06/01/2023 – El evangelio de hoy nos habla de un largo caminar. Los Reyes Magos son buscadores. Vienen de lejos porque su corazón está inquieto; son capaces de no quedarse en lo inmediato, tienen su mirada elevada al cielo; tienen trascendencia, explicó el Padre Alejandro Puiggari en la Catequesis.
Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo.» Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías. «En Belén de Judea, le respondieron, porque así está escrito por el Profeta: “Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel”.» Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: «Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje.» Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra. Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino.
San Mateo 2, 1-12
Las escenas evangélicas suelen tener siempre interlocutores, personas que se encuentran o se desencuentran. En este caso son los Reyes Magos, son hombres que se ponen en camino. Esta es una de las primeras características que podemos resaltar, pero en este evangelio el más nombrado por su nombre es Herodes.
Herodes es la antítesis de las actitudes de los magos. Ellos son buscadores y Herodes está apoltronado en su poder. Los magos miran al cielo, mientras que Herodes solo se mira a sí mismo. Los Reyes tienen su dignidad pero saben caminar con otros, Herodes vive obsesionado con que nadie le quite el poder y desconfía de todos, hasta de su familia. Los reyes son honestos, sinceros, por eso van y preguntan ¿donde debe nacer el mesías? En cambio Herodes es mentiroso.
Esto nos puede hacer pensar cómo vivimos nuestro cristianismo. ¿Lo hacemos como los reyes magos o estamos paralizados en la rutina, el confort o nos quedamos en lo superficial?
En su homilía de hoy el Papa Francisco dice: “¿para qué vinieron los Reyes? Vinieron para adorar”. Hemos perdido el sentido de adoración, dice el Papa. Hemos perdido la inquietud por las preguntas, y no tenemos el coraje de ponernos con los riesgos del camino. La adoración era el homenaje reservado a los grandes dignatarios, pero ellos vieron a un niño pobre en el pesebre; allí, los Reyes Magos fueron capaces de ver más allá de la apariencia y arrodillándose expresaron una adoración que era sobre todo interior, mientras que abrir los cofres que llevan con regalos fue el signo del ofrecimiento de sus corazones.
Cuando nos arrodillamos ante el Señor dejamos que caigan los falsos ídolos, y dejamos a Dios ser Dios.
Ofrecele al Señor tus manos. Tus manos vacías: que Él va a llenar de amor; que te va a ayudar para para alabarlo; que Él va a abrir para ayudar a otros. Él necesita tus manos para seguir abrazando y bendiciendo a todos.
El Padre Alejandro compartió personalmente la consigna del día: ¿qué le ofrecemos al Niño Dios? Y comentó: “le quiero ofrecer al Señor el deseo de caminar siempre sinodalmente, el deseo de no cortarme solo, el deseo, como sacerdote, de caminar con otros”.
Luego el Padre Alejandro compartió el espacio con Padre Sebastián García sj, juntos rescataron las claves del evangelio del día:
1) Hacernos preguntas y ponernos en camino.
2) Ser capaces de adorar.
3) No tener miedo a los riesgos.
Finalmente, el Padre Sebastián nos invitó a descubrir la adoración, “cuando nos arrodillamos frente a Dios sentimos que nuestra vida vale, contrariamente a lo que el mundo nos puede hacer pensar”.