26/07/2021- “¿Qué viejos y viejas te ayudaron a elaborar tus duelos? Hay que observar más a nuestros viejos para aprender a elaborar nuestros duelos. La juventud tiene un pequeño defecto y la vejez también tiene un pequeño defecto: en la juventud creer que sólo con el conocimiento se tiene todo en la vida y que no es necesaria la experiencia; y en la vejez que sólo es necesaria la experiencia vivida. En todas las etapas hay que caminar en información y formación permanente”, dijo el Padre Mateo Bautista, sacerdote camilo, en el programa “Hoy puede ser”.
San Alfonso el sabio decía: “Hay que leer libros viejos, hay que beber vino añejo y hay que tener amigos viejos”. ¿Quiénes tienen que ser maestros para elaborar los duelos?, precisamente nuestros abuelos y abuelas.
La vida es como un árbol: nuestra raíz son nuestros abuelos, nuestros antepasados; nuestro tronco que sostiene y transmite la savia son nuestros padres; las ramas son los hijos y los frutos son los hijos y los nietos. Si nuestros abuelos han elaborado bien sus duelos, nos enseñan, nos hablan de la elaboración de sus sufrimientos; nosotros ya tenemos un buen botiquín para afrontar nuestros duelos.
En el Evangelio de San Lucas, se nos da un referente de cómo elaborar los duelos: el viejo Simeón. «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.» El Pueblo de Dios es invitado en cada época histórica a contemplar esta luz. Luz que quiere iluminar nuestros procesos de duelo y a elaborar con alegría y el paz nuestra propia muerte. Así, lleno de júbilo, lo expresaba el anciano Simeón.
Jesús no sólo aprendió de sus padres María y José, sino también debió también aprender muchas cosas de sus abuelos: San Joaquín y Santa Ana. El mismo hijo de Dios aprendiendo de los viejos y las viejas. Los viejos nos dan una excelente representación del ciclo de la vida, que venimos de Dios y vamos a Dios. Ellos son un televisor del ciclo de la vida. Hay que saber aceptar todas las etapas de la vida. El humanismo y la santidad de vida tiene que estar en todas estas etapas de nuestra existencia.
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