Problemas en las familias II

viernes, 23 de octubre de 2009
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Ven Espíritu Santo, ven Rua Santa porque muchas veces he desperdiciado tus dones, no quiero desaprovechar los impulsos de tu gracia. Tengo a mi disposición la vida nueva, la resurrección y el poder de tus impulsos. No quisiera desgastarme en lamentos y quejas a pesar de que los contextos y las circunstancias no son las mejores. Vos me sostenes Espíritu Santo, me das vida, con vos puedo correr sin fatigarme pero a veces me desgastan mi desconfianza, mi tristeza, mi melancolía, mis miedos, mis fracasos, las contradicciones que encuentro, mis insatisfacciones. Ayudame Espíritu Santo a renunciar a todo esto, Espíritu de vida, para que despliegues en mi toda tu gloria. Latí conmigo, Señor, Espíritu Santo, aliento de vida, viví conmigo, respira conmigo, llename de fervor y de entusiasmo, coloca en mi corazón el anhelo de ser fecundo para vos, de ser útil.

Dame el sueño de producir algo bueno para este mundo, el deseo de dejarlo mejor de como lo he encontrado, sana toda pereza, toda indiferencia, todo desánimo para que no te ofenda con pecados de omisión. Que pueda levantarme cada mañana como en esta con intensos deseos de hacer el bien a los demás sobre todo en el ámbito de la familia, del hogar, de la pequeña iglesia doméstica. Ayudame a descubrir mejor mis talentos, mis carismas, mis dones para ponerlos al servicio de esa pequeña iglesia doméstica que es el hogar, la familia. Ayudame a descubrir también esos talentos para gastar bien mis energías en un servicio pastoral, en mi apostolado, en mi comunidad. Dios, potente y fuerte, hoy que tantas energías se gastan dentro de la iglesia en nimiedades, en tonteras, en luchas intestinas, en divisiones por lucha de poder, en movientismo, en sectarismos.

Danos Espíritu Santo la capacidad de dilatar el corazón, de poner luz para que dejando atrás todo ideologismo, toda postura sectaria, toda cerrazón, toda actitud farisaica podamos abrirnos a tu gracia. Dios potente y fuerte que todo lo sostenes mirá mi debilidad y penetra todo mi ser con ese poder que no tiene límites. Ven Espíritu Santo, fortalece cada fibra de mi cuerpo y de mi interior así yo se que nada podrá derribarme porque ningún poder humano, ninguna enfermedad, ninguna dificultad pueden ser más fuerte que tu Amor, tu Amor incondicional, tu Amor gratuito, tu Amor que está allí, a la puerta para que yo le abra. Ven Espíritu Santo, infundí tu vida misma en mis acciones, inunda de vitalidad todo mi ser, tómame Señor, ven Espíritu Santo ven Rua Santa, ven a través de la poderosa intersección del Corazón Inmaculado de María

Hoy en los testimonios sacerdotales quiero hablarles de un sacerdote Jesuita porque es impresionante la obra de estos padres de la Compañía de Jesús fundada por San Ignacio de Loyola, especialmente quiero hablarles del padre Nicolás Mascardi había nacido en Italia en 1625 y tenía una gran capacidad para aprender idiomas y de hecho aprendió varias lenguas de los pueblos originarios. Convencido por Guanguéele, una india mapuche que llegó a abrazar la fe realmente con un ardor maravilloso, una laica, diríamos así, convencido por ella obtuvo los permisos del virrey y de su superior de ir al Nahuel Huapi ahí en la patagonia en 1670. Se estableció en lo que hoy es Puerto Venado, la parte mas ancha de la península de Huemul.  Fue el primer blanco en vivir de forma permanente en la región de los lagos, tenía la intención de encontrar la legendaria ciudad del Dorado para lo cual hacia largas excursiones en el verano.

En 1673 fue asesinado junto a algunos indígenas que lo acompañaban por un grupo de Widiches al norte de la provincia de Santa Cruz. El padre jesuita Nicolás Mascardi, por eso hay un lago que muchos conocen que lleva su nombre, el lago Mascardi, como también voy a hablar de otro sacerdote que también tiene que ver con la patagonia y su evangelización, monseñor José Fagniano que nació en Italia en1844 y en 1870 conoce a Don Bosco y se queda con él convirtiéndose en uno de los más eficaces colaboradores. Llega a los 31 años a la Argentina cuando llega la primera misión salesiana en 1875. Después de trabajar en San Nicolás de los Arroyos y en patagones, es designado administrador apostólico para la patagonia meridional, Tierra del Fuego y Malvinas. Llega a Tierra del Fuego en 1886.

Fija su sede en Punta Arena, en la isla Dawson funda la misión de San Rafael el 14 de Febrero de 1889 para los indios Alacalufes. En 1892 recorre a caballo con el padre Bouwar la zona norte de la isla marcando el lugar para establecer la misión de La Candelaria para los indios Onas a orillas del río Grande. Fagniano es considerado como un aventurero, intrépido y esforzado misionero salesiano. Los indios Onas lo llamaron el capitán bueno. El infatigable monseñor Fagniano levantó iglesias y colegios en toda la zona de su vicariato y después de una vida llena de sacrificios y luchas para hacer el bien, enfermó, viajó a Santiago de Chile donde murió en 1916. Tenía 72 años y sus restos descansan en la catedral de Punta Arena. También hay un lago allí en la zona de Tierra del Fuego que recuerda su apellido. Estos dos sacerdotes fueron los testimonios de hoy

Hablábamos el sábado pasado sobre las problemáticas de hoy de la familia, hablamos de los lógicos de familia, hablamos sobre la concepción pos modernista también de la familia, de los nuevos desafíos que encontramos sin desesperar. Y hoy vamos a poner la palabra de Dios de una manera muy especial para descubrir ese proyecto, ese plan del padre Dios a través de Jesús, que por su pasión, muerte y resurrección se ha hecho cercano a nosotros, se ha hecho esposo de nosotros que somos su esposa, la iglesia. Dice un texto muy conocido de Mateo cap 19-4-8 dice “al principio no fue así”, siempre ha sido difícil la convivencia entre los seres humanos. Podemos imaginar las dificultades que se dan en el seno de una familia donde se relacionan hombres, mujeres, niños, adolescentes, ancianos, todos ellos con necesidades diferentes y maneras muy distintas de ver la vida

Si cada uno actuara con responsabilidad, asumiera con madurez el papel que le corresponde y buscara su bien y el bien de los demás podríamos crecer y desarrollarnos en un ambiente de paz al lado de las personas que amamos y que nos aman. Pero ¿Qué es en realidad lo que viven muchas de nuestras familias? Viven conflictos, insatisfacciones, frustraciones, tristezas, separación, soledad y lo que es peor, solitariedad, abandono, ruptura, adicciones, vicios y tantas otras cosas que se resumen en una sola palabra fría, desintegración que provoca además muchas lágrimas. Jesús nos dice “No han leído que el Creador desde el comienzo hizo varón y mujer y que dijo, por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá con su mujer y los dos se harán una sola carne” de manera que ya no son dos sino un solo proyecto de vida, una sola cosa.

Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre. Me preguntan, ¿Por qué Moisés proscribió el acta de divorcio y repudiarla entonces?, le responde Jesús “Moisés teniendo en cuenta la dureza de sus corazones. les permitió repudiar a sus mujeres pero al principio no fue así” Mateo 19-4-8  Según la respuesta de Jesús toda esa situación dolorosa se debe a dos razones, la ignorancia del plan y del proyecto del padre Dios creador, sobre cada uno de sus hijos. La ignorancia, lo digo bien, ignorancia de un proyecto, de un plan original, único, irrepetible que el padre Dios tiene sobre cada uno. Y otra cosa que aparece claro es la dureza del corazón, un corazón impermeable, un corazón de piedra, insensible, un corazón lleno de cayos, de heridas. Muchas veces no actuamos por maldad sino por ignorancia. Dios que nos conoce sale a nuestro encuentro para darnos luz.

Leemos en Hechos 17-30 “Dios, pasando por alto los tiempos de la ignorancia anuncia ahora a los hombres que todos y en todas partes deben convertirse” Cuando no buscamos la verdad o peor cuando rechazamos la luz que el Señor nos está dando entonces comenzamos a actuar con la dureza de nuestro corazón, por las heridas, por las broncas, por la ignorancia, por la brutalidad y por eso dice también el texto en Juan 3-19-21 “Y el juicio está en que vino la luz al mundo y los seres humanos amaron más las tinieblas que la luz porque sus obras eran malas porque todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz para que no sean censuradas sus obras pero el que obra la verdad va a la luz para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios”

Entonces, después de señalar esta realidad dolorosa de la desintegración familiar y las razones que la han causado, en las palabras de Jesús “al principio no fue así” descubrimos un camino de esperanza. Redescubrir, profundizar, estudiar, orar, rezar el plan el proyecto del Padre Dios que El diseño para el matrimonio y la familia partiendo de la palabra de Dios y siguiendo por lo que nos enseña el magisterio y la tradición. Conociéndolo podemos encaminar nuestros esfuerzos para realizarlo. Por otra parte cabe la posibilidad de convertirnos, es decir, permitirle a Dios que se cumpla en nosotros su promesa, porque eso es convertirnos, es permitir que Dios sea Dios en nuestra vida. Permitir que El pueda realizar su promesa en nosotros como dice el profeta Ezequiel  36-25-27 como dice Dios a través del profeta

“Los rociaré con agua pura y quedarán purificados de todas sus impurezas y de todas sus basuras los purificaré y les daré un corazón nuevo, infundiré en ustedes un espíritu nuevo, quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en ustedes y haré que los conduzcan según mis preceptos y observen y practiquen mis mandamientos”  Si todo esto ocurre comenzaremos a recuperar lo que hemos perdido o al menos a ayudar a los adolescentes y jóvenes a mirar el futuro de las familias con un poco más de esperanza. La clave está en conocer el proyecto, el plan del padre Dios creador para la familia y convertirnos de manera que ese plan se realice. Y cuando hablamos de conversión nos referimos a un proceso que ocurre en la vida del creyente según éste se abra o no a la acción del Espíritu Santo.

Debido a que nada en nosotros ni en nuestra familia va a cambiar si no es a partir de la conversión es necesario explicar aunque sea brevemente, los  cuatro pasos fundamentales de la conversión y lo haremos de una manera sencilla para que realmente te pueda tocar el corazón tomando Lucas 15-17-19 el conocido texto de la parábola del hijo pródigo “Y entrando en sí mismo dijo, cuantos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia mientras que yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, iré a mi padre y le diré, padre, pequé contra el cielo y contra ti, ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros”  Aquí entonces, se nos señalan los cuatro pasos esenciales de toda auténtica conversión

Primero esa capacidad de interiorización, de meterse para adentro, lo que se dice reflexión aunque no pasa solamente por lo intelectual, abarca toda la persona esa capacidad de interiorizar, dice el texto Lucas 15-17 “Y entrando en sí mismo dijo” Con estas palabras se resume la primera actitud básica para que se de un cambio, entrar en si mismo que es distinto a replegarse en uno mismo. Entrar, fíjense que en este mundo frío, superficial, cholulo donde todo es balconeo, todo es mirar hacia fuera, donde casi todo es exterioridad donde todo es apariencia se nos está pidiendo nada más ni nada menos que entrar en sí mismo. Otra traducción dice, se puso a pensar, pero es mucho más que eso. Este es el momento de la reflexión, hacer un alto y contestar con sinceridad estas preguntas ¿estoy bien así como estoy? ¿está bien mi familia? ¿Cómo quisiera que estuviera mi familia y yo? ¿Qué te parece?

El hijo pródigo después de pensar donde y como estaba medito en donde y como quería estar ¿Y ustedes familia, se han preguntado eso? O simplemente viven en la loca vorágine de los tiempos modernos que no es la película de Chaplín precisamente, en donde todo el mundo corre, corre, corre y no se sabe si corre porque tiene que trabajar mucho, estudiar mucho o si corre para no detenerse y pensar, para aturdirse. ¿Y que le pasó al hijo pródigo? Que claro, después de pensar en como y donde estaba meditó en donde y como quería estar porque para eso es hijo de Dios ¿no es cierto? Para salir del pozo no para quedarse en el pozo. Y después de una seria reflexión, dice el texto que gritó ¿Qué hago aquí? Claro, que estaba haciendo allí revolcándose con los cerdos en medio del barro. Tarde o temprano tendrás que detenerte a pensar seriamente en tu vida y el rumbo por donde va tu familia

Y no me digas que no, pero yo soy de misa dominical y voy a un grupo, no, no, no acá estamos hablando de detenerte y reflexionar porque también a veces lo religioso, entre comillas, puede ser un escapismo, una evasión, una alienación. Cuando no hay un ponerse de frente con el Señor, en un tu a tu, de corazón a corazón y poner la propia vida a remojo Hoy hay tantos caminos de los mal llamados religioso entre comillas, seudo religioso para la alienación, el escapismo, el aturdimiento, hay que estar atento, tarde o temprano tendrás que detenerte a pensar seriamente en tu vida. El día que lo hagas te darás cuenta que empezarán los cambios que todos estamos esperando. Es la gran desición es el momento más decisivo en el proceso de la conversión que sin duda depende absolutamente de nosotros.

Aquel muchacho exclamó, me levantaré y el eco de su grito sonó en todas las montañas, impresiona que esa desición la tomó en la más cruel soledad, nadie llegó a aconsejarlo ni a retarlo, nadie le dijo, levántate de allí. El deseo de levantarse, de hacer un cambio en su vida salió de él, de su propio corazón, de su mente. No se si los demás estén dispuestos a cambiar o no, lo único que se es que yo si estoy dispuesto, quiero levantarme y con la ayuda de Dios me levantaré. Y, lo que pasa es que mi esposo, que mi esposa, que mi papá, que mi mamá, que mi hijo, que mi hermano, que mi suegro, uy, bueno, yo no se si los demás están dispuestos a cambiar o no, lo único que se es que yo si, con la gracia de Dios y por pura gracia de Dios

El segundo paso es la confesión o sea, padre, pequé contra el cielo y contra ti es duro reconocerlo pero es el único camino para ser libres sin excusas, sin pretextos, sin justificaciones, sin culpar a nadie es preciso aceptar nuestros errores y pedir perdón, no solo a Dios por medio del sacramento de la reconciliación, sino también a las personas a las que hemos ofendido. Si somos capaces de reconocer que nos equivocamos veremos como los demás aceptan con más facilidad que ellos necesitan también hacer cambios. Nunca esperemos que sean los demás quienes den el primer paso para llegar a la reconciliación. Somos nosotros los llamados a hacerlo si queremos aceptar los cambios y acelerar los cambios. Y además, otra cosa importante, que aparece en el texto dice “trátame como a uno de tus siervos, uno de tus jornaleros de tus empleados menores”

Tenemos que estar dispuestos con sincera humildad a trabajar, arremangarnos. No es suficiente estar concientes y arrepentidos del daño que hemos hecho, ni siquiera es suficiente dejar de hacer el mal. La verdadera conversión consiste en recuperar el tiempo perdido, comenzar a construir lo destruido o como dijo Saqueo, si en algo defraudé a alguien le devolveré cuatro veces más. Es mejor el acto de amor y servicio que mil palabras de arrepentimiento. A llegado la hora de hacer vida las palabras de aquella canción popular que dice, te demostraré cuanto te quiero con mis gestos y mis obras. Cuando delante de Dios reconocemos nuestros pecados y sobre todo declaramos el firme propósito de enmendarnos estamos diciendo que queremos obedecer, como un siervo, como un servidor y trabajar poniendo todo lo que está de nuestra parte para que su plan se realice en nuestras vidas

Y podemos decir, hoy a llegado la salvación a esta casa, Lucas 19-9 Hoy a llegado la salvación a tu hogar a tu familia, a tu matrimonio, a tu casa ¿Por qué? Porque en tu corazón el Espíritu Santo te está suscitando, te está musitando en donde estás parado como familia, como matrimonio y hacia adonde querés llegar en este plan amoroso, en este proyecto maravilloso que el padre Dios tiene sobre cada familia, sobre cada matrimonio, sobre cada bautizado, sobre cada hijo, sobre cada hija. El tema es sobre el matrimonio y la familia pero lo que pasa es que nos cuesta mucho descubrirlo. Tenemos personas que en su apostolado son simpáticas, alegres lo mismo las muchachas y muchachos en los grupos juveniles que son una maravilla en las parroquias, serviciales, alegres, contentos y llegan a sus casas con gesto adusto, miradas serias, contestando mal, todas esas cosas ¿no?

Eso es lo que tenemos que corregir, porque el amor bien entendido empieza por casa, el apostolado empieza por casa para que todos juntos sirvamos al Señor en la misión y el apostolado. Juntos en la parroquia, esto es fundamental porque esto ha sucedido y sucede mucho que por dedicar demasiado tiempo a los llamados trabajos apostólicos, nos olvidamos de la familia y a veces sin querer, inconcientemente lo hacemos como una forma de escapismo, de evasión, de alienación de las realidades de nuestra vida cotidiana que a veces son grises. Hay historias de familias que están pasando por momentos difíciles y que se parece a la del barco que navegaba San Pablo ¿se acuerdan? Está muy bonita esa imagen para la vida de la familia, Hechos 27-15-20-41 dice que la nave fue arrastrada y no pudiendo hacerle frente al viento nos abandonamos a la deriva.

 Durante muchos días no apareció el sol ni las estrellas. Teníamos sobre nosotros una tempestad no pequeña. Toda esperanza de salvarnos iba desapareciendo. Tropezamos contra un lugar con mar por todos lados y encallaron allí la nave y la proa quedó inmóvil en cambio la popa se sacudía violentamente, se deshacía en pedazos. Yo creo que no es necesario comentar cada palabra de esta narración porque los que están soportando la tormenta conocen el significado de cada una de ellas. La tormenta interior, quizás de las pasiones, del propio pecado, de alguna adicción, de alguna situación que no pueden superar. Lo que si me gustaría es destacar que por increíble que parezca las 275 personas que acompañaban a San Pablo lograron salvarse de semejante naufragio y uno se pregunta ¿Cómo sobrevivieron en tal desastre? ¿Qué los ayudó a salir vivos en medio de tanta destrucción?

Es precisamente en este detalle que me gustaría invitarte a que pongas atención, sobre todo a vos a quien de alguna manera identifico con San Pablo, el discípulo de Jesús, porque sos un hombre o una mujer de fe que no abandona el barco en plena tormenta, en plena tempestad y no dejas de orar, de interceder pidiéndole a Dios que pronto ocurra el gran milagro de salvar a tu familia o lo que esta quedando de ella. Por eso siguiendo el texto Hechos 27-21-25 Pablo les dijo “Amigos, hubiera sido mejor que me escucharan antes, se habría ahorrado este peligro y esta pérdida pero ahora les recomiendo que tengan buen ánimo. Ninguna de sus vidas se perderá, solamente la nave, pues esta noche se me ha presentado un ángel de Dios, a quien pertenezco y a quien doy culto, y me ha dicho, no tengas miedo Pablo, tenes que comparecer ante el César y mira, Dios te ha concedido la vida a vos y a todos los que navegan con vos, por tanto amigos ánimo yo tengo fe en Dios de que sucederá tal como se me a dicho”

Que admirable la actitud del apóstol, al comienzo nadie quería escucharlo. Despreciaron sus opiniones, se burlaron de sus advertencias pero al final fue el instrumento que Dios usó para animar y salvar a los que con él navegaban. Por eso, no te desanimes, no dejes de orar, de interceder, de ofrecer ayunos, sacrificios, adoración al Santísimo, obras de misericordia corporales y espirituales, tarde o temprano los que no te escuchan, te ignoran o desprecian tu fe se darán cuenta de que gracias a Dios, al que vos servís, han podido superar las dificultades. No se si vivas o no para escucharlo pero un día reconocerán tus méritos, tu paciencia, tu perseverancia, tu alegría, tu buen espíritu, tu buen ánimo, tus ganas de empezar siempre, sin reproches y desearán tener la misma fe que te hizo mantener en pie cuando a tu lado todo se estaba hundiendo

Claro, porque vos sos testigo mi hermano, aunque los que estén cerca en tu casa lo ignoren te menosprecien o te desprecien o sean indiferentes, apáticos, fríos, se burlen, no importa. Tampoco te pongas en víctima, por favor, no, simplemente se lo que tenes que ser en el nombre del Señor, nada más. Lo más importante, aún cuando parezca que has fracasado porque nadie reconoce tus sacrificios que en realidad no son tuyos sino que son gracia de Dios y asistencia del Espíritu Santo, bueno, oirás entonces la voz del Señor que te dice “bien, siervo bueno y fiel, en lo poco has sido fiel al frente de lo mucho te pondré, entra a gozar del gozo de tu Señor” Mateo 25-21  Me parece hermoso esto, para animarte ¿no?

 Dentro de lo que a veces nos toca hacer está el perdonar y el perdón es un proceso y para ello hay que pedir la gracia de Dios todos los días y hacer una opción por el perdón cada día en el nombre de Jesús por su pasión, muerte y resurrección y por su sangre derramada en la cruz cada día porque Dios quiere siempre el bien de sus hijos y nunca el mal y si a veces permite el mal y nunca el mal moral, atención, es para sacar un bien mayor ¿Cuánto más tengo que soportar? oirás vos, ¿hasta cuando tengo que esperar, hasta cuando tengo que luchar? y la respuesta romántica con una musiquita de fondo con violines podría ser, y, hasta cuando dejes de amar porque así lo dice la escritura, entonces pone una musiquita linda con unas palabras que son palabra de Dios ¿Quién lo niega?

Pero como se usa tanto, el amor es paciente, es servicial, no tiene envidia, no quiere aparentar ni hacerse el importante, no actúa con bajeza ni busca su propio interés, el amor no se deja llevar por la ira sino que olvida las ofensas y perdona, nunca se alegra de algo injusto y siempre le agrada la verdad, el amor disculpa todo, todo lo cree, todo espera y todo lo soporta. 1º de Corintios 13. Una vez más esta presente el ideal tan lejos aparentemente de nuestra realidad y aunque como hemos dicho no es imposible alcanzarlo porque es pura gracia de Dios debemos aceptar el principio de la gradualidad o sea pasito a pasito, poquito a poquito, gradualidad o sea que no todos alcanzan la plenitud, más aún, no todos pueden continuar avanzando y cansados abandonan la lucha. Y muchos tiran la toalla antes del primer golpe

Si todavía tenés a las personas amadas a tu lado vale la pena hacer cualquier sacrificio por conservarla pero llega un momento en que ya no se puede más. Leía yo en familiaris consorti “motivos diversos como incomprensiones recíprocas, incapacidad de abrirse a las relaciones interpersonales etc. pueden conducir dolorosamente el matrimonio válido a una ruptura con frecuencia irreparable. Obviamente, la separación debe considerarse como un remedio extremo después de que cualquier intento razonable haya sido inútil” Claro, existen sin embargo, situaciones en que la convivencia matrimonial se hace prácticamente imposible por razones muy diversas. En tales casos, la iglesia como madre admite la separación física de los esposos y el fin de la cohabitación aunque el vínculo del sacramento del matrimonio, si fue válido, permanece

Y esto es otro tema. Hay que ver siempre si realmente hubo sacramento de matrimonio porque hay más de 30 causales en el código de derecho canónigo que hacen nulo un matrimonio o sea que declaran que nunca hubo sacramento de matrimonio aunque hubo ceremonia, fiesta, viaje de bodas, hijos etc Hay muchos casos en que por una de estas treinta y pico de causales que hacen nulo el matrimonio por no haber habido libertad, responsabilidad, discernimiento y voluntad de hacer ese acto, ese matrimonio nunca existió es decir, no hubo sacramento del matrimonio a eso se le llama nulidad matrimonial que es distinto a anular que es otra cosa. Anular sería lo que hace el registro civil con los famosos divorcios express de los trámites burocráticos de hoy te caso y mañana me descaso y los abogados felices y contentos.

 Sin embargo, digo, en tales casos los esposos no cesan de ser marido y mujer delante de Dios ni son libres para contraer una nueva unión. En esta situación difícil lo mejor sería si es posible, la reconciliación. Por eso a veces, aunque pase un tiempo no viviendo juntos si hay un matrimonio mediador o hay un sacerdote que está ayudando o hay un experto que está ayudando, puede darse la reconciliación. La comunidad cristiana, mientras tanto, esta llamada a contener, a orar, interceder por estas personas y ciertamente acompañarlas. Porque es muy fácil estar presentes en la noche de bodas todos contentos, brindis, fuegos artificiales, todos bailando hasta las siete de la mañana en el banquete de bodas pero después, cuando las papas queman, no hay nadie acompañándote, conteniéndote no hay nadie orando, intercediendo ¿Cómo es esto?

Como hemos escuchado hay muchos motivos diversos, situaciones que marcan el límite de la convivencia matrimonial y por eso también familiar ¿Y cuales son los motivos? ¿Y cuales son las situaciones? Y bueno, muchas sería largo de expresar, pero algunas de ellas el código del derecho canónigo recomienda en el 1152 dice “Se recomienda encarecidamente que el cónyuge movido por la caridad cristiana y teniendo presente el bien de la familia, no niegue el perdón a la comparte adúltera ni interrumpa la vida matrimonial si a pesar de todo no perdonase expresa o no, tácitamente esa culpa, tiene derecho a romper la convivencia matrimonial a no ser que hubiera consentido en el adulterio o hubiese sido causa del mismo o él también hubiera cometido adulterio” El tema es un tema largo, un tema difícil

También esta el tema de la violencia física, de la violencia moral, de la violencia psicológica, esta el tema de cuando los hijos están en peligro ante una persona desequilibrada, enferma ya sea por abuso físico, por abuso sexual, por abuso psicológico, abuso moral, en fin, hay muchos sufrimientos y también mucha gracia porque la vida familiar está hecha de luces y de sombras, de gracia y pecado como toda la vida humana. El sufrimiento, los temores, las dudas y las angustias son parte de nuestra condición humana y mientras estemos pasando por este valle de lágrimas nos tendremos que acostumbrar a caminar entre los consuelos de Dios y las persecuciones de este mundo. ¿Porque unos sufrimos más que otros sobre todo en nuestra vida familiar?

 ¿Por qué unos parecen estar satisfechos y muy felices mientras otros agonizan entre la frustración y la amargura? Bueno, para despejar estas dudas y responder plenamente a estas preguntas tendríamos que examinar caso por caso porque así se debe hacer, algo que sería interminable y mucho más en un programa de radio. Pero prefiero tocar uno de los temas que es este, esperamos quizás demasiado de los seres humanos que por ser humanos son limitados. Quiero darte un texto bíblico para que lo analices Génesis 21-14-21 es el conocido texto de Abraham que se levanta de mañana, toma pan y agua y se lo dio a Agaar le puso al hombro al niño y la despidió. Ella se fue y anduvo por el desierto y como llegó a faltar el agua echó al niño bajo una mata y ella misma fue a sentarse al frente a distancia como de un tiro de arco pues decía, no quiero ver morir al niño.

 Sentada pues al frente se puso a llorar a gritos. Dios oyó la voz del chico y un ángel de Dios llegó a Agaar desde los cielos y le dijo “Que te pasa Agaar, no temas porque Dios a oído la voz del chico en donde esta, arriba, levanta el chico y tenme de la mano porque he de convertirle en una gran nación” entonces abrió Dios los ojos de ella y vio un pozo de agua, fue, lleno el odre de agua y dio de beber al chico. Dios asistió al chico que se hizo mayor y vivió en el desierto y llegó a ser un gran arquero y su madre tomó para él una mujer del país de Egipto. Entonces la pregunta que te hago también para ser aplicada a tu familia ¿Qué le dio Abraham a esa mujer y su hijo? ¿y que le dio Dios? Si podes leer con atención el texto vas a responder que Abraham le dio un pan y un jarro con agua en cambio Dios les envió un ángel, les abrió los ojos a la mujer y les dio un pozo de agua en el desierto

¿Y quien les dio más? Y, la respuesta es evidente, no hay comparación. Entre el jarrito que le dio Abraham cuya agua se termino pronto y el pozo inagotable del amor infinito de Dios la respuesta es clara, Dios nos da más. Abraham ¿era un hombre bueno o malo? ¿Que te parece? Bueno esta es por cierto una pregunta muy delicada pero según las escrituras y la tradición de la iglesia ese hombre era el amigo de Dios, modelo de fe, padre de los creyentes, hombre de buenas obras, todos textos bíblicos. Y que bueno que la historia que estamos meditando pasó con Abraham porque la Biblia no se contradice, ese hombre no era malo, simplemente era un ser humano, era un hombre y no Dios, era como toda criatura, limitada. Entender claramente este principio nos ahorrará grandes desilusiones y muchas lágrimas.

No esperes un pozo de aquel que solo puede darte un jarro, no esperes que pueda darte migajas de ternura, no cometas el error de confundir a las criaturas con el creador, solo Dios puede llenarte la mente y satisfacer los deseos de tu corazón. Con que claridad Jesús se lo dijo a la samaritana quien trataba de apagar su sed existencial del agua de los amores humanos. “Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed pero el que beba del agua que Yo le de no tendrá sed jamás sino que el agua que yo le de se convertirá en él en fuente de agua que brota para la vida eterna” Juan 4-13-14  Que hermoso ¿no? Para pensarlo y meditarlo y para aplicarlo al ámbito del matrimonio y de la familia

Oración final

María, Reina de las familias, Reina de nuestro hogar te pedimos por todas las familias, hace que cada familia no olvide la alianza que realizó al recibir el sacramento del matrimonio ni que deje de lado a tu Hijo Jesús presente y vivo en medio de ellos. Ayuda a todas las familias a que nunca se aparten del mensaje de amor que tu hijo nos dejó. Hace que sean generosas, comprometidas con las demás familias. María, que cada hogar cristiano sea un verdadero santuario doméstico en el que la vida de oración la distinga. La vivencia sacramental la sostenga, la palabra de Dios la oriente, la fe determine sus decisiones.

 Te pedimos, Reina de las familias, que bendigas a todos los padres y madres en la ardua tarea de trasmitir los valores a sus hijos, intercede por cada uno de ellos para que sean felices fieles seguidores de tu hijo, fervorosos miembros de la comunidad iglesia. Ayúdalos a descubrir su vocación y misión en el plan y proyecto del Padre Dios creador. María, Reina de las familias, acompaña a cada familia que sufre, deseamos que estés presente ante la cruz de los enfermos, que la soledad de muchos ancianos, de los niños solos y abandonados despierte a las familias dormidas, las que no tienen fe. Que puedas fortalecer a los débiles. Te pedimos que bendigas el amor de los esposos, la tarea de padres y madres y la unidad de cada hogar, iglesia doméstica Amen

                                                                      Padre Rubén Francisco Bellante