22/06/2021 – Natalia Padilla y Matías Larraule son esposos desde hace 12 años y viven en su ciudad natal: Paraná. Ella es de profesora en educación especial y trabaja en dos escuelas, y él es periodista deportivo del Diario Uno de Entre Ríos. Natalia comenzó relatando que “tengo 38 años mi historia familiar se comprende desde la misericordia de Dios. Comparto la vida con mi hermana melliza, Leticia, además de otra hermana mayor. Mi mamá era viuda y mi papá también. Mi papá ya tenía dos hijos y mi mamá no. Ellos eran vecinos de pequeños y enviudaron siendo muy jóvenes. Mi mamá es enfermera, y ella renunció a su profesión para cuidar a su familia. Con los años conocimos una situación irregular de mi papá y ante esta dolorosa situación, él se fue de casa. Al conocer esto me enteré que tenía una nueva hermana que cursaba una dura enfermedad en ese momento y yo fui su catequista de confirmación. Ella falleció en el año 2013, mientras que mi papá falleció hace un año atrás y debo decir que Radio María nos ayudó mucho en nuestro proceso de sanación”.
Por su parte, Matías aseveró: “Soy de Paraná, pero vivimos con mi familia en Mar del Plata, que es mi segunda ciudad. Somos dos hermanos varones y yo soy el mayor. En la adolescencia mi padre perdió su empleo y ese tiempo lo recuerdo como un momento de tinieblas. En tanto que mi mamá falleció el año pasado. El prejuicio social me lleva a autocatalogarme como un “ni ni” en el año 1999. En ese entonces tenía 19 años y proyecté cursar una carrera terciaria en Mar del Plata, donde contaba con el respaldo afectivo de familiares. El sueño se esfumó por cuestiones económicas, pero también por el temor de mi madre. Sobre la marcha decidí realizar un curso de operador de pc, habitual en aquellos tiempos, para mantenerme ocupado. Al mismo tiempo inicié la búsqueda de mi primer empleo formal. La falta de experiencia cerró toda posibilidad formal y concreta. En ese escenario oficié de cadete en un comercio donde trabajó una tía durante toda su vida”.
“Ese año alterné mi vivienda entre la casa de mis padres y la de mi primo, quien transitaba el último año del colegio secundario. Promediando el año me invitó a participar, a modo de servidor, en el congreso misionero latinoamericano que se desarrolló en Paraná en 1999. Mi capacidad para socializar me llevó a aceptar la propuesta, más allá de tener ciertos pasajes de fobia social. En ese acontecimiento conocí a Natalia. Una persona totalmente distinta a mi temperamento y con miradas casi antagónicas de la vida, pero con varios puntos en común. Eso fue un puente que nos llevó a iniciar, al mes y medio de habernos conocido, el camino que transitamos desde hace más de 21 años”, narró Larraule.
“Posteriormente cumplí la meta académica y en diciembre de 2002 me gradué como periodista deportivo. Insertarme en el mercado laboral no fue tarea sencilla. Gracias al respaldo familiar y a las oportunidades que recibí este ejercicio se transformó en mi oficio. En 2007 ingresé en la redacción de Diario Uno de Entre Ríos como cronista. Dos años después, a las pocas semanas de contraer matrimonio con Natalia, ingresé al staff estable de la redacción, donde continúo hasta el día de la fecha”, dijo Mati.
Natalia también relató cómo fue que se conocieron con su esposo: “Junto al grupo de jóvenes de Acción Católica de la parroquia Nuestra Señora de Fátima de Paraná nos inscribimos como servidores del COMLA VI que se realizó en 1999, en el área infraestructura pero cuestiones de organización modificaron mi destino. Junto a mi hermana melliza nos derivaron a servir en el área de recepción, donde me alejé de mis amigos. Un poco decepcionada y otro poco enojada acepté de igual manera cumplir con el voluntariado asignado. En esto fue importante el respaldo de mi hermana melliza, quien me trasladó la confianza de insertarme en otro espacio que no había imaginado. Allí fue donde conocí a Matías, con quien junto a otros jóvenes compartimos una semana intensa de servicio”.
“La disparidad de los modos fue evidente desde el vamos. Asimismo sentí que algo bueno había en ese vínculo que comenzó como una simple amistad. Al poco tiempo realizamos el primer gran paso al iniciar nuestro noviazgo. El camino de novios fueron casi 10 años de crecimiento personal, en los cuales por gracia de Dios, de la mano de Mati, fue posible superar muchas heridas, dudas e inseguridades que traía en mi historia vital como hija. Nos casamos en abril de 2009”, sostuvo Padilla.
“Estos 21 años juntos confirma la certeza de que este vínculo de esposos es posible por la Misericordia de un Dios que es bueno, que se encarga de romper nuestros planes y colocarnos frente a desafíos y situaciones de permanente crecimiento en la paciencia, en la espera y en la perseverancia de sabernos unidos y fuertes en medio la adversidad. Crecimos y vivimos en una sociedad en el que el “tener, acumular”, cumplir determinadas metas como esposos en un determinado tiempo, pareciera ser lo más importante, incluso lo único, hasta correr el riesgo de perder la paz y sacar de foco lo esencial de una familia, de un matrimonio”, expresó Nati. “Desde el noviazgo y también en el matrimonio se nos han postergado y dilatado muchísimos proyectos. No podemos negar el dolor humano que implica, pero por sobre ello está la humildad, la docilidad y la confianza de que todo ocurre para un bien mayor. Materialmente podemos decir que no tenemos casi nada. Pero nos tenemos el uno al otro como esposos, y eso es el tesoro más valioso. Pareciera que el Señor nos ha pedido vivir en austeridad, somos felices abrazando juntos el proyecto que Dios pensó para nosotros”, enfatizó.
Luego, ambos compartieron que “Radio María es el espacio común donde compartimos y vivimos la fe”. Y añadió Natalia: “En nuestra historia personal, cada uno fue transitando espacios de formación y crecimiento comunitario, en parroquias diferentes, hasta que nos conocimos y comenzamos a compartir el grupo de jóvenes de Acción Católica en Nuestra Señora del Carmen. Para mí, la Acción Católica es una vocación de servicio y misión. Desde los 12 años hasta los 31 años participé activamente en diversas áreas. En un momento sentí que la participación activa tenía más que ver con una vocación personal y no matrimonial, sumado con cuestiones personales de salud, fui dejando de ejercer ciertos roles asumidos como dirigente en el equipo diocesano de formación”.
“Desde 2011 que María nos visitó directamente mediante la frecuencia de la Radio en Paraná, todo tomó un sentido especial. Mediante la Radio, María nos cobija. Ser oyentes rompió las estructuras de los prejuicios de lo que significaba transmitir la Buena Noticia. Nos permite escuchar contenidos y música abordados desde una manera profesional y de calidad. Eso que es gracia, en algún punto actúa en nosotros. A veces con más o menos conciencia de ello; siempre es el Espíritu el que nos mantiene firmes en la esperanza y en el amor. Dones que recibimos gratuitamente, no para nosotros, para atesorarlo en nuestro pequeño mundo de esposos, sino para poner en común y al servicio en lo cotidiano desde el sabernos hermanados en el corazón de una Madre”, indicó Padilla.
Finalmente, Natalia y Matías compartieron esta oración:
Haz de nosotros un terreno fértil, Señor
para recibir en lo profundo la semilla de tu Evangelio.
Para esperar cada mañana el agua fecunda de tu palabra,
para confiar en tu cuidado y aceptar las podas de nuestras malezas.
Para brotar con nueva fuerza en actitudes de hombres nuevos,
para crecer con perseverancia en la misión que tú nos muestres.
Para dar frutos que alimenten la vida y el camino de otros, como nos diste ejemplo.
Queremos ser terreno fértil, acepta nuestra pobre tierra,
abónala con tu presencia cada jornada de nuestra vida.
Amén.
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