Por la gratitud y la renuncia a la transformación

viernes, 31 de julio de 2009
image_pdfimage_print
Jesús comenzó a recriminar a aquellas ciudades donde había realizado más milagros, porque no se habían convertido.  "¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida!  Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y cubriéndose con ceniza.  Yo les aseguro que, en el día del Juicio, Tiro y Sidón serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.  Y tú, Cafarnaum, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo?.  No, serás precipitada hasta el infierno.  Porque si los milagros realizados en ti se hubieran hecho en Sodoma, esa ciudad aún existiría.  Yo les aseguro que, en el día del Juicio, la tierra de Sodoma será tratada menos rigurosamente que tú".

Mateo 11; 20 – 24

El evangelio de hoy es toda una llamada a la conversión, conmovido Dios dice: Ay, ay mi pueblo! Y así lo proclama en Jesús

Hay dos motivos por los cuales el corazón humano se endurece y no reacciona ante la presencia y la visita de Dios que invita a más paz, la falta de gratitud y la incapacidad de renuncia.

La falta de gratitud será por el camino de la gratitud, la falta de renuncia será por el camino de la renuncia, todo para ver nuestra vida transformada.

Por la gratitud y la renuncia a la transformación, es el título de nuestra catequesis de hoy.

Es una gracia el don de la gratitud, es un fenómeno raro encontrar hoy este don entre nosotros, la gente busca en general reivindicarse hasta el límite de lo exagerado, tiene la impresión de que no ha recibido lo suficiente y necesita más y más, es donde nos ha introducido el camino del consumo, la necesidad sin límites, una sociedad que ha identificado el hedonismo con la felicidad y se ha equivocado en el camino al elegir el don de la posesión material como la manera de la satisfacción de sus necesidades mas importantes y entonces ser es tener, y el que tiene es y el que no tiene no es, está fuera de concurso.

Pascal Bruker – filósofo francés – describe al hombre actual como un bebé gigante, con exigencias desmedidas a la sociedad, cree que nunca recibe bastante y siempre son otros los culpables de que no nos vaya del todo bien, porque no nos dan lo que necesitamos para vivir, entonces estamos en la permanente insatisfacción.

Esta es la insatisfacción ingrata donde el corazón se va haciendo duro, donde nos vamos encerrando en nosotros mismos e incapacitándonos para la apertura de gratitud ante la vida – con todo lo que ella tiene para ofrecernos. La gracia de la gratitud quiere traernos una nueva actitud frente a la vida, es una moción del Espíritu el don de la gratuidad y de la gratitud frente a lo recibido y quiere enseñarnos a mirarlo todo con ojos nuevos, con los ojos de lo dado, de lo entregado, de lo ofrecido.

Podemos entonces mirar agradecidos un nuevo día que se nos da, levantarnos sanos, ver salir el sol, ver despertar el día, como no hacerlo con el don del corazón ensanchado por lo recibido, por el aire que respiramos, por los buenos dones con que nos bendice Dios en lo natural. Vivir mas concientemente la gratitud, ensancha y agranda el alma, el corazón, nos dispone en una actitud positiva, no está fijado a cosas que te podrían irritar, es bueno.

No comencemos la mañana con mal humor, por el mal tiempo, por el frío que hace, no nos sintamos frustrados p