Purificar el corazón

miércoles, 21 de octubre de 2009
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Evangelio según San Lucas 11,37-41.
Cuando terminó de hablar, un fariseo lo invitó a cenar a su casa. Jesús entró y se sentó a la mesa.
El fariseo se extrañó de que no se lavara antes de comer.
Pero el Señor le dijo: "¡Así son ustedes, los fariseos! Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia.
¡Insensatos! El que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro?
Den más bien como limosna lo que tienen y todo será puro.

 

 

Esta catequesis que va acompañando la liturgia de la Iglesia y por eso hoy éste capítulo 11 del Evangelio de Lucas que nos presenta a Jesús que continúa su viaje, su camino a Jerusalén. Esta imagen del Evangelio de Lucas que si prestaste atención nos va presentando a un Jesús que va subiendo a Jerusalén, va decididamente al lugar de la Redención y Lucas sitúa en éste contexto una serie de recomendaciones y algunos episodios de encuentro con algunos personajes. Durante estos días sin duda las Palabras serán muy duras y serán una exhortación a la conversión contra los fariseos que eran buena gente, cumplidores de la ley, deseosos de agradar a Dios en todo pero tenían el peligro de poner todo su empeño solo en lo exterior, de cuidar las apariencias, de sentirse demasiados satisfechos de su propia santidad por eso los va a atacar Jesús con Palabras que quieren llegar al corazón solamente con el deseo que reflexionen y que cambien. Evidentemente no es solamente el hecho de retar, de amonestar como lo hace también el Señor con nosotros cada día. Tal vez hasta podemos pensar que no necesariamente Jesús fue hablando así, un consejo o una advertencia tras otra. Tal vez sea un recurso propio del Evangelio de Lucas para que nosotros también hoy podamos recibir ésta advertencia y podamos cambiar el corazón. Hoy la acusación es que los fariseos cuidan lo exterior: limpiarse las manos, purificar los vasos por fuera y descuidan lo interior. Por dentro rebozan de robos y maldades. Lo de dar limosna es uno de los temas en el Evangelio de Lucas muchas veces. Dar limosna de lo de dentro. Podríamos descubrir aquí un darse a si mismo, un dar del tiempo, de aquello que es mi punto de interés, dar desde el corazón, con el corazón y no solo con la apariencia exterior. Los detalles exteriores que pueden ser legítimos y buenos sin embargo no siempre son tan importantes como las actitudes interiores. De hecho, sobretodo en la vida litúrgica de la Iglesia en los momentos que celebramos nuestra vida de fe vivimos estos signos y actitudes exteriores que son necesarias. El mismo Jesús en la Ultima Cena en la institución de la Eucaristía deja 2 signos muy concretos el pan y el vino. Lo que Jesús está desautorizando es que nos quedemos con el mero formalismo, con lo de afuera, con la cáscara, que nos contentemos con lo exterior. Jesús va insistir tantas veces lo que va naciendo del corazón es lo que vale. Esta Palabra que nos regala el Evangelio de San Lucas para meditar, contemplar, escuchar, nos puede llevar a hacernos ésta pregunta que la dejo como motivadora, como consigna para que te animes a responderle a Jesús: Que te preocupa el ser o el parecer en éste tiempo donde vivimos una cultura de la imagen. Cumplir los ritos externos o la conversión y la pureza del corazón. Podemos convertir si no nos damos cuenta y nos dejamos interpelar por la Palabra en una religión del deber. Tengo que hacer esto o aquello para que Dios tenga que darme ésta bendición y nuestra vida de fe tiene que surgir desde el amor gratuito que nos regala primero Dios y quiere que nosotros entreguemos. Creo que cada uno de nosotros tiene que haber pasado por la experiencia del fariseo. Lo invitó a Jesús a comer, lo invitó a Jesús a su vida. Cuando digo la vida del fariseo animate a poner tu nombre. Yo Gabriel invité a Jesús a mi vida, a compartir la mesa y como solemos decir fuimos por lana y terminamos esquilados. Así es la presencia de Jesús que te hace caer en la cuenta de que es lo que vale y lo que vale es lo del corazón.

Muchas veces pensamos que tenemos que estar bien presentados para ir a una fiesta y es así. De hecho cuanto más importante es lo que vamos a celebrar tanto más preparamos nuestro exterior y esto está bien si no lo hiciéramos pasaríamos a ser hasta mal educados. Sería una falta de caridad con aquel a quien estamos homenajeando pero la insistencia de Jesús es porque nos fijamos tanto en la presentación exterior cuando lo más importante es el interior sobre todo a la hora de celebrar, de festejar, de disfrutar del amor de Dios. Tal vez la insistencia de éste texto muy breve que hemos escuchado está insistiendo e3n esto. Cristo que se enoja con los fariseos porque no han sabido apreciar la belleza interior, se han quedado en el exterior. De hecho eran muy observantes de la ley por eso purifican los vasos por fuera y se olvidan de lo que pasa por dentro. Si lo leemos en el contexto de la relación que tiene siempre Jesús con los fariseos lo entendemos. La mayoría de las veces cuando se acercan a Jesús es para ponerlo a prueba para ver que es lo que dice, para ver si pisa el palito en algo y se equivoca, para encontrar motivo para después si señalarlo. Es a éste grupo a quien Jesús habla en el Evangelio pero hoy es a cada uno de nosotros. Pedir la Gracia de purificar el corazón. De hecho Jesús que siempre se adelanta a nuestras necesidades y siempre se adelanta a aquello que nos puede hacer falta nos ha dejado medios muy claros. Cada uno de los Sacramentos es una manera de ir purificando el corazón. Sacar del corazón aquello que no es Dios para llenarlo de Dios, de su vida. La oración, cuanto ayuda ir purificando éste interior de nuestro corazón. Hoy Jesús agrega la limosna, la actitud generosa que no solamente queda en dar lo que tiene el corazón y que lo ha recibido de Dios. También a veces es necesario porque nos ayuda a purificar ser generosos también con aquello que es material porque nos ayuda a ser desprendidos y cuando somos desprendidos de lo de afuera también nos ayuda a desprendernos de aquello que hay en el corazón. Aprender entonces a apreciar en el otro lo bello de su alma. Lo que está en el interior sale y se manifiesta en el exterior. Jesús lo que va a criticar con mucha severidad es justamente vivir la superficialidad. Es que en la época de Jesús se le había dado demasiada relevancia a lo exterior. La intención que los guiaba era ser perfectos en todo pero mediante el cumplimiento de normas simplemente. Se olvidaron del espíritu de la ley y éstas leyes que eran tantas. Se hablaba de haber llegado a 690, 700 leyes y eran muchas para diferenciar esto: lo puro y lo impuro. Se fueron olvidando de la intención del corazón. Las leyes que estaban hechas para que ayuden al hombre a encontrarse con Dios terminaron sirviendo para alejarlo de El y asi si vamos recorriendo por el Antiguo Testamento vas a descubrir como los enfermos fueron expulsados de las familias, como se fue desarrollando un gran temor casi mágico frente a aquellos que estaban impuros o por lo que tocaban o por lo que hacían o por lo que pisaban cuando de manera descuidada pisaban un sepulcro. La limpieza, la pulcritud se convirtió en asunto ligado a baños rituales. Si lees y si te interesa saber como lo vivían esto justamente es a lo que Jesús le llamó la atención es lo que Jesús observó y es por eso también que lo manifestó con éste gesto que hoy nos presenta el Evangelio. Fue a propósito que no se lavó las manos, no por descuidado porque tenía que hablar de la pureza del corazón. Esta intención que se perdió al dar más importancia a lo exterior. En muchas de nuestras comunidades estamos viviendo tiempos, de comuniones, de confirmaciones. No se te ocurrió pensar que muchas veces ante los Sacramentos, por allí también ante el Sacramento del Matrimonio y ante el Orden Sagrado no quedamos en lo exterior, en preparar esa fiesta, en preocuparnos que ropa, que comida, a quienes vamos a invitar, quienes estarán presentes en ese momento. Todo esto es muy importante pero cuando el corazón está lleno de Dios y lo quiere compartir con los demás. Salir desde dentro nuestro hacia los demás. Es ésta opción que a diario se nos presenta y que Jesús permanentemente lo fue dando en su predicación. Aquello que también aparece en el Antiguo Testamento cuando el pueblo tiene que ir decidiendo entre aceptar el camino de Dios, vivir fieles a la alianza o elegir el camino que finalmente lleva hasta la soledad o lleva a la muerte. Se hace necesario discernir para poder escoger la forma adecuada que nos encuentra al encuentro con Dios. Pedir ésta luz para descubrir aquello que hoy es necesario en nuestra vida para encontrarnos con éste Dios que viene a purificar el corazón para después purificar la apariencia. En la búsqueda de pureza también nos podemos engañar yendo por caminos equivocados y ahí en ese paso vamos a necesitar tantas veces de alguien que nos ayude a poder darlo en el sentido correcto. A descubrir lo que Jesús tiene para decirnos. Lo ideal es aquel sacerdote con quien habitualmente te acercas al Sacramento de la Reconciliación o aquel que te acompaña espiritualmente o el consejo de alguna hermana o hermano de tu comunidad que dejándose guiar por éste Espíritu de Dios nos ayude a discernir cual es el mejor camino  , as mejores actitudes para ir purificando el corazón, llenándolo de Dios y para que no haya espacio para otra cosa. Ayudarnos a discernir es lo que el Evangelio le pide justamente a éste fariseo que sea cuidadoso `de no purificar solamente lo exterior sino que vaya purificando el corazón y que vaya dando como termina diciendo el Evangelio más bien como limosna lo que tienen en el corazón y lo demás será puro. El único camino posible debe ser comenzar por lo profundo del corazón. Hoy nos cuesta mucho hacer éste silencio interior para descubrir aquello que el Señor va sembrando en el corazón. Así como ayer compartíamos aquellos signos tan sencillos de todos los días en los cuales el Señor nos va hablando de la misma manera la continuidad de éste Evangelio nos invita a descubrir en estos signos sencillos y concretos lo que el Señor va pidiéndote para purificar el corazón, as intenciones. A veces la palabra de alguien que ni conocemos nos ayude a ir descubriendo por donde va pasando Dios y que es lo que te va pidiendo. Hoy aparece muy claro éste tema de la limosna. En éste pasaje nos habla Jesús que es una manera de compartir la vida con los demás. En esto que hasta por allí ha costado dar una buena interpretación o descubrir el sentido profundo den más bien como limosna lo que tienen y todo será puro. Compartir nuestra vida con nuestros hermanos, con Dios será la manera de ir purificando el corazón. Cuanta sabiduría la de Jesús que nos conoce y que sabe que permanentemente el corazón tiene éstas intenciones que quieren torcer el camino o que no nos quieren dejar ayudar, compartir, hacer un juicio siempre generoso y misericordioso de los demás.  Que actitudes van limpiando el corazón por dentro? Cual es el paso que Dios te está pidiendo?

Aun cuando por momentos nos puedan faltar las fuerzas o nos demos cuenta que el pecado es más fuerte la Gracia todo lo supera y es mucho mayor y va obrando en nosotros y nos va dando ésta fortaleza para ser generosos en la respuesta Es que Jesús con su Palabra y con ésta advertencia, con éste cuidado de purificar el interior no hace más que seguir advirtiéndonos lo importante que es que el corazón esté solamente lleno de Dios. Sin duda que uno de los momentos fuertes que experimentamos es cuando nos acercamos al Sacramento de la Reconciliación allí el cambio del corazón es muy profundo. Sabemos decir que nos sentimos más liviano pero sin duda aún en el Sacramento de la Reconciliación hace que sintamos éste alivio, que estamos purificados desde el corazón cuando realmente abrimos el corazón al perdón. Debemos dar así alabanza a Dios y desde éste corazón lleno de Dios tiene sentido el exterior. Para ser realmente hombres de fe en Cristo no basta entonces manifestar la fe solamente en ritos exteriores. Nuestro cuerpo que alaba a Dios quiere ser expresión de aquello que hay en el corazón pero que toda actitud exterior de nuestro cuerpo cuando reza, celebra y alaba a Dios si no es expresión de lo que hay dentro del corazón no es más que esto que Jesús está condenando. Por eso la Palabra de Dios que siempre interpela no se queda allá en el pasado es hoy actual. El mismo texto de la Palabra de los profetas nos dice: éste pueblo me honra con los labios mientras el corazón está lejos de mi Donde está el corazón? A lo mejor con ésta Palabra del Señor te está haciendo ver que el corazón está un poco lejos o lleno de preocupaciones o angustias que nada tiene que ver con el mensaje de esperanza que te quiere dar Jesús. Hay tiempo para limpiarlo, hay tiempo para purificarlo. Uno de los caminos la vida de los Sacramentos. Otro de los caminos es el que hoy nos deja la Palabra de Dios: la limosna. Este dar de aquello que tenemos en el interior. El purificar y limpiar las vasijas porque a veces nos acostumbramos a ser cristianos también hoy puede ser el dejar sacudirnos por la Palabra de Dios para salir y tener gestos concretos de generosidad. De ésta generosidad que se da sin medida. Vivir una verdadera amistad con el Señor. Dejarnos guiar por su Espíritu Santo. Percibir esa presencia del amor de Dios en cada Eucaristía. Dejarnos convertir por el Señor para iluminar el camino de nuestro prójimo, para que el otro también pueda encontrarse con el Señor, para que el otro pueda ser también lleno del Espíritu Santo, para que podamos trabajar haciendo el bien a nuestros hermanos.

Cuanta tarea en éste camino de ser misioneros anunciadores del amor de Dios. Cuanto que podemos hacer desde lo sencillo y desde lo cotidiano.

Que ésta Palabra que el Señor nos regala en ésta mañana nos ayude a dar con generosidad toda nuestra vida porque dando es cuando vamos recibiendo y entusiasmando a los demás. Por allí podés pensar en la vida de aquel santo que te ha impactado a lo largo de tu vida, podemos pensar en aquellos que están cercanos a nosotros y que nos están testimoniando ésta vida de Dios Seguimos recordando a Juan Pablo II éste hombre verdaderamente de Dios porque su corazón estaba lleno del amor de Dios lo transmitía y llegaba al corazón de cada uno de nosotros de los niños, de los jóvenes, de los adultos, de los ancianos. Su presencia nos llenaba de paz. La Beata Madre Teresa de Calcuta, también alguien en tu comunidad que te ayuda y donde no nos quedamos a juzgar en el exterior sino que descubrimos que su presencia, su palabra, su testimonio, su manera de obrar es así porque están llenos de Dios

Animate a ser en medio de tu trabajo, de tu familia, de tu ir y venir de todos los días la presencia amorosa de Dios con gestos, palabras y actitudes.

 

                                                                         Padre Gabriel Camusso