17/09/2018 – Junto a María Cecilia Jaurrieta, miembro de la Orden Franciscana Seglar, inauguramos el ciclo de Espiritualidad franciscana, una invitación a conocer en profundidad el carisma y valores de la Orden Franciscana y su mensaje para el mundo de hoy. El tema que presentó es la aceptación del otro desde San Francisco de Asís.
En torno a este tema, María Cecilia contó que “San Francisco tuvo una vez un problema, no él mismo, sino como superior que era de la comunidad, que él sin querer había fundado, un ministro de esa época, o sea alguien que animaba una comunidad, le mandó una carta y le pidió un consejo, la carta no se conservó pero sí se conserva la respuesta, porque parece ser que ese hermano quería huir del problema, con una santa tentación que era irse a refugiar a una ermita y rezar. Él tenía un problema con algún hermano de la comunidad, y le pregunta a Francisco si se podía ir a una ermita”. Entonces San Francisco en una carta que se conserva le responde lo siguiente:
Ama a los que se portan así contigo y no pretendas de ellos nada más que lo que el Señor te conceda obtener de ellos y ámalos tal como son y no pretendas que sean mejores cristianos y esto es para ti de más valor que vivir en una ermita.
Continuó su reflexión indicando que “Es más difícil y más áspero soportar las fragilidades y heridas del otro que rezar, no es tan fácil convivir, lo cual, el límite es cuando esa persona hace transgresiones serias o tiene conductas que no son sociales”.
Se refirió también a la forma de manejar las dificultades para lograr una buena convivencia, diciendo que “San Francisco nos da una pista: cuando uno descubre que es pobre, porque todo nos ha sido dado, y cuando nosotros ponemos todos esos talentos a disposición del hermano, después inmediatamente, como en el fondo lo que uno desea es agradar a Dios, entonces uno se maneja con una indiferencia total, sin pensar que las cosas salgan bien o salgan mal. No tomarse las cosas a título personal, uno debe entregarse con total generosidad”, expresó María Cecilia Jaurrieta.
“El Señor nos cambia el corazón para ver las cosas lindas del otro, como dice el Principito “Lo esencial es invisible a los ojos”, cuando uno apuesta a lo bueno que hay en el hermano, esto siempre sale a la luz”, concluyó María Cecilia.
Link de la carta a un ministro: http://www.franciscanos.org/esfa/ctam.html
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