Recién casados: ¿Cómo acompañar los primeros años del matrimonio?

miércoles, 18 de abril de 2018

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26/12/2018 – “Los primeros años de matrimonio, desafíos y oportunidades”, ¿Cómo acompañar?, es el tema en torno al que meditó el Padre Javier Soteras, director de Radio María Argentina, teniendo como punto de partida la Exhortación Amoris Laetitia.

“Lo que se insiste desde esta exhortación, indica el Padre Javier, es en la tarea de acompañar a los esposos, ayudándolos a que este tiempo, como algunos le llaman el amor tierno, los dispongan para el amor fuerte“. “El amor tierno, ese amor que nace de la luna de miel, que viene del noviazgo, y que de alguna manera en el tiempo de los primeros años, acompaña esa corriente que necesita de esa ternura, para ir aprendiendo a construir desde las diferencias”, reflexiona.

¿Qué pasa cuando comienzan a tomar conciencia de sus diferencias?

“Ella es de una familia, él es de otra, él tuvo una experiencia afectiva, sexual de una manera, ella tuvo otra, ella una laboral, él otra laboral, ella un grupo de amigos, él otro grupo de amigos, toda la vida en su conjunto aparece en un mismo lugar, y tenemos que empezar a encontrar las maneras de ir haciendo juntos un proyecto y no negociar”, indica.

10 y 10

“Yo suelo recomendar lo que en Encuentro Matrimonial se plantea, diez minutos habla ella, y se la escucha, y diez minutos habla él, y se lo escucha”. “El 10 y 10 – dice el Padre Javier – sirve para recibir al otro no desde el juicio, desde el parecer de uno, sino desde lo que el corazón está queriendo compartir, no con la interferencia de mi prejuicio, o de mis pensamientos, o de lo que yo pensé que era, o de lo que yo quisiera que fuera”.

“En este tiempo lo que hay que hacer es darse mucho tiempo para escucharse; escuchar las cosas que se dicen y las que no se dicen, las que se expresan en gestos, miradas y silencios”. Pero, “Si no hay ruptura del sí mismo no hay posibilidad de encuentro y de la construcción de lo común”, expresa el Padre Javier.

Indicó también que “Ella es una oportunidad para él y él es una oportunidad para ella, en la búsqueda de la madurez“.

La madurez afectiva

Hay una virtud que nos hace crecer en la madurez afectiva, que es la virtud de la castidad, bastante mal tratada, muy ninguneada, y diría yo burlescamente arrinconada, pensando que hablar de castidad es hablar de gente reprimida, de gente oscura, que es una virtud para los monjes, o para los curas, las monjas o las solteras.

Cuando en verdad, la virtud de la castidad, según el Catecismo de la Iglesia Católica: “significa la integración lograda de la sexualidad en la persona”. “La virtud de la castidad, por tanto, entraña la integridad de la persona y la totalidad del don”.

“Cuando el Papa Francisco, habla en Amoris Laetitia de madurez afectiva, está hablando de castidad, en cuanto a capacidad integradora de la persona en su conjunto, como posibilidad de ser dueña de sí misma, para donarse y para recibir a otro”.