¿Qué te impulsa en el camino de tu vida?

jueves, 13 de mayo de 2010
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La experiencia del camino tiene hondura y tiene alcance, como ver al camino como un símbolo universal que une un lugar y otro y nos invita de alguna manera a entrar en juego. Nos invita a seguir hacia delante y a esperar aquello que aún no tenemos. El camino como oportunidad que nos ayuda a relacionarnos y que marca una dirección, el camino que nos orienta. Todo camino y la experiencia de la vida cotidiana hemos descubierto que viene de un sitio y me conduce a otro, a veces es para nosotros un camino de separación y de alejamiento y en otros casos constituye como un lugar de encuentro con los que llevan la misma dirección con quien transitoriamente pasan por este lugar y sobre todo un encuentro con quienes nos esperan en la meta. Es posible que sea un encuentro que no se hace actual todavía, está en potencia allí adelante y es la voluntad de encuentro la que de alguna manera inspira e impulsa todos los momentos del camino de cualquier persona.


En el camino nos vemos inmersos en una trama cultural histórica religiosa con una gran e imponente grandeza, un tejido riquísimo de historias, leyendas, cantares, poemas, cosas que nos ocurren en la vida y a la vera del camino percibimos multitud de realidades que nos invitan al encuentro. El paisaje que me abre la imaginación, la gente de los diversos lugares, los compañeros de marcha, espacios lugares tiempos que giran alrededor nuestro y que son parte del camino


Cómo olvidar estos momentos que seguro lo has experimentado de reposo con aquellos que también son peregrinos, los momentos inolvidables de la charla con amigo en el café de un compartir con un compañero de trabajo en un espacio de descanso. Los momentos inolvidables van constituyendo una fuente inagotable de energía porque constituyen una forma de encuentro aunque para nosotros parezca muy natural muy común, un encuentro aunque sea fugaz. Hay veces que uno se emociona cuando se crea un ambiente cálido con personas desconocidas, cuando comenzaste un curso, aprendiendo a bailar, gente desconocida que por la misma tarea y el mismo camino se va creando un ambiente cálido, agradable y vamos descubriéndonos mutuamente, ¿Por qué? Porque estamos inspirados en un mismo ideal caminando hacia una misma meta y aquí el encuentro juega un valor muy importante.


Que bueno es descubrir el camino como un lugar de encuentro y el caminante en este lugar de encuentro también experimenta un éxodo una ruptura una muerte a las seguridades que teníamos antes y esta experiencia no es fácil de sobrellevar pero es real y está presente y hace falta confianza y decisión en este éxodo, un acto de fe en aquello que no existe aún y que se va a revelar en el momento en que nos pongamos en marcha, hay que arriesgarse caminando hacia el futuro de la vida en plenitud que sabemos que Dios nos manifiesta y que nos está prometiendo.


Este camino que también llamamos éxodo implica no menos esfuerzo y enfrentamiento porque hay resistencia, la resistencia del viento, la resistencia del cansancio, la resistencia de quienes se oponen al camino del bien, de lo bueno, de lo noble y entre ello también de nosotros mismos con nuestros malos hábitos con nuestros defectos, nuestras virtudes, nuestros modos de hacer las cosas, que se transforman en boicot, nos autoboicoteamos, nos contradecimos de acuerdo a lo que deseo y lo que voy haciendo. Este éxodo también implica que también se nos abre, lo desconocido, lo incierto teniendo la claridad de que el riesgo vale la pena ser corrido porque hay una promesa que se nos ha hecho, una promesa de nueva creación. En todo este contexto del caminante, hay algo que nos mueve adentro, que nos va impulsando, queremos descubrir en nuestra vida que es una marcha, una peregrinación, en la búsqueda del amor, de la felicidad, hay un deseo anclado en lo más profundo de nosotros y porque es lo que Dios desea para cada uno de nosotros.


Te invitamos a que compartas ¿a vos qué te impulsa en el camino de la vida? ¿qué motiva hoy a caminar, cuál es el sueño?

En una de esas descubrimos algo nuevo, en una de esas el Señor te está hablando a vos hoy en ese lugar y por eso es importante que lo podamos descubrir.


Para lograr avanzar en la vida podemos decir: ir construyendo la madurez personal, ir creciendo es necesario vivir con profundidad la vida del espíritu, tratar de ahondar todo lo posible en las experiencias valiosas que vamos realizando para poder articularlas, para poder darles todo su sentido, es como ir desencriptando alguna escritura especial que está dada en los signos que nos van ocurriendo y el valor del caminar entonces se va a ir dando se va ir descubriendo cuando podamos advertir que una buena parte de estas realidades, que las vemos como meros objetos, meras cosas o ámbitos que no tienen importancia, son verdaderamente ámbitos de vida y fuente de posibilidades que nos invitan a relacionarnos con ellas y a descubrir un mensaje.

Un árbol está lleno de vida y de alguna manera es un número de relaciones con los que viven alrededor, con el ambiente, con los usos alimenticios, las casas, las tierras de labranza, las iglesias, los puentes y todos los monumentos nos hablan de alguna forma de cultura que han pasado y de culturas presentes que nos van revelando si nosotros le prestamos atención, un espíritu desbordante de riqueza.


Por eso vos peregrino que ahora estás trabajando, que estás manejando pero estás en camino de alguna forma, sos peregrino.

La peregrinación es descubrir día a día que Dios nos ama infinitamente, que se va manifestando en estas cosas y que a veces es necesario estar a las puertas de la muerte para darse cuenta de esto, como le pasó a Sabín que cuenta en qué circunstancias fue impulsada a elegir la vida.

En este testimonio estamos invitados a reencontrarnos este es el primer punto que queremos ir descubriendo junto a vos. Para poder descubrir verdaderamente, para poder percibir quién me está impulsando en la vida. Vemos cómo en el caso de Sabine, Dios deja verdaderamente la libertad de caminar hacia la vida o hacia la muerte, da esta opción. En Deuteronomio 30: “Pongo ante ti vida y la felicidad, muerte y desgracia, pongo hoy contra vosotros al cielo y la tierra, lo pongo delante vida o muerte y bendiciones. Escoge la vida para que la vivas tú y tu descendencia.”

Reencontrar el sentido permitiendo ahondar en este tiempo que estoy caminando con todas las cosas que cargo de mi pasado, llevo aquí en mi presente y sé que me esperan en un futuro y a veces las estoy previendo y quizás exageradamente. Pero es la posibilidad de hacer la opción. Y aquí hay un descubrimiento es lo que me va moviendo. En estas situaciones, en esta búsqueda del sentido muchos de nosotros no podemos comenzar el camino, nos hemos fabricado una imagen falsa, a veces aparece un Dios lejano inalcanzable. Incluso llegamos a decir que no somos dignos de su amor, de su Misericordia y por lo tanto no nos acercamos


Seguimos en camino y la pregunta de esta noche para ir pensando qué es lo que te impulsa hoy, quizás hayas pensado en el sentido entre tanta vorágine que estás viviendo ¿qué sentís que percibís que te impulsa en el camino, la inercia, un sueño por cumplir, una pequeña llamita que quedaba, el querer encontrar algo de paz? ¿qué te mueve en el camino de tu vida, en tu peregrinación?


En este camino que vamos haciendo en nuestra vida encontrarnos con Dios es nuestro ideal y caminar hacia el encuentro del Señor es nuestra plenitud, es ascender a lo mejor. Por eso nos ponemos en movimiento y en ese caminar ilusionado descubrimos fuerzas desconocidas anhelos inéditos capacidades insospechadas de afecto comunicación, un horizonte de valores inéditos habilidades que no sabíamos que tenemos. De alguna manera esta peregrinación si bien es hacia alguien, en el encuentro también estamos invitados a que percibamos que la peregrinación sea también dentro de nosotros mismos. Es un proceso de búsqueda interior hacia ese lugar justamente que Dios eligió para poder establecer su presencia, su morada para hacernos gustar de su presencia. Esa presencia que nunca termina porque la meta la podemos alcanzar si Dios lo permite pero nunca la vamos a poder agotar. Es lo que de alguna manera San Agustín menciona en esto de estar llamados a dejar todo para ir hacia nosotros mismos a ese lugar elegido por Dios para estar. Cuando él en las confesiones nos dice lo siguiente:

Tarde te amé belleza tan antigua y tan nueva , tarde te amé pero he aquí que tu estabas dentro de mi cuando yo estaba fuera y afuera te buscaba en mi fealdad me precipitabas sobre la gracia de tus criaturas tu estabas conmigo y yo no estaba contigo esas cosas que no existirían si no existieran en ti…, me retenían lejos de ti me llamaste, me gritaste, venciste mi sordera, brillaste, resplandeciste y disipaste mi ceguera, tu perfume me invadió y respiré y ahora suspiro por ti, gusté tu sabor y tengo hambre y sed de ti me tocaste y me inflamé en tu amor por obtener la paz que hay en ti.


Y camino para encontrarme allí en mi corazón en mi vida, en mi historia, por eso la consigna nos ponía en punto de reflexión, flexión hacia adentro, meternos hacia adentro con el Señor para poder mirar algunas cosas porque a veces estamos más especializados en mirar hacia fuera, qué hace el otro, cómo me tengo que mover, en cambio de analizar de percibir de una manera prudente y sensata dónde estoy parado, qué me está moviendo qué me está impulsando, cuáles son los motivos, las razones concientes, prácticas, los propósitos que yo confieso y que elijo voluntariamente aquellas fuerzas o pulsiones internas que me dan vuelta y que a veces siento que se me imponen. Estos deseos reprimidos, impulsos incontenibles que dan vuelta y que se mezclan como en un coctel respecto al impulso que me mueve en la vida.

Hay verlo con claridad, poder descubrirlo y recobrando el sentido o descubriendo el nuevo sentido de mi historia, de mi vida, para dejarnos mover por lo que realmente tiene que movernos hacia delante, por lo que realmente nos va a llevar a una vida nueva, porque de eso se trata el éxodo, la peregrinación. Yo no me muevo para quedarme en el mismo lugar, no me muevo porque simplemente quiero moverme, porque hay algo que me llama y algo que de alguna manera me seduce, alguien que me está invitando por más que a veces no lo pueda descubrir, no lo pueda percibir.


Cada paso que vamos dando implica poner nuestra vida y el dejar que nuestra vida se vaya transformando, sino perdí el tiempo. Si yo no dejo que la vida se vaya transformando en una nueva vida, en una vida que la pueda llenar de agua viva. Que te parece si quitamos los tapones para que fluya el agua viva, que te parece si podemos permitir al Espíritu que se viene acercando de a poquito para que pueda manifestarse en la vida de cada uno. Por eso en estos programas previos a la fiesta de Pentecostés, la venida del Espíritu Santo, estamos en camino esperando a Pentecostés y lo queremos hacer con el padre Rigoni , diocesano para los medios de la Diócesis de Concordia y Asesor Diocesano de la Renovación Carismática entre otras cosas, estamos en contacto con él, con quién vamos a compartir esto de cómo ir quitando los tapones para que fluya el agua viva.


CR: Buenas noches padre Cacho


P.C.: Buenas noches a toda la audiencia


CR: Nosotros nos sentamos aquí en el camino y te escuchamos para que podamos descubrir cómo el Señor va llevando su mensaje a través de tus palabras.


P.C.: En este camino a Pentecostés hace falta tomar conciencia de dos cosas fundamentales. En primer lugar que Pentecostés es algo que pasó pero que también sigue ocurriendo. El primer Pentecostés para la Iglesia es el que está relatado en el libro del Hecho de los Apóstoles, en el Capítulo 12, de hecho se lee con motivo de la fiesta. Es el Pentecostés como más fuerte, como más resonante que comúnmente conocemos pero en el mismo libro de los Hechos de los Apóstoles encontramos el relato de otros Pentecostés ya sean comunitarios donde el Espíritu Santo se derrama sobre una persona en particular, a otras comunidades, a alguna familia. O sea que Pentecostés no pasó una vez, sino varias veces, pero la venida del Espíritu Santo sobre las personas es algo que ocurre permanentemente y esto pasa cuando el Espíritu quiere y dónde quiere. Pasa también cuando la Iglesia lo pide, en el sacramento de la Confirmación a través del Obispo, en el bautismo y cuando Dios quiere renovar las comunidades y a la misma iglesia, eso pasó con el concilio Vaticano segundo fue un gran Pentecostés sobre los padres conciliares y sobre todo el pueblo de Dios . Es algo que pasó y sigue pasando . Hay un Pentecostés personal que se dio en el momento mismo del bautismo. ¿en nombre de que fuimos bautizados ? En el nombre del Padre del Hijo y de Espíritu santo y luego en el sacramento de la confirmación recibimos el espíritu santo y con él recibimos dones, carismas, regalos del Espíritu Santo. Esos regalos se nos dieron germinalmente, es decir como si fueran semillas Algunos dones en semillas se nos dieron para ser mejores personas , mejores cristianos, para el crecimiento en nuestra vida de fe en las virtudes Pero también recibimos regalos o carismas como semillas para ayudar a los demás en función de aportar al crecimiento de los demás de los que están a nuestros lado , en nuestras familias en la profesión para ser mejores en la sociedad misma , para mejorar la sociedad misma, para el crecimiento personal y el crecimiento de los demás. Si todos los bautizados recibimos de regalo para el crecimiento personal y comunitario ¿Por qué a muchos no se les nota? Muchos cristianos se compartan como un habitante más. No se distinguen en nada o muy poco. A medida que fuimos creciendo muchos creyentes en lugar de ir desarrollando lo dones del Espíritu Santo lo fuimos ocultando, lo tapamos o lo afeamos incluso dejamos de ejercitar los dones y los regalos. Dejamos de ejercitarlo en bien nuestro o en bien de los demás. No los pusimos al servicio de los demás a causa de nuestro pecado o bien nuestras historias personales. Lo fuimos opacando y oscureciendo la obra del Espíritu Santo. Muchos cristianos andan como árboles de navidad lleno de regalos pero regalos sin abrir. Andan por la vida sin siquiera haber desatado el moño del inmenso regalo de dones y carismas que tiene dentro de su corazón y que les fue dado por el Espíritu Santo el mismo día del bautismo ¿Cuánto tiempo hace que tenemos esos dones dentro nuestro? El Espíritu Santo está en nosotros como una enorme corriente de agua viva que corre en nuestro interior pero, como las corrientes subterráneas no pueden aflorar porque hace falta quitar tanta tierra, arcilla, piedra en nuestra historia y hasta a veces rocas en nuestro corazón que impide que se manifieste el Espíritu de Dios. En nuestras vidas es producto de nuestros errores y pecados, como una capa impermeable que no permite que el Espíritu de Dios se manifieste. La propuesta es que esta semana hagamos este ejercicio, un ejercicio espiritual desde nuestra oración pensamiento reflexión, un ejercicio mental para ir quitando todas aquellas cosas, aquellos tapones de nuestra historia personal que impiden que en nuestra vida se manifieste.


El Espíritu Santo vino y no se fue, se quedó, está dentro nuestro ¿pero que te pasa que no se te nota? Corre en nuestro corazón pero no nos transforma, no porque Dios no quiera sino porque nosotros con nuestras historias personales no se lo permitimos.

En este camino a Pentecostés tomemos conciencia durante este tiempo de preparación, tal vez sean defectos, vicios, enojos, rencores, errores, pecados que están obstruyendo la obra de Dios en nuestra vida.

No se trata de forzarnos para que Espíritu Santo venga, no, el ya está desde el día del bautismo, dejemos que el obre y que nos cambie, nos transforme, nos haga nuevas criaturas con un corazón nuevo con una nueva manera de mirar la vida, una nueva manera de sentir en nuestro corazón hasta de amar, una nueva manera de relacionarnos y de vivir según Dios quiere para nosotros. A quitar los tapones para dejar que el Espíritu se pueda manifestar en tu vida. El reconocer nuestros pecados, el pedir perdón y perdonar a los demás poder recurrir al sacramento de la reconciliación, son formas concretas de hacer este ejercicio de quitar tapones y dejar que el Espíritu Santo nos bañe y nos inunde con su presencia y revitalice nuestra vida


CR: pensaba qué difícil es quitar los tapones de la historia, pero vos mencionaste por lo menos reconocerlo.


PC: Ese es el primer paso, no hay pero enfermo que el que no quiere reconocerlo, el cincuenta por ciento de la sanación es la aceptación de lo que a uno le pasa, después puede haber trabajo para cambiar eso, ahí viene el trabajo de Dios en realidad. Cuando nosotros aceptamos, Dios ya está dispuesto a empezar a obrar. No es cuestión de hacer fuerza sino que es un ejercicio. Quitemos del camino de nuestra vida todo aquello que pueda impedir esta maravillosa experiencia de vivir una vida nueva que nos trae el Espíritu Santo. Este trabajo hay que hacerlo con serenidad y paz. No nos echemos culpa Hay que disponerse, reconocer lo que somos y dejar que Dios haga todo lo demás


Diferentes etapas del camino

La subida

Recuerdo las peregrinaciones juveniles al Pan de Azúcar que para mí fueron muy fuertes, había momentos donde se pasaba rápido porque ibas acompañado, pero eran agotadores cuando ibas solo hasta sin aire para hablar, simplemente ibas escuchando obligadamente aquellos que iban cantando. Me tocó cantar con mi guitarra y se me hacía muy cuesta arriba. Esta subida tiene un simbolismo este ascenso es un signo de sacrificio, de entrega, de esfuerzo, de dar paso tras paso, a veces más lento y otras más rápido. Es la experiencia de ir ascendiendo de ir desde lo que tiene menos importancia a lo que nos espera y no sabemos que es , pero que es bueno , que de alguna forma nos va a plenificar. ¿Te ha pasado alguna vez cuando has subido a alguna montaña? Llegar a la cima y sentir una purificación en el mismo aire. También tu esfuerzo te ha purificado, esta sensación y esta vivencia de la purificación se da en el simbolismo de la subida en el camino.


Llegamos y queremos ver esa luz en lo alto. Recuerdo cuando me tocó ir a Mascardi, cerca de Bariloche, no daba más me sentía morir pero a pesar del cansancio, de faltarme el aire, el llegar a la cima fue sentir esa libertad por encima de lo que me trababa , esta libertad por encima de lo que me apegaba allí abajo. Me di cuenta que en esta subida y en este sacrificio había encontrado un sentido mucho más fuerte y profundo que la subida en el sacrificio y en la entrega

Usando este simbolismo el tiempo de ruta y de camino es un tiempo que nos regala el Señor para que podamos purificar, limpiar y soltarnos de lo que nos apega, de aquello que creemos ha tomado todo nuestro ser. Pensaba que el duelo también es purificación es reubicar las cosas que no están que han pasado o aquellas que no han llegado, pero que gracias a los pasos de duelo se han ubicado en su lugar.


Peregrinamos hacia algún lugar hacia el ideal, hacia una meta un lugar que de alguna forma nos estaba llamando, peregrinar haciendo el verdadero éxodo. Hoy construyo mi futuro y descubro esa meta hacia la cual voy, los pasos que doy ya me anticipan ese fin y lo están haciendo presente. Si hoy decido quien quiero ser mañana y siempre, ese mañana va a llegar porque todo mañana tiene en el hoy el comienzo. Si hoy vivimos amando a quienes nos rodean o a Dios mucho más que a nosotros mismos y hoy elegimos caminar por caminos de justicia y de paz, si apostamos a la verdad , si hoy apunto a todo eso voy a encontrarme con el hombre del mañana.


Pasa en nuestra vida con nuestro camino y también pensaba en nuestra patria. Si hoy apostamos a la justicia y a la paz vamos a poder construir esta patria que necesitamos y que queremos. Esta patria a la que el Señor nos está invitando a que la construyamos juntos.

Pensaste alguna vez que lindo sería celebrar un domingo de Pascua sin un viernes santo previo.

La vida sin la muerte sería lindísimo pero es imposible, no puede haber resurgir de la vida sin habernos antes sumergido en la muerte, no podemos disfrutar de llegar a la meta, a la cima y disfrutar del aire puro , valorarlo tanto sino hubiéramos pasado por ese espacio de sacrificio y de entrega. El aquí y el ahora va a condicionar el después. Que nos quede claro, caminamos hacia una meta y hacia un ideal. La decisión de hoy es la conclusión de mañana, meta cima ideal.


Para un judío la meta de la peregrinación era la ciudad santa, Jerusalén. Llegar a la ciudad, el judío subía tres veces al año para las grandes fiestas cantando los cantos de las subidas, es decir, los salmos del 120 al 134 al mismo tiempo para ver a Dios y ser visto por Él. Allí estaba la atracción de esta cima, de este ideal, iban realizando este peregrinar por el anhelo y el gozo que le iba a provocar el encuentro con el Señor, mas allá de que fuera cuesta arriba el camino lo realizaban cantando.

Que bueno es previsualizar o desde ya la meta, el ideal hacia el cual vamos caminando. De alguna forma nos va atrayendo y motivando. ¿Pensaste alguna vez encontrarte con el Señor?, el dejar que Él te abrace, el decir Señor yo quiero caminar para llegar al fin de mis días y poder sentirme abrazado por tus brazos, en el lugar más profundo, interno , esencial que tiene mi vida, en ese lugar donde deseo encontrarme.


Un mensaje de texto dice: lo que me impulsa a seguir caminando es mi deseo de encontrarme con el Padre. Deseo llegar a casa, pero no es fácil, deseo llegar a los brazos de mi Padre y allí el lugar definitivo de mi descanso. Estamos siendo llamados, deseados e invitados a la meta a la cual vamos caminando. Marchamos con ánimo, alegría y entusiasmo porque cada paso que doy me va a acercar más a la meta de mi existencia, no voy a ir solo porque al cielo llegamos en colectivo no en taxi, llegamos todos juntos esta experiencia de ir en el camino. Por eso es fuerte para nosotros que a través del mensaje de Radio María podamos sentirnos que estamos juntos en camino.

Juan Sebastián Bach intensifica la expresión al final de sus obras, de alguna manera nosotros al ir abordando el último tramo del camino sentir que el gozo se acrecienta en nuestro interior a pesar del cansancio. Esto es para vos que estás ya en la tercera edad y que presentís que todo se desmorona, ya pasaste por la infancia , la adolescencia , la juventud , la edad madura y creo que la primera vejez y la senectud son como etapas decadentes. Porque no descubrir que en este último tramo del camino podemos intensificar la expresión. La experiencia del camino nos revela que el final de la vida terrena no significa desmoronamiento aunque esta decadencia corporal se hace explícita parezca indicarlo. Al contrario, supone una gran invitación al logro de una suprema madurez espiritual. Entregamos toda la persona a quien nos llamó a la existencia para que podamos convertir nuestro acto de vivir en una alabanza intensa y plena.

Somos pasajeros que no nos podemos quedar en chucherías ni en cosas pequeñas y que el costo de la subida sabemos vale la pena en la situación que estés ya que tenemos alguien que nos acompaña en nuestro camino y que nos va mostrando y diciendo que hay un futuro y una esperanza que nos está prometida y que es cumplida y que ya la han cumplido. Esto es lo que te queremos transmitir en camino. En camino es estar en movimiento permanente, no un movimiento que va para cualquier lado sino un movimiento que nos va llevando hacia un lugar mejor hacia una nueva creación , un nuevo estado , un nuevo lugar que va a poder bañar toda nuestra vida y nuestro ser ,toda nuestra historia de la novedad del amor y de la novedad para nuestra vida cuando creemos que ya todo se ha dado.

El camino nos lleva de un sitio a otro, es bueno que nos lleve siempre a una nueva vida y es nueva la vida en el sentido evangélico si toma una orientación justa. La vida tiene sentido si está bien orientada, aquí podemos recurrir a un amigo o confidente que quizás puede ver mas que yo, que mu pueda indicar cual es la dirección. El ideal de nuestra existencia es Jesús , por eso orientar la mirada es la antesala del viaje . Hay que dirigir la mirada en la dirección antes de que podamos arrancar en el camino . El peregrino forma parte del mundo pero el mundo se queda y el peregrino se va . Nos vamos orientándonos hacia un lugar . Podemos perder el rumbo pero podemos hacer el ejercicio de volver la mirada al Señor , deteniéndola en un crucifijo , en una parroquia o en un paisaje que me lleve a encontrarme con la paz , deteniendo la mirada de un niño . También puede ser una imagen en nuestra casa o en nuestro trabajo para poder reencontrarnos con EL .

Como le pasó a este ejecutivo que superando el temor de la reacción que pudieran tener sus colegas había puesto la imagen sagrada en su escritorio para poder elevar sus ojos cada vez cuando lo hacía hacia Dios, desde el primer día cuando sus colaboradores fueron descubriendo que estaba la imagen allí dieron por supuesto que era creyente y por lo menos tres veces al día alguien se confió a esta persona y tuvo así la ocasión de dar testimonio de su fe y de rezar por la persona cosa que hasta antes era inimaginable , solo por haber orientado la mirada hacia el lugar correspondiente.

Orientamos la mirada y nos levantamos, nos puede pasar que hemos caído por nuestros propios límites, hemos sentido que ya no teníamos más fuerza por eso la invitación de levántate y ve hacia ti mismo le dice el Señor a Abraham en Génesis 12. Levántate sal de allí, te hablaré le ordena el Señor al profeta Ezequiel. Levántate y toma contigo al niño le dice el Ángel a José. Levántate y ve a Damasco le dice el Señor a Pablo. La palabra nos lo anuncia, cada vez que algo importante va a suceder es necesario levantarse. Algunos días nos vamos a sentir llenos de entusiasmo y otros deprimidos y desalentados. Habrá momentos de alegría y otros de melancolía y tristeza, lo que realmente nos importa es que no nos desalentemos y si nos desalentamos que ese tiempo no dure tanto sino que podamos salir de este lugar de la aflicción y sobre todo no dejar de caminar, siempre adelante porque si sabemos superar estas primeras dificultades vamos a poder hallar a este Amigo de que el camino nos habla como un encuentro. El secreto es la constancia y la determinación de seguir siempre adelante como lo manifiesta Santa Teresa de Ávila cuando nos invita al camino de la oración: cueste lo que costare puesto que ya no somos niños tímidos sino personas adultas llamados a una especial intimidad con el Amigo. Se trata de un viaje que va a durar toda nuestra vida y `por tanto tan necesaria gran determinación para poder llegar al agua de la Vida . Una decisión firme e irrevocable de levantarnos y no quedarnos allí. Cuando Juan Pablo segundo estaba cansado en su ministerio, en su vida, en más de una ocasión lo animaron y aplaudieron dándole vítores. Nos podemos preguntar nosotros ante esta situación en la cual el quería hablar y no podía se le veía en el rostro un gesto doloroso y un enorme esfuerzo que el hacía ¿Qué fuerza lo impulsaba a Juan Pablo II? El amor a su iglesia la oración su unión plena y vital con Dios, la eucaristía como marcan tantos hermanos su fe su entrega y aceptación a la voluntad de Dios y por supuesto la mano amorosa de María nuestra Madre.