27/01/2023 – Compartimos una nueva edición del ciclo “Voz de San Antonio” junto a los hermanos misioneros franciscanos seglares de nuestro país.
En esta oportunidad, nos animaron a profundizar en el texto del Evangelio de San Mateo 5,1-12 y reflexionar a la luz de esta Palabra:
“En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el Cielo».
La reflexión partió desde la pregunta: ¿qué acciones muestran lo distinto que es el discípulo de Jesús? o ¿qué tiene en el corazón un discípulo de Jesús?
“La escena en el monte de las bienaventuranzas evoca aquella otra del Sinaí. Entonces Moisés recibe la Ley y la proclama a los israelitas. Las bienaventuranzas, en cambio, son una ley tatuada en el corazón del discípulo”.
Esos valores son los que debe vivir un seguidor de Jesús. Lo vemos a Jesús sentado como un Maestro que tiene autoridad y enseña. Jesús llama felices a los seguidores y nos detendremos a profundizar en cada una de estas bienaventuranzas:
Felices los pobres: Son aquellos cuya única riqueza es Dios y los hermanos. En el reino entran solo los que tiene necesidad absoluta de dios, esto es los anawim.
Felices los que lloran: Son quienes tienen algún dolor en sí mismos o por algún hermano. Jesús mismo será su consuelo.
Felices los mansos: son los que luchan por dominar sus impulsos y violencia. Por eso saben convivir.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia: los que tienen ansiedad por recomponer las relaciones sociales dañadas por el pecado
Felices los limpios de corazón: son los que, gracias a la redención, tienen pureza interior, no tienen ni codicia, ni envidia, ni rencor y sólo están preocupados por hacer el bien
“La misericordia está asociada, en Mateo, con el perdón y los misericordiosos son los que buscan recomponer las relaciones sociales dañadas los que trabajan por la paz buscan, en los ambientes conflictivos, no profundizar en lo que desune sino construir puentes de entendimiento y diálogo”.
“La persecución por causa de la justicia no es más que la consecuencia de la fidelidad del discípulo al maestro: si lo persiguieron a él ésa misma será la consecuencia de ser profetas coherentes con esa forma de vida.”
“En el sermón del monte Jesús explica las bienaventuranzas pero la Bienaventuranza es Él mismo”.
Además de compartir su sentir y mirada sobre lo que este texto del Evangelio les decía a su corazón, los hermanos nos trajeron algunas “curiosidades franciscanas” y noticias de las diversas regiones.
Te invitamos a escuchar el programa completo en el audio que acompaña esta nota