22/02/2022 – El padre Héctor Espósito nos acompañó una vez más en “Sal y Luz” con el ciclo sobre los Mandamientos: un tesoro de Dios. Hoy abordó el séptimo y el octavo mandamiento.
El 7 mandamiento se refiere al uso ordenado de los bienes terrenos. Iluminamos con el texto de la Palabra de Dios en San Lucas, capítulo 19:
“Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era el jefe de los publicanos. Él quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. Entonces se adelantó y subió a un sicómoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí. Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: “Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa”. Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: “Se ha ido a alojar en casa de un pecador”. Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: “Señor, yo doy la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le doy cuatro veces más”. Y Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido”.
“Con esta Palabra de Dios iluminamos el séptimo mandamiento que ordena hacer el bien, sobre todo, en el buen uso de los bienes terrestres y prohíbe todo lo que atente a la justicia en relación con esos bienes, así como Zaqueo que cumplió al restituir y reparar, que es una de las grandes actitudes del séptimo mandamiento, como plenitud de guardarlo”, señaló el padre Héctor.
“No se trata sólo de de no robar, sino además de hacer buen uso de las cosas que tenemos. Jesús quiere que compartamos nuestros bienes con los que tienen necesidad”.
El séptimo mandamiento prohíbe el robo. El robo es la usurpación del bien ajeno contra la voluntad razonable de su dueño.
“Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad?” (Lc, 18-37)
“El octavo mandamiento prescribe los deberes relativos a la verdad, al honor, a la fama del prójimo y prohíbe la mentira. Y todo lo que atente a la fama y al honor del prójimo”.
“Santo Tomás enseña que la verdad es algo divino, pues Dios, que es en sí mismo la verdad, hace que este atributo sea participado en el orden creatural. Por eso Jesús dijo ‘Yo soy la verdad’.”
Podés escuchar el programa completo junto al padre Héctor en el audio que acompaña esta nota