Pongamos al trabajo de moda

lunes, 12 de enero de 2009
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La Cooperativa “La Juanita” del Movimiento de trabajadores desocupados de La Matanza en la provincia de Buenos Aires conducida por Toti Flores es un caso paradigmático de democratización de acceso a los recursos. Él tejió una alianza con un reconocido diseñador de modas Martín Churba, uno de los creadores que utilizan técnicas mas vanguardistas y refinadas y pusieron en marcha la campaña, “Pongamos al trabajo de moda” porque de tanto no haber trabajo se pierde la cultura del trabajo. Hoy sabemos que hay argentinos que no han visto trabajar a nadie en su familia y que ya van por la segunda generación sin trabajo. Hoy sabemos que hay argentinitos que crecen aprendiendo a delinquir, a mendiguear pero no pueden aprender a trabajar. “Pongamos al trabajo de moda” permitió no solo comenzar a diseñar sus propios guardapolvos (que eran el icono de la campaña) sino descubrir el mercado de la exportación y colocar sus productos en Japón.  Hoy el taller de costura se encuentra produciendo junto con la ONG otro mercado al sur, cien mil remeras que serán colocadas en Italia a través de la red de comercio justo. Esta red de comercio justo es también otra de las tantas iniciativas que hay para combatir la especulación, y la desigualdad de oportunidades, porque busca abrir mercados comerciales para estas iniciativas que por sus propios medios nunca pueden acceder, y se busca de esta manera dar la prioridad a aquellos productos que por su calidad y por emerger de un contexto social de esfuerzo y de trabajo merece la oportunidad de que se la adquiera.
Impulsada por reste antecedente la Cooperativa de “La Juanita” encaró otra experiencia en el rubro gastronómico junto con Maru Botana – esta renombrada y popular chef les dio su propia receta para elaborar pan dulce  para que puedan distribuirlo en estas fiestas – y a partir de allí se estableció la escuela taller de panificación “La Masa Crítica” . Esta alianza fue formando a personas en el oficio de maestro panadero y tiene un enorme potencial para expandir la idea a todo el conurbano bonaerense donde hay numerosos emprendimientos sociales en panadería. El movimiento de Toti Flores  es conocido por recuperar la cultura del trabajo manteniendo las condiciones de dignidad que lo llevó a rechazar los planes asistenciales que ofrecía el Estado y apostar a sus propias iniciativas. En esa dignidad ellos quieren volver al trabajo, a cualquier precio pero no de cualquier manera sino dotando a los emprendimientos de las técnicas, los recursos y los conocimientos que se utilizan en las empresas con mayor desarrollo de calidad.

Martín Churba, un grande de la moda, en su negocio de Recoleta lleno de glamour, tiene un cartel que dice “El movimiento de trabajadores desocupados de La Matanza tiene el orgullo de reconocer a Martín Churba  como una mano amiga cuya confianza nos sigue dando fuerzas para cambiar el mundo” que tiene que ver este escenario y como sucedió este matrimonio? de esto y de muchas cosas más vamos a hablar con Toti Flores que es el que fundó el movimiento de desocupados  de La Matanza  que ha logrado “Poner al trabajo de Moda”

GLS: Toti, bienvenido

Toti: Gracias Gabriela

GLS: ¿Cómo anduvo la venta de pan dulce en la Navidad pasada?

Toti: Muy bien, estábamos un poco asustados por la situación económica del país, habíamos comprando un horno nuevo y el riesgo era importante pero por ahora hemos vendido mas de 2000 kilos de pan dulce, lo cual es interesante.

GLS: ¿Cuándo y cómo surge el movimiento de desocupados  de La Matanza?

Toti: Nuestro movimiento surge en el 1995 y tiene que ver con la defensa que nosotros queríamos darnos, no sentirnos excluidos, ni marginados, ni  pobres, queríamos trabajar y fuimos conocidos porque al final de 1997 cuando desde el Gobierno se empezaron a instrumentar los planes asistenciales, tuvimos la osadía de decir “esto va en contra de la cultura del trabajo” y los rechazamos y comenzó un camino difícil pero interesante.
GLS: En el 1996 surgen  para hacer qué? cortar rutas, organizarse. protestar?

Toti: Nosotros hemos hecho de todo lo que han hecho los movimientos piqueteros, siempre con el objetivo de visibilizar un tema que estaba tapado, estábamos supuestamente en el primer mundo, dólar uno a uno, la gente compraba electrodomésticos, el Presidente había sido reelegido y en este momento había millones de personas que quedaban por fuera del aparato productivo con lo cual cambiaba su condición de trabajadores para ser desaparecidos sociales.  En el 1997 tuvimos la osadía de rechazar los planes sociales y así comenzamos un camino de dignidad que hasta ahora nos identifica. Hoy somos el único movimiento que tuvo esta postura, y en el 2001, 2002, muchas veces pensamos si nos estábamos equivocando, pero la vida nos fue llevando y hoy estamos orgullosos. Lo pasamos duro, en esa época tres veces por día pensábamos en cambiar esta actitud, pero es ahí donde se empieza a gestar esta oportunidad de construir nuestros emprendimientos y fundamentalmente de reconstruirnos como personas junto con otros. El primer desafío que uno tiene que asumir es que la capacidad de trabajo está intacta, que mientras uno tenga vida el trabajo es necesario y que el trabajo es la herramienta con nos da la libertad de decidir la forma en que queremos hacer determinadas cosas. Creo que eso ha sido uno de los valores mas importantes que nunca perdimos, nunca nos convencieron que no servíamos para nada, que no podíamos aportar al país, sobre todo los que teníamos mas de 40 años y buscar un trabajo formal era muy difícil pero creíamos que seguíamos teniendo capacidades. Por supuesto que no nos habíamos reconvertido, yo era oficial tornero y sabíamos que los tornos a computadora venían a suplantar de alguna manera el trabajo que antes hacíamos pero la idea de que podíamos aportar estaba presente y entonces empezamos a apelar a la creatividad y esto es lo que nos acerca a Martín Churba. El otro tema muy importante  a la hora de decidir es que uno tiene que empezar a modificarse y a pensar que algunos prejuicios hay que transitarlos para romperlos o evadirlos y esa tarea quizá sea la más difícil. El odio a veces te moviliza para lugares comunes, uno salía a la ruta pensando que tenía que destruir todo, la violencia se instala, éramos personas que habíamos perdido el futuro. Es mejor cuando uno no tiene salida hacer algo para transformar nuestra vida y valorar la familia.

GLS: Qué terrible  y destructiva será la invisibilidad social y familiar, como para pensar en la muerte como una alternativa, morir como un luchador en la calle

Toti: En realidad muchos de los que salíamos a la ruta queríamos ser tenidos en cuenta, ni siquiera buscábamos ya soluciones desde el punto de vista económica porque sabíamos que el mundo se había reconvertido, y era difícil, que podíamos encontrar salida por otro lado, pero lo peor que  nos pasaba era el “no existen”, porque cuando decían “la desocupación no existe” entonces nosotros no existíamos.
Yo siempre cuento que en la propia familia de uno, cuando uno salía a buscar trabajo y había carteles de “no hay vacantes”, a veces uno volvía a su casa y le decían no será que vos no buscas bien porque la tele dice que hay trabajo. Entonces uno se siente como que está fallando y eso es enloquecedor.

GLS: El tema es serio. Son muchos los afluentes de la falta de trabajo en todo el mundo, uno de ellos es que se reemplaza la mano de obra por la mano de la máquina, pero nos hemos olvidado que el mundo es para el hombre, no el hombre para el mundo. De que nos sirve crear sistemas eficientísimos que desplazan a millones de seres humanos, no estábamos preparados para esta revolución tecnológica y para pensar qué vamos a hacer con estas personas que desplazamos,  ¿cómo se hacía en medio de la bronca y la impotencia para que la familia no se rompiera? ¿Cómo hicieron para sobrevivir familiarmente en situaciones tan adversas?

Toti: El tema es complicado porque trastoca todas las relaciones familiares, ya no sos el proveedor y por lo tanto tu autoridad también es mellada en el mejor de los casos y en otros son acusados de vago. El tema central para mí tiene que ver con lo que has ido construyendo anteriormente. Si es una familia asentada en valores y en principios se puede resistir porque aunque haya estas discusiones es creíble tu postura, pero si no es así se destruye.
Una de las cosas mas importantes que hacíamos en el movimiento era poder contener al que venía, había que hacer la catarsis, conocíamos las historias repetidas y calcadas de lo que iban a decir cada uno de los que entraban, y esto nos hacía muy fuertes en sostenerlo. A medida que iba pasando el tiempo estos valores y principios se iban haciendo mas fuertes para sostenerlos porque veíamos el quiebre de todos.
Sin duda el tema central es la importancia de tener una familia bien constituida para poder soportar la desgracia, los momentos difíciles y pensar en el futuro juntos, lo que uno no podía darles materialmente se los dábamos con la esperanza y nunca abandonamos la idea de que las transformaciones sociales ascendentes están ligadas al trabajo y al estudio y no a otra cosa – como sucede acá en los barrios que los referentes son los que venden droga o salen a robar.
Una de las cosas más importantes fue haber constituido el movimiento piquetero, que tuvo sus características particulares, pero lo más interesantes es que en este movimiento se iban acercando y articulando las familias y eso nos dio una enorme contención a todos. Cuando pudimos salir del círculo vicioso donde estábamos todos que no teníamos salida creo que potenció las enormes posibilidades que teníamos  y que no habíamos perdido siempre asentándonos en estos valores y principios de solidaridad, cooperación, el de pensar en que se puede estudiar para mejorar la calidad de vida, eso nunca lo perdimos.

GLS: ¿Cómo fue la deliberación que los llevó en este mar de carencias a negarse a recibir planes asistenciales?

Toti: en ese momento fue una actitud de rebeldía, en la búsqueda de los movimientos sociales latinoamericanos encontramos que cada uno en su momento dio su “basta” y nos identificó, había gente que nos decía, siempre van a estar en los Municipios pidiendo comida para sus hijos y vimos que esto esa una política sistemática que venía desde el estado y eso no lo queremos entonces tenemos que decir “basta” con todo el costo que eso significaba. Después nos dimos cuenta que con esta actitud le pegamos al corazón del clientelismo político y más tarde nos dimos cuenta que era un sello identificatorio de nuestro movimiento muy fuerte, cuando después del 2001 empezaron a venir investigadores, antropólogos etc. Pero honestamente en ese momento pensamos en algún momento tenemos que decir basta, no todo está bien, no todo está justificado.

GLS: Basta a que?

Toti: a esta forma de gestión que se tenía con los planes asistenciales y nosotros veíamos que no tenían nada que ver con lo que el trabajador quería. Nosotros estábamos acostumbrados a los subsidios, pero los subsidios tenían un plazo determinado (6 meses, 9 meses) y esto no tenía plazo determinado, con lo cual empezó a sonar esta palabra “excluido”, aceptar eso significaba acepar que estabas quedando afuera y eso fue lo que nos motivó a este rechazo.

GLS: ¿qué les ofrecieron y a cambio de qué?

Toti: En general los subsidios venían para que nosotros dejáramos de movilizarnos en algunos casos, y a veces se hacían movilizaciones para pedir subsidios en algunas gobernaciones y adelanto del tesoro nacional para sanear las finanzas de algunos gobernadores que tenían problemas, usaban mucho a los desocupados para eso, pero la idea era “los subsidios  a cambio de nada”, a cambio de no trabajar, de callarse la boca y no decir que había tanta desocupación.
El primer emprendimiento surgió cerca del 2001, primero compartíamos las changas pero después empezamos a ver que trabajo había, que lo que había cambiado era la cuestión del empleo y que había que empezar a gestionar nuestro propio trabajo y esas changas que eran compartidas (teníamos un taller de serigrafía) empezamos a armarlo y a darle un formato de Cooperativa que no era fácil porque teníamos las experiencias de las cooperativas de vivienda donde también había corrupción. Finalmente le dimos este formato y empezamos a compartir las changas y el primer emprendimiento fue una panadería artesanal, que nos dio muchas satisfacciones porque nos permitió compartir la crisis del 2001 y 2002 con los vecinos vendiendo un pan a precio social que fue un símbolo de la cooperación y de la solidaridad.
GLS: SE ha cortado la comunicación y no podemos volver a hacer contacto, voy a contar entonces este testimonio escrito de lo relatado en otras entrevistas para que podamos comentar “Entre Nosotros”.
Para ellos fue muy difícil rechazar los planes porque la mayor cantidad de compañeros decidieron irse a otros movimientos que sí aceptaban planes, quedaron bastante pocos, estas son opciones que marcan rumbo y hoy se ve con claridad la diferencia, los que decidieron aceptar estos planes, cómo están? Dónde están? Tiene que ver con la dignidad personal con este decir “basta”. No debe ser fácil, pero ellos se plantearon generar su propio trabajo y al quedar menos – en realidad esto fue providente – porque  los que quedaron comenzaron a buscar sí o sí la forma de salir adelante. Verdaderamente era un aguantadero, 20 compañeros el 16 de septiembre de 2001, en un lugar que había sido de delincuentes, allí formaron una biblioteca en medio de una montaña de basura, y aguantaron 20 personas con 12 pesos por día, pero fue la decisión mas importante de sus vida, no tenían idea del impacto que iban a causar en la comunidad. Comenzaron a trabajar en la panadería, 48 personas trabajaban ahí, pero todos los días había 650 personas involucradas en la compra y el intercambio del pan, esto fue para ellos un símbolo muy importante, no cambió la realidad, no tuvieron mas plata pero fue el combustible necesario básico para seguir adelante y así apareció la panadería “La masa crítica”. Querían encontrar a otros emprendedores sociales y contar con la experiencia de ellos, y así uno se da cuenta que no está solo en la lucha cotidiana. Hacía falta armar una feria de experiencias y ahí fue donde distintas personas se fueron reuniendo transmitiéndose uno a otro su propia experiencia y así empiezan a surgir distintas posibilidades de contacto y de ayuda. Una de ellas con este gran diseñador Martín Churba, él comienza a enseñarles el diseño y a formar un equipo separado por biombos y telas dentro de su propia “verdulería” como le decían, donde la gente encontraba distintas prendas. Allí por ejemplo para que tengan una idea, una remera o un dúo de ropa interior costaban $180, entonces comenzaron a trabajar y llegaron a hacerlo muchísimas personas y entre la Cooperativa La Juanita que hacía el pan y los delantales, fueron saliendo adelante. Hoy la realidad es muy prometedora, se hicieron 3000 pan dulce para regalos empresariales y así sustentar la escuela de panificación. Trabaja un plantel de mas de 48 personas entre talleristas, maestras jardineras, profesores de computación, serigrafistas y panadería. Se multiplicaron en el cono urbano para poder hacer 6000 remeras que se exportan a Italia, hay entre 600 y 650 personas involucradas en estos emprendimientos que genera la Cooperativa. El taller textil confecciona 2000 prendas por semana, que llevaran la firma de artistas plásticos de mucho renombre, porque se han vinculado con lo mejor de lo mejor y están aspirando a financiar la construcción de viviendas y un canal de televisión social de los asociados al movimiento documentalista. Se ha generado toda una movida empresarial, productiva, cultural y social a partir de este “basta” que debe haber sido tan difícil de asumir.