Recuperar el silencio para descansar – padre Héctor Espósito

jueves, 4 de enero de 2018
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Mate (13)

04/01/2018 – Así como en la naturaleza hay cambios en la temperatura y el tiempo pasa de ‘soleado’ a ‘brumoso’, nosotros también afrontamos ciclos en nuestra cotidianidad. En este verano, te invitamos a hacer un alto para descansar y escuchar nuestro interior, reflexionando sobre el silencio como sanación interior y como lugar de descanso.

Junto al Padre Héctor Espósito, capellán del Amparo de María y  sacerdote electo de la parroquia Nuestra Señora del Rosario de la localidad cordobesa de Villa del Rosario, iniciamos el ciclo “Una buena espiritualidad necesita del silencio” que se emitirá los martes desde las 12,30 horas en la sintonía de Radio María Argentina. 

El silencio es mucho más que callarnos

El Padre Héctor Espósito invitó a “poder tomar consciencia de lo que implica el silencio interior y exterior como descanso del cuerpo, del alma y del espíritu. Poder encontrar la profundidad del silencio”.

Para comenzar a desterrar preconceptos indicó que “muchas veces creemos que el silencio es solamente callarnos, pero no, es algo más. El hombre tiene ruido en el alma y una de las enfermedades de nuestro tiempo es el ruido constante, y parece como si le tuviéramos pánico al silencio. ¿Por qué no me puedo quedar en silencio?”.

Necesitamos, dijo el sacerdote vicentino que ahora pertenece al clero diocesano, “silencio para poder captar el lenguaje de Dios, un lenguaje que sólo se capta desde el silencio, por eso Dios se hace palabra. “Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”.

Recuperar el silencio integralmente

En el tiempo de vacaciones, así como necesitamos recuperar el cuerpo, necesitamos recuperar todo lo que somos integralmente:

+ Silencio del ambiente: implica un orden. El desorden y la suciedad nos hace perder el silencio. El P. Espósito recordó cuando visitamos una casa de religiosas, por ejemplo, está todo pulcro, acomodado y uno casi que camina de puntitas de pie.

+ Silencio del cuerpo: el cuerpo tiene mucho ruido y desórdenes. Cuando estamos tensos y andamos a las corridas. Vacaciones en las que volvemos más cansados, no sirven para recuperarnos.

+ Silencio de la afectividad: una de las grandes cosas que nos influyen son los afectos y emociones. Sufrimos, lloramos, reímos, y fluctuamos de emociones. Necesitamos el silencio del afecto.

+ Silencio del pensamiento: santa Teresa de Jesús hablaba del pensamiento como “la loca de la casa” porque se mueve constantemente.

“El camino para recuperarnos es el silencio” adelantó el P. Espósito.