamental”, indicó Gerardo.
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