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Rasgos del Hombre Nuevo
viernes, 4 de abril de 2008
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Feliz Pascua de Resurrección, una alegría saber que estamos juntos unidos en el Señor, resucitado de la vida, en el Señor que nos ha ayudado ha dar el paso de la sombra a la luz. De la tiniebla a la luz. De la esclavitud a la libertad de hijos e hijas de Dios.
Estamos en Víspera de Jesús Misericordioso
¿Cómo están viviendo esta Pascua del Señor? ¿Cómo han sido instrumento en la casa, en el trabajo, en la calle?
Cada año el Señor nos vuelve a proponer morir a uno mismo, renovarse interiormente y ser verdaderos hombres y mujeres nuevos.Quizás la mayor vocación cristiana sea colaborar con Jesús en la construcción del reino, ese mundo nuevo donde la comunión entre los seres humanos supere sus divisiones, la angustia deje paso a la alegría, donde el odio, la violencia y el egoísmo sean vencidos por la irresistible revolución del amor, la paz y la justicia. Este es el mundo que esperamos, el que nos mostró Jesús y el que nos invita a dar las manos para realizarlo.
Un mundo nuevo solo puede ser construido por un hombre y una mujer nuevo superando sus propias contradicciones del pasado, del no amor, atreviéndose a convertir sus vidas al Evangelio de Jesús.
No habrá continente nuevo, sino hombres y mujeres nuevos. Para nuestra verdadera liberación, necesitamos una verdadera conversión.
La conversión no es algo emotivo, pasajero, sentimental, no es algo que se da de un día para otro. Es un proceso continuo que exige una constante evaluación de la propia vida, la luz de la palabra de Dios y del evangelio.
Convertirse es una meta a alcanzar con la Gracia de Dios en cada momento, es un camino que exige ascesis, esfuerzo, entrega, apertura a Dios que habla, humildad y rectitud de intuición para reconocer los errores, valentía y fortaleza para corregir el rumbo.
Convertirse al evangelio es cambiar la vida nuestra de pecado y de raíz, pasar a un nuevo modo de vivir, a la manera de Jesucristo, que es el hombre nuevo convertido al evangelio. Es una entrega total en Jesucristo que nos impulse con toda la energía humana e encarar nuestra historia personal, social con pensamientos, palabras y sentimientos de la vida histórica de Jesús. Necesariamente la conversión y el cambio de vida nos dirigen a Jesús como centro y eje de nuestra historia personal, familiar y comunitaria; a él debemos devolver la mirada para descubrir los lineamientos a seguir en la propia historia y este es el desafío de la Pascua, cambiar de vida para intentar vivir con Jesús.
Sin un compromiso auténtico de cambio el mensaje de Pascua se reduce a una noticia mas en nuestros días, su profundo y verdadero significado radica en el potencial de cambio, se adhiere con su vida a Jesús y a su mensaje.
Pascua es sinónimo de paso, para los antiguos judíos fue el paso a una nueva vida, para los cristianos de hoy es el paso de la muerte a la vida, la esperanza cierta. Para nosotros hoy es el llamado de Dios para cambiar de raíz, destruyendo el pecado para crecer al amor. La respuestas en Pascua es seguir a Jesús cada día, cada momento.
Parece que a medida que pasan los días se va apagando nuestra capacidad testimonial y movilizadora del Cristo resucitado, pero debemos continuar anunciándolo.
El tiempo Pascual de cada día nos invita a ver reflejado en el mar a un pequeño grupo de discípulos que trabajan sin descanso según la voluntad del maestro, inclusive a pesar de no obtener u
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